¿Qué está en juego con el reconocimiento del Estado de Palestina?
España aboga por la solución de los dos Estados para convertir en irreversible la paz en la región
El pueblo palestino tiene derecho a la esperanza y el pueblo israelí tiene derecho a la seguridad. Ese es el camino hacia la paz; el camino para poner fin a la violencia permanente y al dolor sin fin entre pueblos llamados a vivir juntos. Además, como hemos podido comprobar desde los acontecimientos del 7 de octubre y los que siguieron, el riesgo de escalada regional es más real que nunca, con consecuencias geopolíticas, económicas y humani...
El pueblo palestino tiene derecho a la esperanza y el pueblo israelí tiene derecho a la seguridad. Ese es el camino hacia la paz; el camino para poner fin a la violencia permanente y al dolor sin fin entre pueblos llamados a vivir juntos. Además, como hemos podido comprobar desde los acontecimientos del 7 de octubre y los que siguieron, el riesgo de escalada regional es más real que nunca, con consecuencias geopolíticas, económicas y humanitarias imprevisibles.
Para asegurar la paz, España aboga por la solución de los dos Estados. Hacer irreversible esa solución es hacer irreversible la paz en la región y hay una forma de conseguirlo: reconocer a Palestina como Estado y como miembro de las Naciones Unidas.
La única manera de poner fin a este bucle de violencia en Oriente Próximo es la solución de los dos Estados, asumida por el conjunto de comunidad internacional. Este es el momento de hacerlo y España lo hará el 28 de mayo. Que la solución que todos reconocemos —un Estado de Palestina conviviendo junto al Estado de Israel, en paz y seguridad— se convierta en un hecho. Que por fin la paz entre israelíes y palestinos se haga realidad.
El establecimiento del Estado palestino junto al de Israel es, sin duda, una cuestión de justicia, pero también la única opción para la paz. El Estado palestino debe ser viable, unificando Gaza y Cisjordania bajo la misma Autoridad Palestina, con un corredor entre ambas, con salida al mar, y con su capital en Jerusalén Este.
España se ha implicado sistemáticamente con todas las partes involucradas en la búsqueda de una solución pacífica al conflicto. El presidente Sánchez y yo hemos visitado la región en varias ocasiones desde el 7 de octubre. También hemos mantenido numerosas conversaciones con diversos socios regionales y hemos instado a evitar una escalada. España ha sido pionera en pedir un alto el fuego inmediato, la liberación de los rehenes y el suministro de ayuda humanitaria a los civiles que la necesitan.
Por ello, hemos decidido reconocer al Estado palestino, porque es mucho lo que está en juego: paz, justicia, pero, sobre todo, esperanza y futuro.
España va a reconocer al Estado palestino porque los palestinos no pueden estar condenados a ser un pueblo de refugiados, porque es la vía a la paz en Oriente Próximo, porque es bueno para la seguridad de Israel.
El pueblo palestino tiene derecho a un futuro con esperanza, al igual que el pueblo israelí tiene derecho a un futuro en paz y seguridad. Tras tantas décadas de dolor, sabemos que no puede haber lo uno sin lo otro: la seguridad en Israel y la paz en la región están entrelazadas con la esperanza para el pueblo palestino de tener un Estado. Ambos tienen derecho a ello, el mismo derecho.
El Parlamento español instó al Gobierno a reconocer el Estado de Palestina el 18 de noviembre de 2014. Nuestra decisión también está profundamente arraigada en el seno de la sociedad española. El reconocimiento ha sido anunciado en varias ocasiones y es un compromiso irreversible de nuestro Gobierno. Además, España ha propuesto la celebración de una Conferencia Internacional de Paz en el más breve plazo, cuyo objetivo es avanzar hacia la materialización de esta solución. La Unión Europea ha hecho suya nuestra propuesta, y también la Liga de Estados Árabes y la Organización de Cooperación Islámica. En total, más de 80 países. Esperamos que esa diplomacia multilateral en acción contribuya a abrir una nueva página de la historia en Oriente Próximo: la de la paz definitiva.
La mejor forma de proteger y de garantizar que se va a aplicar esta solución de dos Estados es admitir también al Estado de Palestina como miembro pleno de la Organización de las Naciones Unidas. Esto implica su reconocimiento por parte de todos, como lo han hecho ya la inmensa mayoría de sus miembros, y como lo va a hacer España.
No podemos esperar más. En mayo de 1948, tres años después de la Conferencia de San Francisco que dio origen a esta organización, Naciones Unidas lanzaba su primera operación de mantenimiento de la paz. La primera de la historia. Aquella primera misión de mantenimiento de la paz fue, precisamente, en Palestina. Han pasado 76 años. No hay ningún problema más antiguo al que se haya enfrentado esta organización ¿Cuánto más debemos esperar para solventarlo?
Cientos de miles de personas ―familias enteras, niños― están, en estos momentos, privadas de alimento, de agua, de medicinas, de alojamiento ¿Cuánto deben esperar? Hay más de 100 rehenes en manos de Hamás. ¿Cuánto más deben esperar ellos y sus familiares? Desde aquel horrible 7 de octubre, la violencia se ha llevado la vida de 1.200 israelíes, de más de 35.000 palestinos. ¿Cuántas más vidas inocentes deben malograrse?
El pueblo palestino debe tener un Estado propio, y también el lugar y la existencia de Israel debe ser reconocido por todos aquellos que aún no lo han hecho. Es de justicia para Palestina, es la mejor garantía de seguridad para Israel, y es la primera y fundamental condición para un futuro de paz y prosperidad en la región.
Esos son los valores que la comunidad internacional debe apoyar y defender. Son también los que guían el compromiso de España y lo que defendemos para Palestina. Por la paz, por la justicia y por pura dignidad humana.
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