El boicot diplomático de Estados Unidos a los Juegos de Invierno de Pekín encoleriza a China
El portavoz chino de Asuntos Exteriores asegura que Washington “sufrirá las consecuencias” del veto a la cita olímpica
El Gobierno de China ha reaccionado con furia este martes al anuncio de Washington de un boicot diplomático a los Juegos Olímpicos de Invierno que se inaugurarán el próximo febrero en Pekín. Si la víspera había prometido “fuertes contramedidas” en caso de que el veto se consumara, ahora ha asegurado que Estados Unidos “pagará el precio” de esa decisión.
Da igual que el boicot diplo...
El Gobierno de China ha reaccionado con furia este martes al anuncio de Washington de un boicot diplomático a los Juegos Olímpicos de Invierno que se inaugurarán el próximo febrero en Pekín. Si la víspera había prometido “fuertes contramedidas” en caso de que el veto se consumara, ahora ha asegurado que Estados Unidos “pagará el precio” de esa decisión.
Da igual que el boicot diplomático a unos Juegos Olímpicos, a efectos prácticos o deportivos, no signifique gran cosa: los atletas estadounidenses sí asistirán a la cita. Daba igual, también, que Pekín fuera a abstenerse de invitar a altos cargos estadounidenses a la competición, como había asegurado la semana pasada que haría. La medida que anunció el lunes la Casa Blanca como represalia contra la represión de China hacia la minoría uigur en Xinjiang o las libertades en Hong Kong pretende propinar una bofetada —suave, pero bofetada— al país rival. Y el Gobierno de Xi Jinping, que aspira a aprovechar el evento deportivo de febrero para exhibir ante el mundo el auge de su país, lo ha encajado como tal.
En la rueda de prensa diaria del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, el portavoz Zhao Lijian ha asegurado que lo que Washington presenta como un castigo no es más que una “trama destinada al fracaso” para tratar de perjudicar los Juegos. Y quien acabará pagando un precio, ha sostenido, será el propio Estados Unidos, al que el portavoz acusó de haber violado la neutralidad deportiva.
Zhao ha repetido la advertencia que él mismo había formulado la víspera, también en la rueda de prensa de Exteriores, sobre medidas de represalia por parte de China, aunque no ha precisado cuáles serán en concreto, ni en qué momento las anunciarán. Por el momento, su Gobierno ha presentado una protesta diplomática formal por el boicot, según ha anunciado el portavoz, uno de los diplomáticos más representativos de la tendencia conocida como “lobos guerreros”, especialmente agresivos a la hora de defender verbalmente los intereses de su país.
Zhago ha agregado este martes que “Estados Unidos intenta perjudicar los Juegos basándose en su sesgo ideológico, en mentiras y en rumores. Pero el boicot solo hará que la gente de todo el mundo perciba con más claridad sus siniestras intenciones, y eso desgastará aún más su autoridad moral y su credibilidad”. El portavoz ha calificado las denuncias estadounidenses sobre la situación en Xinjiang como la “mentira del siglo”.
Menos pelos en la lengua aún ha mostrado el periódico Global Times, propiedad del Partido Comunista de China y de tono nacionalista. En un contexto en el que ambos países han intercambiado acusaciones y dudas mutuas sobre el origen de la pandemia de coronavirus, el diario ha publicado en su cuenta de Twitter —una red social censurada en China— que “francamente, los chinos estamos aliviados al enterarnos de las noticias, porque cuantos menos funcionarios estadounidenses vengan, menos virus entrarán”.
El nuevo roce abre un nuevo frente de confrontación entre los dos rivales, y pone fin al breve y relativo armisticio logrado con la reunión por videoconferencia de mediados de noviembre entre el presidente estadounidense, Joe Biden, y Xi. Aquella conversación trataba de explorar vías para evitar que los desacuerdos entre los dos gobiernos pudieran acabar desatando “un conflicto, deseado o no”, y permitir el retorno a unos lazos más constructivos. Como resultado, de ese evento emergió un acuerdo para relajar las restricciones de visado que cada país impone a los corresponsales del otro.
Aunque más allá de las tensiones que ya forman parte de la rutina diaria entre los dos gobiernos, a China le preocupa la posibilidad de que otros países occidentales puedan sumarse al boicot estadounidense a los Juegos de Pekín. Australia ha indicado que no ha tomado una decisión, mientras que Nueva Zelanda ha justificado con el argumento de la lucha contra la covid el no enviar a personalidades de su país. El Reino Unido y Japón han anunciado que aún no han decidido si participarán en el boicot. Francia y Países Bajos, por su parte, han mostrado su interés en adoptar una postura conjunta con sus socios europeos; mientras que Italia —que organizará los Juegos de Invierno de 2026 en Milán y Cortina d’Ampezzo— ha informado a Reuters a través de una fuente gubernamental de que no tiene intención de sumarse al boicot diplomático. Se espera que la reunión del G7 que tendrá lugar en la ciudad británica de Liverpool esta semana aborde el asunto, entre otras cuestiones.
Organizaciones en defensa de los derechos humanos y activistas piden, por su parte, mayor presión sobre Pekín, un llamamiento que ha cobrado más fuerza a raíz del caso de la tenista Peng Shuai. La deportista denunció al antiguo viceprimer ministro Zhang Gaoli por supuestos abusos sexuales a principios de noviembre, y desapareció durante dos semanas antes de reaparecer en una serie de actos públicos que no han disipado los llamamientos a que se aclare su situación.
Hasta el momento, debido a las estrictas medidas contra la covid que impone China a quienes llegan desde el extranjero, pocos líderes han confirmado su presencia en Pekín. Sí asistirá a la cita olímpica el presidente ruso, Vladímir Putin, a invitación de Xi Jinping.
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