Biden y Harris se lanzan a gobernar

La presidencia demócrata prepara una batería de órdenes ejecutivas para revertir decisiones de Trump. La formación de un grupo de expertos para luchar contra la covid-19 es su primera medida

Kamala Harris y Joe Biden, en su discurso como nuevo equipo presidencial electo, el sábado. En vídeo, sus declaraciones tras conocer su triunfo en las elecciones.Foto: EFE | Reuters

El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, y la vicepresidenta, Kamala Harris, han sentado las bases de su futura Administración con el objetivo de revertir las medidas más conflictivas adoptadas por Donald Trump durante cuatro años en la Casa Blanca, pero ante todo para sacar al país de la cr...

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El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, y la vicepresidenta, Kamala Harris, han sentado las bases de su futura Administración con el objetivo de revertir las medidas más conflictivas adoptadas por Donald Trump durante cuatro años en la Casa Blanca, pero ante todo para sacar al país de la crisis sanitaria y económica generada por la covid-19. Bajo el nombre Transition46 (el número que corresponde a la presidencia del demócrata), un equipo de asesores y funcionarios trabaja a marchas forzadas para abordar las cuatro prioridades del nuevo mandato: la crisis del coronavirus, la recesión, el cambio climático y el racismo sistémico. El plan más definido, el relativo al combate de la crisis del coronavirus, desbocada en el país, se concretará este mismo lunes.

Reanudar los lazos con la comunidad internacional, rotos por el aislacionismo de Trump, mediante la vuelta de EEUU al Acuerdo del Clima de París o la Organización Mundial de la Salud; revertir restricciones migratorias de la anterior Administración, también rebajas fiscales del republicano que no han favorecido a la clase media; restablecer cien medidas de salud pública y medio ambiente de la Administración de Obama que Trump derogó… La lista de tareas que pretende acometer el nuevo equipo demócrata es abundante, casi un giro copernicano, o como mínimo un buen golpe de timón respecto a la precedente, pero ninguna tan perentoria como la lucha contra la pandemia, que marcará el compás del relevo de poder antes incluso de que el 20 de enero se celebre la toma de posesión de Biden, y aun más, de que Trump haya encajado su derrota.

Enfrente Biden y Harris tendrán, como mayor obstáculo, el posible obstruccionismo del Congreso. El Senado, donde según el inconcluso mapa electoral ahora empatan republicanos y demócratas, ha quedado pendiente de una reelección parcial en Georgia el 5 de enero. Si la Cámara alta entra en punto muerto, o hay una ventaja aun por la mínima de los republicanos, estos podrían frenar el aliento transformador de la nueva presidencia, de ahí que Biden se plantee recurrir a las órdenes ejecutivas para salvar los escollos.

Este lunes se formará un grupo de trabajo especial sobre la covid-19, que estará compuesto por 12 expertos y codirigido por tres de ellos, según informó el sábado el medio digital Axios. Dos tienen experiencia en la Administración, Vivek Murthy, que fue portavoz de Sanidad entre 2014 y 2017, durante el Gobierno de Barack Obama, y David Aaron Kessler, jefe de la Agencia de Medicamentos y Alimentos (FDA, en sus siglas en inglés) entre 1990 y 1997, bajo los presidentes George Bush padre y Bill Clinton. La tercera copresidenta de la fuerza de choque será la doctora de la Universidad de Yale Marcella Nunez-Smith.

Estos mismos expertos sometieron la semana pasada a Biden y Harris el primer informe de situación, como destacó el demócrata en su discurso del viernes en Wilmington. El alarmante rumbo de la pandemia en el país, con la enfermedad desbocada en el Medio Oeste y un récord sostenido de nuevos casos, muertos y hospitalizaciones, centra todos los desvelos del tándem Biden-Harris, consciente de que gran parte de sus votantes les han apoyado por oposición a la catastrófica gestión de la crisis sanitaria de Trump. Los casos de coronavirus en el país se han multiplicado en los últimos días hasta el récord registrado el viernes de 127.021 nuevos contagios en 24 horas. En total, Estados Unidos suma 9.831.030 casos confirmados y 236.856 fallecidos, más que ningún otro país en el mundo, según el registro de la Universidad Johns Hopkins. Biden tiene también previsto reunirse con el doctor Anthony Fauci, actual responsable de la lucha contra la pandemia bajo la Administración de Trump —que le ha desautorizado en numerosas ocasiones—, antes de asumir el cargo.

Como Biden no se ha cansado de repetir en los mítines de la campaña electoral, su Ejecutivo contempla un plan nacional de “mascarilla, distancia social, test y rastreos”, por lo que otra de las medidas inmediatas será crear un mando único federal, así como un responsable del abastecimiento y suministro de material sanitario, mascarillas, batas y equipos de protección personal, así como de pruebas diagnósticas y las dosis necesarias de la vacuna cuando esté disponible. Evitar el desabastecimiento, como ocurrió en los albores de la pandemia, pero también la dependencia de la producción china es una medida básica para un presidente electo que ha prometido privilegiar la industria nacional mediante su programa Made in America.

La política migratoria también aparece entre los desvelos de la nueva presidencia, que pretende dar marcha atrás en la polémica restricción de entrada al país de nacionales de algunos países musulmanes, así como otorgar de nuevo el permiso de residencia a cerca de 1,8 millones de dreamers, los hijos de inmigrantes que llegaron al país de pequeños y crecieron aquí pero que sin embargo carecen de papeles, y con los que Trump se encarnizó especialmente, poniendo trabas al programa que les protegía de la deportación. Biden ha prometido en campaña que emprenderá la reforma migratoria pendiente desde el mandato de Obama, regularizando a 11 millones de inmigrantes.

Hay mucha letra pequeña en la hoja de ruta, desde la revisión de las salvaguardas de los fabricantes de armas, a la ampliación del trámite de verificación de antecedentes de quienes deseen adquirirlas, además de la reorientación del rumbo en varias agencias federales, pero en líneas generales, más que en los detalles, el espíritu del cambio estriba en fondo y forma en el deseo de devolver a los mecanismos del poder de la Administración su esencia y sus funciones de antaño, antes de la irrupción del huracán Trump en la Casa Blanca. No ayuda en nada, por ejemplo, que el presidente saliente no se haya reunido con la líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en muchos meses, o que haya conformado en tiempo récord un Tribunal Supremo de mayoría conservadora, con el nombramiento exprés de la juez Amy Coney Barret, al que ulteriormente podría recurrir si se empecina en impedir el tradicionalmente engrasado relevo de poder entre administraciones de distinto signo. Biden y Harris, además, ultiman la formación de un Gabinete diverso e inclusivo, según fuentes cercanas a la campaña citadas por medios locales, que sea representativo de los distintos grupos de población, colectivos y minorías étnicas del país. Su misión será “sacar al país de una pandemia agravada por el mal manejo de Trump, reconstruir la economía de una manera más sostenible e inclusiva, y lidiar con la división y la desigualdad”, en palabras del senador demócrata por Delaware Christopher Coons, muy próximo a Biden, recogidas este domingo por el diario The Washington Post.

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