China arremete contra los aranceles de Trump: “La raíz de la crisis de fentanilo está en los problemas de EE UU”
Pekín se enfrenta al dilema de responder con medidas contundentes o buscar una mayor cooperación con Washington en el tráfico de drogas
La ofensiva arancelaria de Donald Trump ha pillado a China en plenas vacaciones de año nuevo. Pekín ha replicado de inmediato exponiendo su profundo malestar por una decisión que considera “errónea”, ha asegurado que llevará el caso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y que aplicará “contramedidas” para defender sus intereses. Pero la respuesta ha sido de momento exclusivamente verbal. La prensa estatal y los analistas del país asiático r...
La ofensiva arancelaria de Donald Trump ha pillado a China en plenas vacaciones de año nuevo. Pekín ha replicado de inmediato exponiendo su profundo malestar por una decisión que considera “errónea”, ha asegurado que llevará el caso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y que aplicará “contramedidas” para defender sus intereses. Pero la respuesta ha sido de momento exclusivamente verbal. La prensa estatal y los analistas del país asiático reflejan en sus debates el dilema al que se enfrenta China, si dar una respuesta contundente o entablar un mayor diálogo y cooperación con Washington para resolver el centro del problema que ha esgrimido Trump: el tráfico ilegal de fentanilo.
Pekín sostiene que la justificación que ha dado Washington, la supuesta falta de cooperación china en la lucha contra el tráfico de drogas, “carece de fundamento” y enfatiza que la crisis del fentanilo es un problema interno estadounidense, vinculado a la demanda local y a falta de regulación en ese país. El Ministerio de Seguridad Pública, al frente de la policía, se ha sumado a las duras protestas ya emitidas por las carteras de Comercio y Exteriores. “La raíz de la crisis del fentanilo radica en los problemas que tiene Estados Unidos en sí mismo. Las soluciones deberían ser reducir la demanda interna de drogas y fortalecer la cooperación en la aplicación de la ley”, ha expresado el organismo chino en un comunicado publicado el domingo por la noche y recogido este lunes por los medios estatales chinos. “Limitarse a culpar a otras naciones no resolverá el problema y, además, dañará gravemente la colaboración y la confianza entre China y EE UU en materia de control de drogas”, agrega.
Este ministerio ha recordado la “amplia cooperación práctica” entre ambos en materia de control de estupefacientes y los “avances tangibles” logrados en los últimos años, entre ellos, el intercambio de inteligencia y tecnología de detección de drogas. La colaboración en esta área se cuenta entre los escasos avances diplomáticos que China alcanzó con la Administración de Joe Biden.
Este lunes ha sido otro día de calma, calles vacías y ausencia de tráfico en la capital del país asiático. No se han tomado de momento acciones, y es bastante probable que la situación se mantenga así al menos hasta que reabra el país: oficialmente, el 5 de febrero. Tampoco hay certezas sobre las herramientas que usará el Gobierno comunista para replicar al 10% de aranceles adicionales de EE UU a la importación de productos chinos. Se barajan desde restricciones a la exportación de recursos críticos a exenciones selectivas a la importación para atraer comercio e inversiones de diferentes rincones del globo.
Abordar el conflicto comercial “requiere cooperación, no coacción comercial unilateral”, comentaba Ji Wenhua, profesor de Derecho de la Universidad de Negocios Internacionales y Economía de Pekín, en un artículo publicado el domingo en el diario oficialista Global Times. Pekín advirtió ese día, mediante un portavoz de Exteriores, que los gravámenes estadounidenses podrían “afectar y perjudicar la cooperación antinarcóticos entre ambas partes en el futuro”. Ji sostiene, por tanto, la necesidad de diálogo: “Solo intensificando la colaboración contra el narcotráfico y otras actividades ilegales se conseguirán avances duraderos y sostenibles”. Y sugiere que EE UU lleve sus preocupaciones comerciales a la OMC para evitar el abismo de una “guerra comercial mundial”.
“El contraataque de China debe ser firme y decisivo”, recoge, en cambio, Zhang Diancheng, analista habitual de asuntos internacionales y militares, en un artículo publicado en las redes sociales chinas. Zhang argumenta que la imposición de un arancel del 10% a China queda lejos del 60% anunciado por Trump en campaña, pero ha sido una forma de “despertar” que requiere de represalias duras con el fin de evitar que aumenten. “La diplomacia amenazadora solo provocará el descontento generalizado y terminará volviéndose en su contra”, advierte.
Aunque la medida no ha tomado por sorpresa, la prensa local sí ha aprovechado para arremeter sobre el “momento completamente inoportuno” en el que se ha anunciado. El nuevo inquilino de la Casa Blanca no solo ha roto este año con la costumbre de felicitar el Año Nuevo lunar a la potencia asiática, sino que además le ha enviado un regalo envenenado en el día que, según la tradición china, está dedicado a recibir a los dioses de la riqueza, reflexiona Xie Xiaowen, columnista e investigador de la Sociedad de Logística de China. “Trump debe sentirse satisfecho”, critica en un artículo en redes sociales que cuenta con más de 100.000 visualizaciones. “China ha mantenido la calma y no parece preocupada. Según la lógica china, lo que tenga que pasar, pasará, por lo que la respuesta será la correcta y llegará en el momento adecuado”, vaticina.