Efraín Alegre, el candidato que no se rinde
El representante del Partido Liberal va por su tercer intento por la presidencia de Paraguay, esta vez con el apoyo una alianza de 40 partidos progresistas y democristianos
Efraín Alegre es un hombre obstinado. El domingo 30 de abril, intentará por tercera vez consecutiva destronar al Partido Colorado del poder en Paraguay. Estuvo muy cerca hace cinco años, cuando quedó a solo 90.000 votos del actual presidente, Mario Abdo Benítez, gracias al apoyo electoral del expresidente progresista Fernando Lugo. En 2013, su verdugo fue Horacio Cartes, el hombre que hoy ...
Efraín Alegre es un hombre obstinado. El domingo 30 de abril, intentará por tercera vez consecutiva destronar al Partido Colorado del poder en Paraguay. Estuvo muy cerca hace cinco años, cuando quedó a solo 90.000 votos del actual presidente, Mario Abdo Benítez, gracias al apoyo electoral del expresidente progresista Fernando Lugo. En 2013, su verdugo fue Horacio Cartes, el hombre que hoy está tras la candidatura de Santiago Peña, el colorado a vencer. Alegre ha vuelto al ruedo bajo el ala de la Concertación Nacional para un Nuevo Paraguay, un experimento político de 40 partidos opositores de amplio espectro. “Es el entendimiento más amplio que conoce nuestra historia política. Acá estamos todos: colorados, independientes, liberales, todos los sectores que queremos el cambio en el Paraguay”, dijo Alegre en una entrevista con EL PAÍS.
A los 60 años, Alegre exhibe una larga carrera política. En 1983 se sumó a la Juventud Liberal y desde entonces no se detuvo. Fue diputado entre 1998 y 2008 y luego senador. El 22 de junio de 2012, levantó su mano y votó a favor de la destitución del presidente Lugo. Ya había renunciado a su cargo de ministro de Obras Públicas y, una vez rota la alianza entre Lugo con los liberales, se sumó a la condena contra el exobispo. Eso no le impidió tener un año después el apoyo del presidente destituido, aunque sin demasiada suerte. Esta vez, dice, ha aprendido de sus errores.
Alegre nació en San Juan Bautista, en el sur del país, y fue el único de sus 12 hermanos que se dedicó a la política. Se tituló como abogado en Asunción y cursó posgrados en España. Está casado con Miriam Irún y tienen cuatro hijos. En diciembre pasado, Alegre ganó la interna de su partido, del que también es presidente. Expulsó con mano de hierro a aquellos que habían coqueteado con el Partido Colorado y alineó a su tropa. Con la candidatura en la mano, eligió como compañera de fórmula a una mujer, la independiente Sole Núñez, una figura con la que pretende refrescar su imagen y acercarse a las nuevas generaciones.
La estrategia del candidato incluye la promesa de “un Gabinete, el primero en la historia de Paraguay, donde por lo menos la mitad van a ser mujeres”. Y también erigirse como el adalid de la lucha contra la corrupción, con duros ataques a su rival político, Santiago Peña, y quien es su mentor, Horacio Cartes, sancionado por Estados Unidos por lavado de dinero. El enemigo, dice Alegre, es “el dinero sucio que proviene del crimen organizado, de la ilegalidad”. Este domingo sabrá si ese discurso ha calado finalmente en un electorado que lleva más de 70 años viviendo bajo el Partido Colorado.
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