Uruguay se enreda con el destino del águila del buque nazi ‘Graf Spee’ hundido en el Río de la Plata
El presidente, Luis Lacalle Pou, anuncia que será fundida y convertida en una paloma de la paz, pero luego se retracta ante las presiones del ala más conservadora de su Gobierno
El águila del buque nazi Graf Spee, hundido en la costa uruguaya en 1939, no se transformará en una paloma ni simbolizará la paz. Por el contrario, la escultura mantendrá su aspecto original de ave rapaz y conservará entre sus garras la cruz gamada, tal y como fuera hallada en el fondo de la bahía de Montevideo en el año 2006 por un cazatesoros local. El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, zanjó el domingo la polémica que había generado su proyecto de metamorfosis escultórica anunciado en una conferenci...
El águila del buque nazi Graf Spee, hundido en la costa uruguaya en 1939, no se transformará en una paloma ni simbolizará la paz. Por el contrario, la escultura mantendrá su aspecto original de ave rapaz y conservará entre sus garras la cruz gamada, tal y como fuera hallada en el fondo de la bahía de Montevideo en el año 2006 por un cazatesoros local. El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, zanjó el domingo la polémica que había generado su proyecto de metamorfosis escultórica anunciado en una conferencia de prensa menos de 48 horas antes.
“Hace más de tres años, antes del proceso electoral, se nos ocurrió que ese símbolo de violencia, de guerra, podía sufrir una transformación virtuosa en un símbolo de paz y en un símbolo de unión como lo es una paloma”, dijo Lacalle Pou. A su lado seguía sus palabras el escultor uruguayo Pablo Atchugarry, artista elegido por el mandatario para consumar la obra. “Me siento muy honrado y con mucha responsabilidad para llevar a cabo esta tarea”, expresó Atchugarry. El proyecto debía completarse en noviembre de 2023, explicaron, con el águila devenida en paloma de la paz instalada en algún paseo de la costa uruguaya. Pero lejos de avanzar, el plan fue deshecho en cuestión de horas, menos de 48, tras haber galvanizado los ánimos de expertos en arte e historia y ser blanco de críticas políticas.
“En lo peor de la crisis del agua y al otro día de su bochornosa ausencia en el acto de reconocimiento a víctimas del terrorismo de Estado, Luis Lacalle Pou nos pone a hablar del águila del Graf Spee”, escribió en su cuenta de Twitter Gustavo Olmos, diputado del opositor Frente Amplio (centroizquierda). Olmos se refería a la ausencia del presidente en el acto llevado a cabo un día antes en el Parlamento, sobre la responsabilidad del Estado en crímenes de la dictadura, sin que mediara por parte del mandatario explicación alguna.
Durante el fin de semana, los uruguayos no hicieron otra cosa que hablar sobre el destino del águila nazi, la conveniencia de conservarlo, destruirlo o transformarlo. Los infatigables internautas halagaron o fulminaron la idea. Llegaron incluso a formalizar una petición en la página change.org favorable a la conservación de la escultura del águila original, con sus 2,35 metros de alto y sus 300 kilogramos de peso en bronce. “Debe ser conservada en un museo. La historia debe recordarse para no cometer los mismos errores. Las nuevas generaciones quedan propensas al olvido y a la reincidencia. Recordar lo malo, tener presente los símbolos que lo representan es una responsabilidad enorme para con la sociedad, tanto local como extranjera”, decía la petición. En pocas horas, juntó casi 18.000 firmas.
Hubo figuras cercanas al presidente que defendieron la iniciativa, pero estuvieron en franca minoría, según lo reconocería más tarde Lacalle Pou. La propia viceministra de Educación y Cultura y presidenta de la Comisión de Patrimonio, Ana Ribeiro, dijo haberse enterado del proyecto por la prensa. Ribeiro, reconocida historiadora uruguaya, es partidaria de la preservación del águila del buque alemán. “Yo lo conservaría (…), me parecería mucho más aleccionador hacer un buen museo de la Batalla del Río de la Plata”, dijo a Radio Sarandí.
Litigio legal
Como Ribeiro, varios historiadores han recordado la contienda entre el buque Graf Spee de la Alemania nazi y barcos británicos en aguas rioplatenses, ocurrida en los albores de la II Guerra Mundial. Corría el mes de diciembre de 1939 cuando el enfrentamiento provocó un centenar de muertos y el posterior hundimiento del barco alemán en las costas uruguayas, ordenado por su capitán, Hans Langsdorff.
Habrían de pasar 67 años para que el águila de bronce de la popa del Graf Spee fuera rescatado por el trabajo de un equipo de expertos en 2006, dando lugar a un largo litigio entre los rescatadores privados y el Estado uruguayo. Finalmente, la Suprema Corte de Justicia de Uruguay determinó en diciembre de 2022 que el águila era propiedad del Estado, en un fallo que catalizó la idea que Lacalle Pou venía meditando, según dijo, desde hacía tres años.
“La propuesta hizo que en apenas 48 horas se produjera en Uruguay un debate que fue positivo y permitió, además, que el presidente revirtiera su decisión”, señala Emma Sanguinetti, crítica de arte y gestora cultural. El águila es historia, “encarna uno de los momentos más aciagos de la humanidad”, y por sus cualidades simbólicas “tiene que estar presente”, explica. “La historia no puede ser objeto de metamorfosis (…) Los objetos históricos tienen el valor de salir del acontecimiento abstracto y pasarlo a lo real. Son un instrumento imprescindible”, dice. En ese sentido, remarca que el águila del Graf Spee no es un objeto celebratorio y que de transformarse se convertiría en algo que nunca fue: un símbolo de paz.
En línea con sus colegas, Sanguinetti considera pertinente exhibirlo y darle el apropiado contexto histórico. “Sería una gran oportunidad para contar ese acontecimiento, para saber que ese horror llegó hasta nuestras costas y que por eso el águila y esa esvástica están aquí”. Y concluye: “Cuanto más pasa el tiempo, más se desdibujan los hechos; por eso se precisa más historia y más valor tienen estos objetos”.
Luego de la polémica generada tras el anuncio, el presidente Lacalle Pou dio marcha atrás y lamentó que su propuesta no pudiera ser llevada a cabo, admitiendo que iba en contra del sentir mayoritario. “En estas pocas horas que han pasado hay una abrumadora mayoría que no comparte esta decisión. Si uno quiere generar paz, lo primero que tiene que hacer es generar unión. Claramente, esto no lo ha generado”, dijo el domingo. El águila del Graf Spee permanecerá tapada en las instalaciones de la Armada del Uruguay. “Un símbolo de paz y de unión no puede nacer de la discordia”, zanjó el escultor Atchugarry.
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