Hungría amenaza con bloquear un nuevo paquete europeo de ayuda a Ucrania
Bruselas propone entregar a Kiev 18.000 millones de euros en préstamos a devolver en 35 años
El Gobierno del húngaro Viktor Orbán, cercano al jefe del Kremlin, Vladímir Putin, y una de las voces más sonoras contra las sanciones a Rusia por su guerra en Ucrania, amenaza con vetar nuevas fórmulas de ayuda económica para Kiev. Hungría, que está embarcada en una negociación con la Comisión Europea para descongelar su parte asignada del fondo de recuperación para la covid-19, bloqueada por ...
El Gobierno del húngaro Viktor Orbán, cercano al jefe del Kremlin, Vladímir Putin, y una de las voces más sonoras contra las sanciones a Rusia por su guerra en Ucrania, amenaza con vetar nuevas fórmulas de ayuda económica para Kiev. Hungría, que está embarcada en una negociación con la Comisión Europea para descongelar su parte asignada del fondo de recuperación para la covid-19, bloqueada por las vulneraciones de Budapest del Estado de derecho de la UE, ha reiterado este martes que no apoyará el nuevo paquete de apoyo financiero para Ucrania anunciado pocas horas después por la Comisión Europea. Con cada vez menos margen y huchas en las que mirar, la fórmula de asistencia diseñada por Bruselas para poder seguir ayudando a Kiev a mantenerse a flote tomará la forma de préstamos en condiciones ventajosas a devolver en hasta 35 años que saldrían de una emisión de deuda avalada o respaldada por el colchón presupuestario de la UE. La medida de hasta 18.000 millones de ayuda necesita el apoyo unánime de los Veintisiete para salir adelante.
Bruselas, que todavía debe entregar unos 3.000 millones de paquetes anteriores, congelados en la discusión entre los socios de si deberían enviarse como subvenciones o préstamos, quiere realizar el primer pago del nuevo programa para Ucrania a principios de año. El objetivo del plan, ha explicado el vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis, es que el nuevo paquete sea más “estable y predecible”. Sin embargo, cuando el Gobierno de Volodímir Zelenski y el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierten de que Kiev necesita la ayuda pronto para afrontar sus gastos corrientes y reparar la infraestructura clave civil y energética, ahora que entra el invierno y las tropas del Kremlin aumentan sus ataques para dejar a la ciudadanía sin gas ni electricidad, la oposición de Budapest se hace visible. “Decimos sí al apoyo a Ucrania, pero nos oponemos a un crédito conjunto”, ha recalcado este martes Gergely Gulyás, ministro de Gobernación húngaro en una rueda de prensa en la que ha anunciado un nuevo tope al precio de algunos alimentos, como los huevos o las patatas. Y es precisamente esa fórmula de un crédito blando avalado por el margen presupuestario de la UE la única fórmula que Bruselas ha hallado para afrontar los nuevos pagos.
Hungría, que se ha comprometido con la Comisión Europea a emprender medidas anticorrupción y reformar el sistema judicial para poder obtener así los fondos del plan de recuperación europeo, está capitalizando al máximo su oposición a las medidas de apoyo a Ucrania como lo ha hecho con su contestación a los paquetes de sanciones a Rusia. Budapest utiliza así el tema para negociar con Bruselas a la vez que agita la retórica contra las sanciones en casa, donde culpa de la inflación a las restricciones sobre el Kremlin y otras medidas europeas. De hecho, el Gobierno de Orbán ha lanzado una consulta pública sobre las sanciones de la UE a Rusia con preguntas capciosas que indican que las restricciones dañan a Hungría e ideas como que “ponen en peligro el suministro de calefacción” o que “conducirán a otra ola migratoria”.
El Ejecutivo comunitario, sin embargo, insiste en que cree que Hungría aceptará finalmente y el nuevo paquete para Ucrania saldrá adelante. Kiev necesita entre 3.000 millones de euros y 5.000 millones de euros solo para cubrir las necesidades más urgentes. “Hungría es el autor del best seller Cómo hacer amigos”, ha ironizado el comisario de Presupuesto de la UE, Johannes Hahn. “Estoy seguro de que en la segunda edición encontraremos la solución”, ha agregado Hahn. El comisario austriaco ha explicado que, según estimaciones “conservadoras” los Estados miembros tendrán que abonar unos 630 millones de euros al año, que se repartirán en función de la renta nacional bruta de cada uno de ellos; a Hungría le corresponderían unos 6 millones de euros anuales a partir de 2024. “Estoy seguro de que al final podremos encontrar una solución positiva”.
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