Aurelio González, testigo de la dictadura uruguaya: “Fue una noche fría, una larga noche”

Como fotógrafo del diario ‘El Popular’, fue el único testigo de la última sesión del Congreso y la primera gran manifestación de repudio al golpe de Estado perpetrado hace 50 años en Uruguay

Aurelio González el 13 de junio en Montevideo (Uruguay).Alejandro Prieto (EFE)

“La cosa está brava, se viene un golpe de Estado”, le dijo un funcionario del Parlamento uruguayo a Aurelio González, fotógrafo del periódico El Popular, nada más llegar al edificio legislativo la noche del 26 de junio de 1973. González, de 91 años, rememora la última sesión del Senado democrático con la inquietud que se respiraba en aquellas horas cruciales: “Sobre las 10:30 de la noche, se comentaba que el Ejército estaba afuera del Palacio, que habían llegado los tanques. Yo estaba en la cámara, entre los senadores. Esta foto la tomé a pocos metros de ...

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“La cosa está brava, se viene un golpe de Estado”, le dijo un funcionario del Parlamento uruguayo a Aurelio González, fotógrafo del periódico El Popular, nada más llegar al edificio legislativo la noche del 26 de junio de 1973. González, de 91 años, rememora la última sesión del Senado democrático con la inquietud que se respiraba en aquellas horas cruciales: “Sobre las 10:30 de la noche, se comentaba que el Ejército estaba afuera del Palacio, que habían llegado los tanques. Yo estaba en la cámara, entre los senadores. Esta foto la tomé a pocos metros de Wilson Ferreira”, dice señalando la imagen del histórico líder del Partido Nacional que debió partir al exilio.

González cuenta que fue su olfato de reportero el que lo llevó a presentarse en el Parlamento en vísperas del golpe y que fue el único fotógrafo testigo de la histórica sesión. Dice que hizo su trabajo y se marchó para pasar la noche en vela, en las inmediaciones del recinto legislativo. “Fue una noche fría, una larga noche”, continúa. A la mañana siguiente, captó las imágenes de los tanques en la zona. Era un hecho: Juan María Bordaberry, presidente constitucional, había disuelto las cámaras legislativas. “En la madrugada se presentaron una cantidad de militares e invadieron el Palacio Legislativo. Pusieron uno de los tanques arriba de la vereda del Palacio, apuntando a la puerta del recinto. Eso lo vi en la madrugada del 27″, explica.

Un tanque frente al Palacio Legislativo, la madrugada del 27 de junio de 1973 en Montevideo (Uruguay).Aurelio González

Ante aquella imagen, recuerda que sintió repudio e indignación. “¡Cómo es posible que pongan los tanques frente al Palacio de las Leyes, frente a civiles desarmados!”, se dijo. Aurelio González tenía entonces 41 años y una destreza física que aprovechó para registrar sin pausa la huelga general de trabajadores y estudiantes que se declaró el mismo 27 de junio y fue descrita como la mayor acción pacífica de resistencia al autoritarismo en América Latina. Durante los 15 días de huelga recorrió fábricas, hospitales, talleres, frigoríficos, ocupados por sus trabajadores. “Les propongo que nos convirtamos en diarios orales, porque el diario escrito no va a salir. Vamos a hacer diarios orales sin censura. Tenemos que ir a las fábricas, a los talleres, a los frigoríficos, y contar lo que está pasando”, les dijo a sus compañeros del periódico El Popular.

Un día de aquella semana, González, español de nacimiento, se emocionó al escuchar al periodista Rubén Castillo recitar en la radio el poema de Federico García Lorca Llanto por Ignacio Sánchez Mejías y recordar los versos “a las cinco de la tarde / eran las cinco en punto de la tarde”. La letra del poema, explica, llevaba consigo una consigna: a las 5:00 en punto de la tarde del 9 de julio de 1973, habría una gran manifestación contra la dictadura recién instaurada, en la avenida principal de Montevideo.

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“Las veredas estaban llenas de gente, pero no se escuchaba una voz en alto, todo era susurro, aquello parecía una colmena”. Pero a la hora señalada, miles de personas se lanzaron a la calle al grito de “tiranos, temblad”, siguiendo la letra del himno uruguayo. Enseguida irrumpieron los tanques, los fusiles, los caballos, los sables. Miles de personas fueron reprimidas y detenidas, tal y como lo registró su cámara.

Ante de marcharse al exilio, en 1975, González ocultó decenas de miles de negativos fotográficos en el emblemático edificio Lapido, en pleno centro de Montevideo, donde se encontraba la redacción del diario El Popular. Cuando regresó, en 1985, los negativos habían sido devorados por una reforma. Pasaron los años y los dio por perdidos, hasta que en 2006 aparecieron en un ducto de ventilación. Fueron rescatadas alrededor de 75.000 imágenes de la historia del Uruguay de los años sesenta y setenta.

En 2010, González fue declarado Ciudadano Ilustre de Montevideo y este lunes 26 de junio de 2023 ha sido invitado por la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, a participar en el Senado de una ceremonia que ha recordado los hechos que guardó en su cámara hace exactamente 50 años.

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