Los equipos de rescate rastrean entre las ruinas de los edificios calcinados en Hawái en busca de un millar de desaparecidos
La reconstrucción de Lahaina, la ciudad más afectada por el incendio, que ha causado al menos 93 muertos, costará más de 5.500 millones de dólares
A medida que aumenta el número de víctimas mortales del incendio forestal de Maui —al menos 93― y los equipos de rescate escudriñan con perros entre las ruinas de los edificios quemados en busca de más cuerpos, ―según la policía local hay al menos mil desaparecidos―, el coste de la reconstrucción de Lahaina, antigua capital de Hawái y reducida a cenizas por el fuego, será de no menos de 5.520 millones d...
A medida que aumenta el número de víctimas mortales del incendio forestal de Maui —al menos 93― y los equipos de rescate escudriñan con perros entre las ruinas de los edificios quemados en busca de más cuerpos, ―según la policía local hay al menos mil desaparecidos―, el coste de la reconstrucción de Lahaina, antigua capital de Hawái y reducida a cenizas por el fuego, será de no menos de 5.520 millones de dólares (unos 5.037 millones de euros), calcula la FEMA (siglas en inglés de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias de EE UU). Solo los daños en viviendas se estiman en al menos 1.300 millones de dólares, según una aseguradora. Más de 2.200 han quedado en ruinas, ya que el 86% de los edificios afectados era de carácter residencial.
La lucha contra el fuego en el peor desastre natural en la historia de Hawái —supera los 61 muertos que dejó un tsunami en 1960— parecía haber avanzado este sábado, después de que los bomberos acotaran el avance de las llamas en dos de los tres principales focos. El incendio más mortífero, el de Lahaina, la capital histórica de la isla, había sido controlado al 85%, frente al 80% de la víspera, según funcionarios del condado de Maui. El incendio de Pulehu, más al este, ha sido delimitado también en un 80%, desde el 70% del jueves. Sin embargo, un tercer foco en las colinas del interior de Maui estaba controlado solo a la mitad, han indicado las autoridades.
El alcalde del condado de Maui, Richard Bissen, ha descrito la devastación en términos apocalípticos. “Lo más parecido a una zona de guerra, o quizá a la explosión de una bomba”, declaró el viernes a la cadena ABC. “Coches absolutamente derretidos. La mayoría de las estructuras [de construcciones] ya no existen. Y así, durante manzanas y manzanas”. Las autoridades han reconocido este sábado que ignoran cuántas personas pueden estar desaparecidas, por lo que se teme que el balance de víctimas aumente. Hasta ahora, los equipos no habían buscado en el interior de los edificios, dijo el viernes Bissen. Las muertes en Lahaina confirmadas hasta ese día por la tarde probablemente se produjeron en el exterior, mientras la gente intentaba escapar de las llamas, explicó por su parte el gobernador de Hawái, Josh Green, a la CNN. “Sin duda, habrá más víctimas mortales. No sabemos, en última instancia, cuántas”, añadió.
El presidente de EE UU, Joe Biden, firmó el viernes la declaración de desastre en el Estado. La vicepresidenta, Kamala Harris, confirmó la movilización de los recursos federales —a través de la FEMA— para ayudar a los habitantes de la isla y aplaudió la labor “heroica” de los servicios de emergencia. Esta agencia ya ha puesto a disposición de la isla comida y alimentos para 5.000 personas durante cinco días y seguirá proporcionando más ayuda de urgencia, según un portavoz de la residencia presidencial. Solo en el condado de Maui, unas 1.500 personas han sido evacuadas y trasladadas a seis refugios temporales, mientras unos 15.000 turistas abandonaban el país. Lahaina contaba con unos 12.000 habitantes antes del incendio.
Una combinación de altas temperaturas, sequía y los coletazos del huracán Dora a cientos de kilómetros de la costa alimentaron la velocidad y voracidad de las llamas, que no dieron tiempo a la evacuación de muchos habitantes. No obstante, las críticas por la reacción de las autoridades ante el desastre aumentan a medida que pasan los días, por lo que la fiscal general de Hawái, Anne Lopez, ha anunciado la apertura de una investigación sobre la gestión de la emergencia.
Lopez ha asegurado que emprenderá “una revisión exhaustiva de la toma de decisiones críticas y de las políticas en vigor que condujeron, durante y después, a los incendios forestales esta semana”. Los vecinos reiteran sus críticas por lo que consideran inacción de las autoridades o, cuando menos, fallos en los sistemas de vigilancia. “Solo contamos con el boca a boca”, declaró a la agencia France Presse William Harry, residente en Lahaina. A esta ciudad situada en la costa oeste de Maui y muy popular entre los turistas, los habitantes han podido volver en las últimas horas para rescatar de entre las ruinas de sus casas alguna pertenencia que haya sobrevivido a la furia de las llamas. No obstante, el acceso al casco histórico sigue bloqueado por riesgos tales como la presencia de “partículas tóxicas en suspensión”, según un comunicado divulgado este sábado. El 80% de la ciudad ha sido arrasado por el fuego.
Los equipos de búsqueda usan perros para rastrear entre los escombros, donde podrían aparecer más cuerpos. El jefe de la policía local apuntó el viernes que hay alrededor de mil personas en paradero desconocido. “Lo que hemos visto hoy es catastrófico”, afirmó el gobernador Green tras recorrer la zona histórica de la antigua capital del reino de Hawái, que data de principios del siglo XIX.
Las llamas han devastado más de 800 hectáreas en dos islas del archipiélago y obligado a evacuar a miles de ciudadanos. El incendio comenzó en la madrugada del martes y su rápido avance puso en peligro a más de 35.000 personas solo en la isla de Maui.
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