El mundo alcanza el pico más alto de conflictos desde la II Guerra Mundial
Las 56 guerras que permanecen activas son más internacionales, con 92 países involucrados más allá de sus fronteras, según el estudio sobre la paz global del Institute for Economics and Peace. España mejora siete posiciones en la lista
Ucrania, Gaza, Sudán, Etiopía, Afganistán, Siria, República Democrática del Congo, Colombia... Y así hasta 56 conflictos activos en el mundo, la mayor cantidad desde la II Guerra Mundial. Además, cada vez tienen un componente internacional mayor, con 92 países involucrados en guerras fuera de sus fronteras. Son datos del último Índice de Paz Global que elabora anualmente el think tank Institute for Economics & Peace (IEP), en el que analiza desde la inversión militar y el coste de la violencia hasta las leyes castrenses o muertos en c...
Ucrania, Gaza, Sudán, Etiopía, Afganistán, Siria, República Democrática del Congo, Colombia... Y así hasta 56 conflictos activos en el mundo, la mayor cantidad desde la II Guerra Mundial. Además, cada vez tienen un componente internacional mayor, con 92 países involucrados en guerras fuera de sus fronteras. Son datos del último Índice de Paz Global que elabora anualmente el think tank Institute for Economics & Peace (IEP), en el que analiza desde la inversión militar y el coste de la violencia hasta las leyes castrenses o muertos en combate de 163 Estados y territorios. “Obtener la información es un reto, pero nos permite comparar dinámicas. Y lo que vemos es un deterioro de la paz en la última década, sobre todo en los últimos cinco años”, analiza Michael Collins, director ejecutivo del IEP.
“A nivel socioeconómico el mundo mejora, la gente vive más y mejor; sin embargo, vemos un aumento de las brechas entre países, tanto económicas como en términos de paz”, detalla el experto por videollamada, el pasado viernes. De tal modo que 97 países empeoraron sus niveles de paz en 2023, más que en cualquier otro año desde la creación de este índice en 2008. Esto significa que, principalmente, se ha producido un deterioro en sus indicadores de militarización “porque hay más exportación e importación de armas, más inversión militar, cuando en los años precedentes se venía reduciendo”, explica Collins.
El riesgo de que hostilidades de baja intensidad estallen en conflictos abiertos también ha crecido. Además, advierte Collins, “este año es de alto riesgo porque vota la mitad de la humanidad y el mundo está cada vez más polarizado”. “Vemos riesgo de que se extiendan los conflictos. Vemos chispas que pueden prender un fuego”, anota. “Hay muchos conflictos sin resolución, pero sin despertar”, comenta Collins. En cualquier momento, advierte el informe, estos pueden estallar y convertirse en grandes guerras. Así ha sucedido, citan los autores, con casos como el de Sudán o Gaza, que en la edición del año pasado del estudio estaban en la lista de territorios inestables, con hostilidades de baja intensidad, y han escalado a la categoría de guerras.
Además de la poca atención que reciben estas tensiones, Collins recuerda que el mundo también está “distraído” de conflictos como el de Sudán o Etiopía, en los que “muere mucha gente, pero no se reporta”, denuncia. “Es imperativo que los gobiernos y las empresas de todo el planeta intensifiquen sus esfuerzos para resolver los numerosos conflictos menores antes de que se conviertan en crisis mayores”, pide, por su parte, Steve Killelea, fundador y presidente ejecutivo del IEP.
La violencia tiene un precio, tanto personal como económico. En el capítulo de pérdidas humanas, el incremento de los conflictos se tradujo en 2023 en 162.000 decesos, la segunda cifra más alta de los últimos 30 años, anotan los autores del estudio. “Y es posible que en 2024 se alcance un récord”, avanza Collins sobre la base de los datos que han recabado en los cuatro primeros meses del año, en los que se han registrado 47.000 muertos, la mayoría en Gaza. Además, 95 millones de personas son refugiados o desplazados internos debido a enfrentamientos violentos; 16 países acogen cada uno a más de medio millón de huidos, lo que representa un coste humano y económico tanto para sus comunidades como las de acogida.
En cuanto al impacto económico, el IEP destaca que el coste global de la violencia (de las guerras, enfrentamientos con bandas, por ejemplo, u hostilidades de baja intensidad) ascendió a 17,5 billones de euros en 2023, el 13,5% del PIB mundial. “La exposición a conflictos supone un riesgo importante para la cadena de suministro de los gobiernos y las empresas”, escriben los autores. “Cuando se pierden vidas por el contexto de violencia o conflicto, se pierde productividad”, agrega Collins. Asimismo, cuanto más pacífico es un país, menos recursos tiene que destinar a mantener la paz y más puede invertir en otras partidas como educación o salud, añade el experto.
“Los países más pacíficos dedican un 3% del PIB a la contención de la violencia, mientras que los más violentos destinan el 30%. Si redujeran esa violencia, desbloquearían ese presupuesto. Para nada la guerra conduce a un crecimiento económico”, asegura tajante el director del IEP. “Siempre va a haber necesidad de invertir en seguridad, pero dedicar cada vez más a tecnologías militares o de seguridad significa que hay más violencia que contener, falta de paz”. Así, mayor gasto en estas partidas resta puntos en la clasificación de países más pacíficos, que encabezan Islandia, Irlanda y Austria, en ese orden.
Europa es la región más pacífica, según el estudio. Y aun con el conflicto entre Ucrania y Rusia, Eurasia es la que más aumenta sus niveles de paz gracias a la mejora de la situación en el resto de países de la zona. “Todas las demás regiones experimentan un deterioro de sus niveles de paz, sobre todo África subsahariana, con 36 de 46 países involucrados en conflictos fuera de sus fronteras, y el terrorismo yihadista en crecimiento en el Sahel. Solo Mauricio no está metido en ningún conflicto interno o externo”. América del Norte es, sin embargo, la que más empeora en el índice por el incremento de los delitos violentos y el miedo a la violencia.
En el mundo, los países como Mauricio “son una excepción”, lamenta Collins. Sin embargo, los hay que mejoran sus indicadores. Es el caso de Afganistán que, a pesar de registrar los peores niveles de paz (última posición en el índice), ha mejorado su puntuación respecto al estudio anterior. España ha subido siete posiciones hasta el número 23 de la clasificación, precedida precisamente por Mauricio. Pese a las denuncias por atropello de los derechos humanos y de exhibir el mayor índice de encarcelados del mundo, el informe considera que El Salvador mejora 21 puestos (hasta el 107 del ránking) al reducir claramente los homicidios.
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