Víctor Tikay, el periodista que salía a buscar la noticia en bicicleta, es condenado por el régimen de Ortega

El reportero fue capturado tras cubrir una procesión de Semana Santa prohibida por el aparato sandinista

Víctor Tikay (camisa azul) cubre una protesta contra el gobierno Ortega-Murillo en su natal Nandaime (Nicaragua) en 2018, en una imagen de sus redes sociales.

Víctor Tikay salía todas las mañanas a buscar la noticia en su bicicleta; con el celular bien cargado y un pequeño micrófono. No tenía que pedalear mucho para encontrar un suceso que reportar: Nandaime, de donde es originario, es un pequeño municipio del departamento de Granada, en el sur de Nicaragua. Era el periodista del pueblo, un personaje reconocido por su labor informativa, pero que desde el 6 de abril pasado hace falta en las calles de esa localidad. Ese día, tras ...

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Víctor Tikay salía todas las mañanas a buscar la noticia en su bicicleta; con el celular bien cargado y un pequeño micrófono. No tenía que pedalear mucho para encontrar un suceso que reportar: Nandaime, de donde es originario, es un pequeño municipio del departamento de Granada, en el sur de Nicaragua. Era el periodista del pueblo, un personaje reconocido por su labor informativa, pero que desde el 6 de abril pasado hace falta en las calles de esa localidad. Ese día, tras cubrir una procesión de Semana Santa que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo prohibió, la policía irrumpió en su casa y lo capturó.

“Es una multitud de personas las que se han unido acá a la tradicional reseña. Niños, jóvenes y adultos”, narró Tikay en lo que sería la última retransmisión que realizó en La Portada, la popular página de Facebook que administra, y por la cual sus reportes locales ganaron mucha popularidad, hasta llegar a convertirse en corresponsal de Canal 10, una estación televisiva de alcance nacional. El reportero fue apresado durante la oleada de detenciones que el régimen desató en Semana Santa, en específico contra todos aquellos que desafiaron la prohibición de las procesiones. La policía nunca informó a su familia sobre su paradero y no fue hasta este 9 de junio que se supo de él: el aparato judicial de Ortega lo condenó por los supuestos delitos de “propagación de noticias falsas” y “conspiración para el menoscabo de la integridad nacional”. Afronta una pena de entre ocho y 14 años de prisión.

El juicio de Tikay fue realizado de madrugada y bajo total hermetismo. No se conoce el escrito acusatorio en su contra (no aparece en el sistema electrónico de los juzgados hasta ahora), ni mucho menos las pruebas que lo incriminan. A lo sumo, dice el abogado Braulio Abarca, las pruebas en contra del periodista deben haber sido las imágenes de la procesión que grabó. “Como en otros juicios, la presentación arbitraria de pruebas deben ser las publicaciones en redes sociales y su trabajo como periodista. Es una aberración jurídica. Viola la presunción de inocencia y el principio de libertad de expresión y prensa. Es absurda esta persecución contra los periodistas”, insiste el defensor de derechos humanos en el exilio.

Tikay durante una cobertura del equipo de béisbol local, en una fotografía publicada en sus redes sociales.

De acuerdo con la organización de defensa de la libertad de prensa Voces del Sur, más de 180 periodistas están en el exilio y el destierro para poder seguir informando, hay tres redacciones confiscadas y un acoso permanente a los trabajadores de medios de comunicación. Martha Irene Sánchez, directora del medio digital República 18, sostiene que hay “nueva escalada represiva del régimen contra los reporteros de las localidades a lo interno de Nicaragua”.

De una comunidad rural al noticiero más visto

Al “muchacho serio pero muy amable” que los pobladores de Nandaime describen, la justicia del régimen puede darle entre ocho y 14 años de prisión. Una pena que, de facto, ha comenzado a correr desde el arresto de Tikay, y que para los nandaimeños ha significado la pérdida de su única fuente de información al margen de la Administración sandinista. “De cierto modo, también hemos perdido a un conocido, a alguien que veíamos a diario en las calles en su bicicleta; uno más de nosotros”, dice un ciudadano bajo condición de anonimato.

Tikay se volvió uno de los rostros más conocidos de Nandaime desde antes de 2015, cuando aprovechó el vacío informativo en la ciudad y creó una página en Facebook para informar sobre los sucesos locales. Por ese entonces cursaba en modalidad sabatina la carrera de Comunicación Social en la ciudad de Jinotepe. Pudo costear los estudios superiores gracias a los ingresos de publicidad que conseguía con sus informes en La Portada. Tikay viene de una familia muy pobre, originaria de la comunidad rural de Nandarola. Sus padres apenas lograron pagarle la educación secundaria. La página de Facebook creció tanto en alcance que los reportes de Nandaime trascendieron la localidad, a tal punto que Acción 10, el noticiero más visto de Nicaragua, lo integró como corresponsal. Las coberturas nacionales las inició con una cámara de verdad y ya no con el celular.

“Aparte de hacer noticias, Tikay es narrador de béisbol. Todos los domingos iba al cuadro [estadio] Santa Ana o al estadio Bayardo Morales. Transmitía en Facebook los juegos y de allí sacaba anuncios. Luego hacía noticias y un día empezó a trabajar en Canal 10″, recuerda uno de los ciudadanos que daba pautas al periodista. A partir de 2018, cuando Nicaragua entera se rebeló con masivas protestas contra el régimen Ortega-Murillo, Tikay comenzó a ser acosado por el sandinismo por sus reportes sobre las marchas opositoras.

Víctor Tikay durante una entrevista.

El reportero denunció en ese momento que Pedro Morales Moraga, quien era trabajador de la alcaldía sandinista de Nandaime, trató de derribarlo de la bicicleta con una camioneta Toyota Hilux. El simpatizante oficialista sacó un arma de fuego y apuntó a Tikay. Lo llamó “mentiroso”. “Mi único delito es ser periodista e informar”, escribió en su cuenta de Facebook Tikay. “Callándome a mí no van a lograr nada; Canal 10 va a continuar. Simplemente soy un trabajador”.

“Pero sí lo callaron con cárcel”, dice a EL PAÍS uno de los participantes en la procesión prohibida que el reportero filmó. “El único delito de Tikay fue haber grabado con su celular el Miércoles Santo y que sus videos se hayan hecho virales en Nicaragua. Es decir, sus videos enseñaron que los nandaimeños son bravos: no le tuvimos miedo a los policías y sacamos nuestra procesión de La Reseña. Nos burlamos de la dictadura y su prohibición”, insiste el joven.

En Nandaime hay “mucho pesar” desde el “secuestro” de Tikay. El periodista del pueblo, el narrador de béisbol, el reportero que transmitía el jolgorio de este pueblo en sus fiestas patronales está sumido en una prisión de los Ortega-Murillo. “Sentimos silencio”, dice el participante de la procesión consultado. Un silencio que los colegas de Tikay a nivel nacional e internacional contrarrestan con la denuncia de su condena política.

“La condena al periodista Víctor Tikay por ejercer su labor representa una afrenta contra las libertades de prensa y expresión, que consolida el drástico retroceso que vive Nicaragua. Quienes creemos en el pluralismo y la democracia debemos exigir su libertad”, expresó Pedro Vaca, relator para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). “Nadie debe estar preso por informar”, zanjó por su parte la periodista Lucia Pineda Ubau, quien sabe muy bien lo que Tikay atraviesa: ella estuvo más de seis meses recluida en una celda de aislamiento de los Ortega-Murillo por, precisamente, informar.

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