Miles de sudaneses huyen por rutas peligrosas en medio de los combates por el control del país

Los desplazados emprenden trayectos largos y caros hacia otros territorios. Las dos partes enfrentadas acuerdan una tregua de tres días apenas respetada

Algunas personas se preparan para abordar un autobús que sale de Jartum, el lunes. Foto: (AFP) | Vídeo: EPV
El Cairo -

Jartum se ha convertido en los últimos días en escenario de complejas operaciones de evacuación por parte de numerosos países, entre ellos España, para sacar a sus diplomáticos y ciudadanos de la capital. Los vuelos de rescate despegan en medio de una frágil tregua que apenas logra frenar los ...

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Jartum se ha convertido en los últimos días en escenario de complejas operaciones de evacuación por parte de numerosos países, entre ellos España, para sacar a sus diplomáticos y ciudadanos de la capital. Los vuelos de rescate despegan en medio de una frágil tregua que apenas logra frenar los duros combates entre el Ejército regular de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Las dos partes enfrentadas acordaron el lunes por la tarde un alto el fuego de tres días a partir de la medianoche. Aunque la tregua no se está respetando y los dos bandos intercambian acusaciones de estar vulnerándola, miles de personas aprovechan la relativa bajada de la intensidad de los choques en algunos puntos de la capital para conseguir alimentos o para huir tras verse atrapados durante días por el conflicto.

Los que intentan escapar de la violencia afrontan una salida tortuosa por rutas largas, caras y peligrosas hacia otras regiones del país o las fronteras de Egipto, Chad, Sudán del Sur o Etiopía. La capital de Sudán va camino de tornarse en una ciudad fantasma, engullida por las hostilidades, que la han empujado al borde del colapso.

Desde el inicio de los enfrentamientos en Sudán, el pasado 15 de abril, han muerto al menos 459 personas y más de 4.000 han resultado heridas, según el último recuento de la ONU. Jartum es el epicentro de la lucha por el poder entre los bandos enfrentados y los choques han provocado una escasez cada vez más grave de comida, agua, medicinas, electricidad y combustible. Desde el pasado domingo, el país (de 46 millones de habitantes) también sufre interrupciones generalizadas en los servicios de internet y de teléfono, según la plataforma de monitoreo NetBlocks. Y el aeropuerto de la capital, una infraestructura estratégica, ha quedado dañado y ha suspendido todas las operaciones.

En cuestión de días, Jartum ha pasado de ser un refugio para miles de personas huidas de países vecinos y de regiones sudanesas con altos niveles de violencia a convertirse en el origen de un éxodo masivo en busca de seguridad. Decenas de miles buscan refugio frente a los combates. ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, ha anticipado este martes que teme que el conflicto interno de Sudán provoque la huida de al menos 145.000 personas hacia Chad y Sudán del Sur, ha informado la agencia EFE.

“La mayoría de las zonas de Jartum están sometidas a enfrentamientos y fuego”, explicaba Muhammad Ali, un joven de Bahri, una de las tres ciudades que conforman el área metropolitana de la capital, poco antes de iniciarse la nueva y poco respetada tregua. “Las tiendas de las zonas de combates están cerradas”, agregaba, y “algunos se han quedado atrapados en lugares públicos, como escuelas, hospitales y museos”.

La mayoría huye a zonas cercanas a la capital sudanesa, donde la situación de seguridad es mejor, según afirmaba Ali. Pero también a países vecinos. Egipto, a más de 900 kilómetros hacia el norte, es uno de los destinos de los sudaneses que quieren alejarse del conflicto. Pese a que los precios del trayecto se han disparado, los que aún se lo pueden permitir hacen el recorrido por carretera, la mayoría en autobús, desde la capital, donde hay numerosos controles de seguridad del Ejército y los paramilitares, hasta la frontera. Se trata de un recorrido largo y por una carretera insegura y en mal estado, según han explicado en redes sociales numerosos sudaneses que han hecho la ruta. En Egipto pueden entrar directamente todas las mujeres, niños y hombres mayores de 50 años, mientras que el resto tiene que obtener un visado en un consulado cercano.

Un grupo de personas espera frente a un autobús para huir de los enfrentamientos entre el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido y el ejército, este lunes en Jartum.EL TAYEB SIDDIG (REUTERS)

“Nosotros salimos de Jartum el viernes por la mañana y decidimos marcharnos a Egipto cuando nuestra casa fue alcanzada por un misil”, explica a EL PAÍS Noon Abdelbassit, que en redes sociales describió el trayecto como “un viaje largo, aterrador y muy cansado”, pero que cree que “merece la pena”.

Los desplazados por los combates también se dirigen a Sudán del Sur, a donde ACNUR espera que lleguen al menos 45.000 personas. La frontera entre ambos países, en el llamado paso de Renk, se sitúa 450 kilómetros al sur de Jartum. Al éxodo se suman muchos sursudaneses que estaban refugiados en Sudán (en total, el país acogía hasta el inicio de las hostilidades a unas 800.000 personas del país vecino). La agencia de la ONU estima que unos 4.000 de estos retornados han cruzado ya la frontera.

“La gente está llegando por miles”

“Los sursudaneses atrapados en la guerra están recibiendo ayuda de sus familias y parientes con dinero y contactos”, dice Akoc Manhiem, jefe de equipo de una campaña popular que llama a evacuar de emergencia a estos ciudadanos atrapados en Sudán. “La gente está llegando por miles”, agrega, “y nos preocupa que los jóvenes estudiantes sean víctimas del reclutamiento por parte del Ejército”.

Otra vía de escape, aunque menos frecuente, es la ruta al sur en dirección a Etiopía. Este país exige la doble nacionalidad o la residencia en un tercer país a quienes pretenden cruzar la frontera, según testimonios en redes sociales, que destacan que los controles son estrictos y las carreteras de la zona están en mal estado.

Hacia el oeste, ya han cruzado a Chad unos 20.000 sudaneses, según ha informado ACNUR, pero la organización se prepara para recibir a unas 100.000 personas. En este caso, la mayoría procede de la castigada región sudanesa de Darfur, con la que hace frontera. De hecho, Chad ya acogía a 400.000 refugiados sudaneses en 13 campos del este del país.

El alto comisionado de ACNUR, Filippo Grandi, dijo este lunes que los equipos de la agencia han empezado a prestar ayuda a los recién llegados a países vecinos, sobre todo en Chad. También hay quienes pretenden salir de Sudán en ferri hasta Arabia Saudí.

La rápida salida de diplomáticos y ciudadanos extranjeros de países ricos frente a las dificultades para escapar de la población sudanesa ha causado malestar y denuncias de doble rasero. También la falta de ayuda humanitaria, que se mezcla con la desesperación por dejar atrás la guerra. “Hay mucha gente que es incapaz de asumir los costes del transporte debido al fuerte aumento de los precios de los billetes [de autobús]”, lamenta Ali desde Jartum.

Falta de alimentos y recursos sanitarios

EFE, Ginebra

Nima Aeed Abid, representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Sudán, advirtió este martes del peligro de brotes de malaria, sarampión y otras enfermedades en el país, donde según cifras de la ONU ya antes del estallido del conflicto un tercio de la población (15,8 millones de personas) precisaba de ayuda humanitaria. El portavoz de la OMS en Ginebra Christian Lindmeier añadió que los ataques a hospitales han reducido el suministro de sangre para transfusiones y hacen temer que los daños producidos a los centros sanitarios generen amenazas químicas y biológicas.

Por su parte, el portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Jens Laerke, indicó que Sudán vive graves problemas de suministro de alimentos, agua, medicinas y limitados servicios de telecomunicaciones y electricidad, mientras los precios de productos esenciales se han multiplicado.

Las agencias de la ONU en suelo sudanés han sufrido en algunos casos el saqueo de sus almacenes de suministro de ayuda humanitaria, añadió el portavoz, algo que también ha sufrido el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), según indicó su director regional en África, Patrick Yussef, en la misma rueda de prensa celebrada en Ginebra. El responsable de CICR dio la bienvenida a la tregua de 72 horas y pidió su pronta implementación.

Según Cruz Roja, todos los aeropuertos son impracticables para los civiles menos el de Puerto Sudán, donde está también el principal puerto marítimo del país y desde el que aún se puede hacer llegar ayuda humanitaria.

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