Alemania presenta su primera estrategia sobre una China “más represiva internamente y más ofensiva externamente”

El Gobierno alemán publica el esperado documento sobre su principal socio comercial, en el que denuncia las “graves violaciones de los derechos humanos” de Pekín

La ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, sentada al lado del ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, y del canciller, Olaf Scholz (derecha) durante el Consejo de Ministros de este jueves en Berlín, que ha aprobado la estrategia frente a China.HANNIBAL HANSCHKE (EFE)

China es el mayor socio comercial de Alemania y venderle sus productos es parte integral de la fortaleza comercial de la mayor economía europea, pero Berlín lleva un tiempo preguntándose si no debería protegerse mejor ante la creciente amenaza que supone la potencia asiática. Para dar respuesta a esas preocupaciones, el Gobierno de Olaf Scholz ha publicado este jueves su primera y esperada estrategia para China, que apunta a soluciones como el control a determinadas inversiones y a la exportación de tecnología de interés mi...

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China es el mayor socio comercial de Alemania y venderle sus productos es parte integral de la fortaleza comercial de la mayor economía europea, pero Berlín lleva un tiempo preguntándose si no debería protegerse mejor ante la creciente amenaza que supone la potencia asiática. Para dar respuesta a esas preocupaciones, el Gobierno de Olaf Scholz ha publicado este jueves su primera y esperada estrategia para China, que apunta a soluciones como el control a determinadas inversiones y a la exportación de tecnología de interés militar.

El documento, de 64 páginas, es muy claro respecto a las “graves” y “sistemáticas” violaciones de los derechos humanos en China, pero insiste en que el objetivo de Alemania no es “desacoplarse” de la segunda mayor economía mundial, sino minimizar los riesgos. Pekín está cambiando, asegura el trabajo. Es “cada vez más asertivo” en su lucha por la hegemonía regional en el Indopacífico y más peligroso para el resto del mundo, incluida su relación con Rusia, el agresor de Ucrania. Esa relación supone “una preocupación de seguridad inmediata para Alemania”.

La estrategia alemana sobre China se publica con retraso de varios meses ante las dificultades de los tres partidos que forman la coalición —socialdemócratas, verdes y liberales— para ponerse de acuerdo en su redacción. La encargada de presentarla ha sido Annalena Baerbock, la ministra de Exteriores, de Los Verdes, la formación que más ha intentado endurecer el discurso respecto al “socio, competidor y rival sistémico” que es China. El documento, más suave que una versión previa que llegó a filtrarse a la prensa, llega en medio de un intento generalizado en Occidente de reducir las dependencias estratégicas del gigante asiático.

“China ha cambiado y, por tanto, nuestra política hacia China también debe cambiar”, señaló Baerbock durante la presentación del documento en el think tank Merics, en Berlín. “Es más represiva internamente y más ofensiva externamente”, añadió. Aunque el texto alerta de numerosos riesgos, destaca que Pekín sigue siendo un socio indispensable para afrontar retos mundiales como el cambio climático o las pandemias.

Baerbock subrayó que China es quizá el país que más ha cambiado en los últimos 10 años, y enumeró una serie de datos que dan la medida de su relevancia. 800 millones de personas han salido de la pobreza en las últimas décadas; 298.000 millones de euros intercambiaron China y Alemania el año pasado —una cifra récord—; 87 gigavatios de energía solar se instalaron allí solo el año pasado, más que la capacidad total instalada en Alemania… “Hablamos de un país cuyo desarrollo marcará este siglo. Por eso es tan importante que nuestra sociedad afronte esta realidad”, aseguró.

Alemania experimentó —“dolorosamente”, en palabras de Baerbock— el año pasado lo vulnerables que hacen a los países las dependencias unilaterales. Aunque finalmente Berlín superó el invierno sin restricciones, el corte del suministro del gas ruso en los primeros meses de la guerra de Ucrania puso al país en una situación comprometida. Por eso, aseguró la ministra, el objetivo con China es “no repetir este error”. “No queremos desvincularnos de China, sino mitigar los riesgos en la medida de lo posible”, subrayó.

En ese intento de minimizar los riesgos, Alemania pide también a las empresas que dependen en gran medida del mercado chino que asuman “ellas mismas más riesgos financieros en el futuro” y que garanticen que en sus cadenas de suministro no se violan los derechos humanos. Berlín quiere acordar medidas futuras en un marco europeo. “El mercado interior común europeo es nuestro instrumento más poderoso”, dijo Baerbock. Europa no puede ni quiere ignorar al enorme mercado chino, pero “es igualmente cierto que el mercado chino también necesita al europeo”.

La nueva estrategia alemana “se discutirá a todos los niveles en Pekín”, aseguró este jueves un portavoz del Gobierno de Scholz. El canciller alemán recibió en junio pasado al primer ministro chino, Li Qiang, en Berlín para celebrar las séptimas consultas intergubernamentales entre los dos países. Li, nombrado solo unos meses antes, escogió Alemania para su primer viaje al extranjero como primer ministro, que hizo acompañado de ocho de sus ministros. No mucho antes, en noviembre, Scholz había viajado a Pekín para reunirse con el presidente Xi Jinping, en la primera visita de un líder occidental desde que Xi fuera reelegido para un inédito tercer mandato. El canciller tuvo que dar muchas explicaciones porque aún estaban muy recientes escándalos como la controvertida entrada de capital chino en el puerto de Hamburgo.

En círculos empresariales alemanes preocupa el impacto de esta estrategia de reducción de riesgos en una economía en recesión técnica que tiene en China un mercado preferente para sus principales empresas, especialmente las automovilísticas como BMW o Volkswagen. Pero es necesario hacer ese esfuerzo para disminuir las dependencias, insiste la estrategia. Por el estrecho de Taiwán pasan la mitad de todos los buques portacontenedores del mundo, que transportan maquinaria, alimentos, componentes de medicamentos…

“La estrategia sobre China es un funeral de primera clase muy necesario para los delirios de Merkel sobre una “asociación estratégica integral”. Ofrece una visión bastante clara de las realidades del partido de Xi”, ha asegurado Thorsten Benner, director del Instituto Global de Políticas Públicas.

Diversificar es el mantra que se repite a lo largo de la estrategia, en la línea de lo que plantea también la Unión Europea. Especial atención recibirán a partir de ahora las “dependencias críticas”, como las tierras raras o los componentes necesarios para luchar contra la emergencia climática. La UE importa de China el 98% de las tierras raras que necesita para fabricar motores eléctricos y generadores. Berlín ha puesto el ojo en terceros países como Brasil, que actualmente exporta seis veces más a China que a Alemania. El ministerio de Baerbock, y también la industria alemana, presionan para que entre en vigor cuanto antes el acuerdo UE-Mercosur.

Luchar contra la mayor crisis a la que se enfrenta la humanidad, la crisis climática, significa llegar a acuerdos con China, subraya la estrategia. El gigante asiático produce un tercio de las emisiones mundiales de CO2 y sigue construyendo centrales eléctricas de carbón. “Está claro que sin China no podremos frenar eficazmente la crisis climática ni lograr una prosperidad más justa en el mundo”, señaló Baerbock.

La estrategia también deja claro que China, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, tiene una “responsabilidad especial” respecto a la Carta de las Naciones Unidas. “La estrecha cooperación ruso-china no hace justicia a esto”, asegura el documento, que alerta también de que “una cooperación armamentística más estrecha entre China y Rusia, en particular las entregas de armas chinas en el contexto de la guerra de agresión rusa, tendría un impacto directo en las relaciones UE-China y en nuestras relaciones bilaterales”. El portavoz de Scholz fue más directo en la rueda de prensa ordinaria en Berlín: “China puede ejercer más presión sobre Rusia para que ponga fin a la guerra contra Ucrania”.

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