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Mamdani desafía a Trump: “Nueva York seguirá siendo una ciudad de inmigrantes y, desde esta noche, la gobierna un inmigrante”

El recién elegido alcalde ofrece un encendido discurso de aceptación de su victoria en el que defiende sus ideas socialistas: “En este momento de oscuridad política, seremos la luz”

Zohran Mamdani en Nueva York,el 3 de abril.Foto: Shannon Stapleton / REUTERS | Vídeo: REUTERS

“Donald Trump, sé que me está viendo. Solo tengo tres palabras para usted: ¡suba el volumen [del televisor]!”, dijo este martes el alcalde electo de Nueva York, Zohran Mamdani.

La llamada de atención al presidente de Estados Unidos −que en inglés fueron cuatro palabras, turn up the volume!, pronunciadas con el deje del rapero que una vez fue llegó a mitad del vibrante y combativo discurso con el que Mamdani cantó victoria sobre el escenario de un teatro de Brooklyn tras derrotar con un 50,4% de los votos a su rival, el exgobernador Andrew Cuomo, y tras la sorprendente campaña que lo llevará, a partir de enero, a ser el primer regidor socialista de la ciudad, el primer musulmán en ese cargo y también, a sus 34 años, en el más joven en más de un siglo.

“Nueva York seguirá siendo una ciudad de inmigrantes, construida por inmigrantes e impulsada por inmigrantes. Y, a partir de esta noche, liderada por un inmigrante”, dijo Mamdani, un joven político nacido en Kampala (Uganda) al que pocos conocían hace un año en Nueva York y que ha conquistado el poder de la ciudad más poblada de Estados Unidos con una defensa de propuestas como la congelación de los alquileres, autobuses gratis para todos y guarderías sin costo para los niños hasta los cinco años. “Para llegar a cualquiera de nosotros tendrá que pasar por encima de todos nosotros”, advirtió Mamdani a Trump ―que nació y vivió buena parte de su vida en Nueva York―, en lo que cupo interpretar como una referencia a las redadas contra indocumentados que han cundido por todo el país.

El triunfador de la noche ofreció un discurso lleno de referencias históricas, en el que aparcó la sonrisa que lo ha acompañado durante toda la campaña para adoptar un tono duro, aunque esperanzado, y listo para la pelea. “En este momento de oscuridad política, seremos la luz”, prometió, en otra referencia al republicano, antes de añadir: “Soy musulmán. Soy socialista democrático. Y me niego a pedir disculpas por ello”.

Mamdani escogió bien con quién empezar sus palabras: el candidato socialista a la presidencia de Estados Unidos Eugene Debs, figura del progresismo en este país en los años veinte del siglo pasado y ahora reencarnada en personalidades que reclaman una remodelación del Partido Demócrata desde la izquierda, como el propio Mamdani o Alexandria Ocasio-Cortez. Ambos son miembros de los Socialistas Demócratas de Estados Unidos (DSA en sus siglas en inglés).

“Como dijo Debs en cierta ocasión, vislumbro un nuevo amanecer para la humanidad”, recordó Mamdani, que pidió que no se olvidara que son los “ricos e influyentes” los que usurpan cada día su poder a esos trabajadores de Nueva York que pasó a enumerar: “Los dueños yemeníes de tiendas de ultramarinos y las abuelas mexicanas; los taxistas senegaleses y las enfermeras uzbekas; los cocineros de Trinidad y las tías etíopes”, afirmó el candidato en referencia a esa tía suya (que luego resultó ser la prima de su padre, para escándalo de los medios de la derecha) que, según contó en un discurso en el que denunció la islamofobia que sufrieron árabes y musulmanes en Nueva York tras el ataque a las Torres Gemelas, tenía miedo de ir en metro con su hiyab.

Manos trabajadoras

“Los dedos magullados de tanto levantar cajas en el almacén, las palmas callosas por los manillares de las bicicletas de reparto, los nudillos con cicatrices de quemaduras en la cocina... Esas no son las manos a las que se les ha permitido ostentar poder”, argumentó el joven político. “Pero eso se acabó. Durante los últimos doce meses [de la campaña], nos hemos atrevido a aspirar a algo más grande. Y esta noche, contra todo pronóstico, lo hemos conseguido. El futuro está en nuestras manos, amigos míos”, sentenció Mamdani, cuya poca experiencia previa es una de las principales críticas que le han hecho sus rivales en campaña.

La de Debs no fue la única referencia histórica de un discurso en el que también citó al líder indio Jawaharlal Nehru ―“a veces llega un momento, como esta noche, en el que pasamos de lo viejo a lo nuevo, cuando una era termina y cuando el alma de una nación largamente reprimida encuentra su voz”―; hizo suyas las palabras de Fiorello LaGuardia, alcalde progresista del Nueva York en las décadas de los treinta y los cuarenta que hoy da nombre a uno de los principales aeropuertos de la ciudad, e incluso recurrió a la retórica del padre de su contrincante.

De Cuomo afirmó: “Le deseo lo mejor en su vida privada. Pero esta noche será la última vez que pronuncie su nombre, pues pasamos página”, anunció al final de una campaña en la que su rival, que confiaba en estas elecciones para una resurrección política que no pudo ser, lanzó duros ataques contra él. Del padre, el también exgobernador Mario Cuomo, recordó la siguiente cita: “Se hace campaña con poesía y se gobierna con prosa”.

El nuevo alcalde también se adentró en el terreno personal. “Hermano, ahora estamos en el Ayuntamiento”, dijo refiriéndose a Richard Chow, un taxista al que el político acompañó en 2018 en una huelga de hambre de 15 días para exigir, con éxito, que las autoridades suavizaran las condiciones draconianas de la licencia de los conductores de la ciudad tras la irrupción de Uber y otras plataformas.

Al final de un discurso en el que claramente buscó mirarse en el espejo del arte estadounidense de la retórica, el alcalde electo hizo salir al escenario a su esposa, Rama Duwaji, y a sus padres, la cineasta india Mira Nair y el respetado académico de la Universidad de Columbia Mahmoud Mamdani. Ambos se conocieron en Uganda, donde el nuevo regidor nació en 1991. Llegó a Nueva York con siete años y obtuvo la nacionalidad en 2018. “Vosotros”, les dijo a sus padres, “habéis hecho de mí el hombre que soy hoy”.

También dio la gracias a los miembros de su campaña (“ahora podréis dormir”) y prometió a sus votantes (y a los que no lo apoyaron) que cada día se levantará “tratando de hacer esta ciudad mejor de lo que es”.

“La esperanza es un estilo de vida”, proclamó Mamdani hacia el final de su discurso. Más de un millón de votantes se sumaron a su causa en una cita con una participación sin precedentes desde 1969. Todos esos electores, afirmó, han elegido esa “esperanza”: “Esperanza sobre la tiranía. Esperanza frente al el dinero grande y las pequeñas ideas. Y esperanza ante la desesperación”.

Logrado lo impensable con una campaña que, escrita en verso, desafió todos los pronósticos, llega ahora el momento de gobernar con el lenguaje de la prosa. “Dentro de 58 días, cuando jure el cargo, las expectativas serán altas”, reconoció Mamdani, “pero las cumpliremos”.

Solo una cosa es segura: enfrente tendrá a Trump, que ha prometido que la ciudad pagará por el error, a su juicio, de haber escogido a un alcalde al que durante la campaña ha llamado comunista repetidamente, pese a que este no se define como tal.

El presidente de Estados Unidos lo dejó claro con un mensaje en su red social, Truth, publicado más o menos al mismo tiempo que el candidato triunfador subía al escenario. En él, escribió: “¡Pues allá vamos!”, todo en mayúsculas. Fue antes de que Mamdani le pidiera subir el volumen para escuchar lo que había venido a decirle el joven político que ha logrado en un tiempo récord encarnar la esperanza del cambio frente a las políticas de Trump 2.0.

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