Argentina y Francia alejan las esperanzas de cerrar el tratado comercial entre la UE y Mercosur

Lula, Scholz y la Comisión Europea tratan de mantener viva la idea de que el acuerdo aún es posible

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el canciller alemán, Olaf Scholz, este lunes en Berlín.ANNEGRET HILSE (REUTERS)

Las posibilidades de cerrar de una vez por todas (y pronto) el tratado comercial entre la UE y Mercosur se alejan. El presidente saliente de Argentina, Alberto Fernández, no parece dispuesto a que uno de sus últimos actos en la Casa Rosada sea rubricar el acuerdo antes de pasarle el testigo al ultraderechista Javier Milei. “No están dadas las condiciones para firmar el acuerdo”, ha declarado su ministro de Asuntos Exteriores en los últimos días. Lo ha hecho al rebufo de otras palabras del presidente francés, Emmanuel Macron, en el mismo sentido: “Es un acuerdo que no es bueno para nadie”, disp...

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Las posibilidades de cerrar de una vez por todas (y pronto) el tratado comercial entre la UE y Mercosur se alejan. El presidente saliente de Argentina, Alberto Fernández, no parece dispuesto a que uno de sus últimos actos en la Casa Rosada sea rubricar el acuerdo antes de pasarle el testigo al ultraderechista Javier Milei. “No están dadas las condiciones para firmar el acuerdo”, ha declarado su ministro de Asuntos Exteriores en los últimos días. Lo ha hecho al rebufo de otras palabras del presidente francés, Emmanuel Macron, en el mismo sentido: “Es un acuerdo que no es bueno para nadie”, disparó Macron en la cumbre del clima que se celebra en Dubái, escudándose en argumentos de protección medioambiental. Ambas posiciones convierten en prácticamente imposible que el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, firmen esta semana el pacto. Ambos habían alimentado en los últimos meses la esperanza de desencallar por fin un tratado comercial que está pendiente de ratificación desde hace más de cuatro años.

Ese mensaje de Macron, enunciado el sábado, es muy distinto al que un día antes habían trasladado en el mismo escenario Lula y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Los dos se reunieron en los márgenes de la COP28 en un intento de dar un último “impulso político” a las negociaciones para que se pudiera cerrar antes de finales de año un acuerdo que se lleva negociando más de 20 años. “Lograr ese histórico paso, bueno para ambas regiones, permitirá reforzar proyectos estratégicos en energías renovables, hidrógeno verde, lucha contra la deforestación o transición digital”, subrayó Sánchez en la red social X (antes Twitter) tras el encuentro.

Tras la victoria de Milei en la segunda vuelta de las elecciones argentinas del pasado 19 de noviembre, todas las miradas se posaron en la postura de Buenos Aires. Finalmente, Milei habló por boca de su futura canciller, Diana Mondino, quien vino a pedirle al presidente saliente que firmara el pacto: “Ojalá cierre el acuerdo la semana que viene”. Pero el Gobierno saliente no está dispuesto a dar ese paso porque, según el ministro de Relaciones Exteriores de Fernández, Santiago Cafiero, “es un acuerdo malo que tiene un impacto negativo en la industria y las exportaciones agropecuarias”.

El Gobierno español subraya que el presidente ha mantenido contactos con todos los mandatarios, incluido el argentino Fernández, con quien le une una buena relación, para tratar de desbloquear el acuerdo, informa Carlos E. Cué. Se apunta incluso que aún quedan unas semanas para que se acabe el año con éxito. Lograr lo que ahora parece imposible sería un logro a anotar en la presidencia española del Consejo de la UE: el tratado comercial entre la UE y Mercosur se alcanzó en 2019, tras 20 años de negociaciones, pero después ninguna de las dos partes lo ha ratificado. La UE, principalmente, busca añadir más estándares medioambientales, aunque desde Latinoamérica se señala que esto es más bien una excusas proteccionista.

Ventana de oportunidad que se cierra

Ese éxito ahora parece lejano y no solo por las tajantes tomas de postura de Argentina y Francia. El vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea y su titular de Comercio, Valdis Dombrovskis, tenía previsto viajar a Río de Janeiro esta misma semana a la cumbre de Mercosur para intentar llegar al acuerdo. Fuentes de la negociación hablan de avances importantes en los últimos meses. Pero ante el escenario visto en los últimos días, finalmente el letón ha desistido de hacer el viaje. De no llegarse a un acuerdo en lo que queda de 2023, la ventana de oportunidad irá cerrándose, primero por la cercanía de las elecciones al Parlamento Europeo, pero también porque las presidencias de España, en la UE, y de Brasil, en Mercosur, que son los principales valedores del acuerdo, también habrán terminado.

A pesar de esto, desde Berlín este lunes el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente Lula han tratado de mantener la esperanza. Alemania, siempre en busca de nuevos mercados a los que exportar sus productos manufacturados, es la gran potencia europea que empuja para que se firme el acuerdo con Mercosur. “Pido a todos los implicados que muestren tanto pragmatismo y tanta disposición como sea posible para alcanzar un compromiso y finalizar el acuerdo”, ha asegurado el alemán junto al brasileño. “Insistimos en que se celebre rápidamente”, añadió, y subrayó que ni él ni Lula van a desistir de su empeño.

Ambos mandatarios encabezaron las primeras consultas intergubernamentales de alto nivel que se celebran desde 2015 entre ambos países y que marcan la recuperación de sus relaciones tras la etapa de Jair Bolsonaro al frente del Ejecutivo brasileño. Lula y Scholz firmaron una declaración de intenciones y varios convenios para reforzar la cooperación en ámbitos como la transformación energética, la ciencia y la agricultura. Brasil es ya un socio importante para Berlín —allí operan alrededor de 1.400 empresas alemanas—, pero su relación tiene un enorme potencial de crecimiento en el ámbito de la producción de energía verde y las materias primas. Alemania, que busca reducir la dependencia de China, ve en Brasil un país democrático y seguro en el que invertir. El acuerdo comercial facilitaría las transacciones. Pero, si se retrasara, Berlín seguiría estrechando relaciones por medio de acuerdos bilaterales.

El gran protagonista de las reuniones, a las que Lula acudió con varios de sus ministros, ha sido el acuerdo UE-Mercosur, que ambos líderes ven posible sacar adelante. De hecho, Scholz, aseguró estar “convencido” de que, si las negociaciones con la Comisión Europea llegan a buen puerto, habrá mayoría tanto en el Consejo de la UE como en el Parlamento Europeo, en referencia a las críticas de este fin de semana de Macron, a las que no aludió directamente. Para Berlín, el acuerdo supondría “un gran avance”, dijo Scholz.

Lula se comprometió a hacer lo posible para facilitar una solución. “Espero que la Unión Europea decida si está interesada en cerrar el acuerdo”, señaló, y recordó que el bloque americano (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) lleva 23 años trabajando en él. “Sigo persistiendo, porque si no persistiera, no habría llegado a presidente de la República de mi país, porque perdí tres elecciones antes de ganarlas”, recordó durante la rueda de prensa con Scholz.

El mandatario brasileño quiso subrayar que no se trata solo de Macron: “También ocurrió con Sarkozy, con todos los presidentes franceses, Chirac, nuestro compañero socialista François Hollande... Ninguno de ellos quiso proponer un acuerdo con Mercosur por los problemas internos políticos y financieros de Francia”. Y aseguró respetar su posición y ser consciente de que además de la negativa de Francia está la de Argentina.

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