Perú sigue el destino de Run Run, el zorro que fue comprado como perro

Las denuncias por hallazgo o abandono de especies han aumentado un 50% desde el rescate del animal en una barriada de Lima

Maribel Sotelo sostiene un cuadro pintado por el artista Ness is Sans en honor al zorro Run Run, el pasado viernes.Jacqueline Fowks

Maribel Sotelo nunca pensó que su familia acabaría en los medios de comunicación. La historia comenzó el pasado febrero. Su hijo adolescente quería una mascota y compró un pequeño perro en el centro de Lima (Perú). Lo eligió al verlo herido en la cabeza con la intención de curarlo, pero a las pocas semanas la cola reveló que no era el cachorro que le habían dicho, sino un zorro andino. Durante ocho meses la familia intentó sin éxito que las autoridades de fauna se hicieran cargo del animal para devolverlo a su hábitat. Los especia...

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Maribel Sotelo nunca pensó que su familia acabaría en los medios de comunicación. La historia comenzó el pasado febrero. Su hijo adolescente quería una mascota y compró un pequeño perro en el centro de Lima (Perú). Lo eligió al verlo herido en la cabeza con la intención de curarlo, pero a las pocas semanas la cola reveló que no era el cachorro que le habían dicho, sino un zorro andino. Durante ocho meses la familia intentó sin éxito que las autoridades de fauna se hicieran cargo del animal para devolverlo a su hábitat. Los especialistas y la policía forestal solo aparecieron después de que las cámaras de televisión contaran la historia del zorro Run Run, convertido ya en un habitual del vecindario.

El paso de la libertad al cautiverio del Lycalopex culpaeus que jugaba con los perros en un barrio pobre y recibía comida de los vecinos ha sensibilizado a todos los que se enteraron de su historia. Después de su rescate, ha crecido en 50% el número de reportes de hallazgo o abandono de especies ante el Servicio Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) en el departamento de Lima y en otras regiones.

Ronald, de 16 años, es estudiante del último año de secundaria. Había ahorrado dinero tocando en las calles con su padre durante la pandemia. Su madre tuvo fibrosis pulmonar y se mudaron a una casa más amplia y ventilada en febrero. Se establecieron en el asentamiento humano Sol Naciente, en el distrito de Comas, ubicado en Lima Norte. Allí los padres le dieron permiso para tener una mascota. “Cuando lo compré pequeñito, tenía heridas en la cabeza y sangre en las orejas. Quería curarlo. Días después, al crecer, vimos su cola e hicimos reportes al Serfor. Yo me comuniqué tres veces y mi mamá también, pero no vinieron”, cuenta el estudiante, que toca la trompeta y se prepara para su acceso al Conservatorio de Música.

Maribel Sotelo acudió a más entidades del Estado para que rescataran al zorrito. “Fui al parque zonal Sinchi Roca (que tiene un mini zoológico), pero todos decían que por pandemia no podían hacer nada”, recuerda la mujer, de 53 años. Un día de mayo, entre inusitados truenos y relámpagos en Lima, el animal se escapó de casa asustado. Durante dos meses siguió yendo a diario a la vivienda para alimentarse, pero luego los vecinos empezaron a darle comida y no volvió más. Desde entonces, vivió en el cerro de piedra y tierra de Sol Naciente. Andaba con los perros y dormía en el techo de otra casa, más arriba del cerro.

En el barrio le tomaron cariño, pero un día mató a varios cuyes (conejillos de indias) y se comió uno. “Era muy astuto, destrozó el corral de una vecina. Sería su instinto”, cuenta por teléfono Luz María Uman, residente del barrio vecino Ampliación Sol Naciente. Fue ella quien avisó a los canales de televisión de que un zorro andaba libre en Comas. “Sé por las noticias que estará 30 días en cuarentena. A veces me siento un poco culpable de haber avisado porque ahora está en cautiverio”, añade Uman.

Run Run fue capturado una noche después de que los especialistas de Serfor le lanzaron un dardo para adormecerlo. “Se lo llevaron rápido, no nos avisaron. Esa noche lloramos con mi hijo, pero luego nos explicaron que tuvo que ser así porque su cuerpo es muy fuerte y se le iba a pasar el efecto del tranquilizante. Aunque el plan era llevarlo al Zoológico de Huachipa (en Lima Este) fueron al Parque de las Leyendas porque está a menos distancia”, cuenta Sotelo. “Sé que Runcito está bien. Cada vez que llamo, los especialistas de Serfor me informan. Estamos a la espera de que termine la cuarentena y la evaluación de su comportamiento para ir a verlo. Los vecinos también quieren visitarlo”, cuenta la madre de Ronald. La mujer se gastó unos 90 dólares en reembolsar las pérdidas de cuyes, una gallina y un pato. “No sabe cómo me han insultado, pero otra parte de los vecinos se encariñaron con él”, asegura.

Según Serfor, los veterinarios del Parque de las Leyendas, un zoológico de Lima, han hecho exámenes de sangre y parasitológicos a Run Run. “Actualmente, recibe los cuidados necesarios para asegurar su alimentación y bienestar”, precisa la entidad. La institución aclara que si bien recibió hace meses un reporte de la presencia de un zorro andino en Comas, cuando contactaron con la persona, esta dijo que era de un vecino. “Se le solicitó la ubicación y fotografías del ejemplar, pero la señora no se volvió a comunicar”, aseguran.

Pero el caso podría no acabar aquí. Una abogada ha solicitado que el zorro sea trasladado a un centro de conservación de fauna silvestre para tratar de devolverlo en un futuro a su hábitat, informa El Comercio. “Al ponerlo en un zoológico han condenado al zorrito Run Run a que sea objeto de nuestra curiosidad y morbo, un objeto más de exhibicionismo”, dice la demanda. Desde el zoológico aseguraron que aún está en cuarenta de forma temporal y que luego podría ser trasladado.

De acuerdo a la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental (FEMA), en lo que va de 2021 ha recibido más denuncias por el delito de abandono y actos de crueldad contra animales silvestres y domésticos que en los cuatro años anteriores. Hasta la primera semana de octubre registró 716 denuncias. Este año, en 240 operativos contra el tráfico, rescató 766 animales silvestres “extraídos de su hábitat natural para ser vendidos ilegalmente”, informó la fiscalía especializada.

A la espera de la ‘Ley Run Run’

La semana pasada, la Defensoría del Pueblo, la FEMA y organismos de la sociedad civil alertaron de que la Comisión de Justicia del Congreso había modificado el dictamen de un proyecto de ley que buscaba incluir el tráfico ilegal de especies de flora y fauna silvestre en la ley contra el crimen organizado. El nuevo dictamen descartaba la calificación de crimen organizado. De hacerlo, dotaría a la policía, la Fiscalía y el Poder Judicial de herramientas para “una mayor eficacia en la investigación, juzgamiento y sanción penal de los delitos contra los recursos naturales”, advierte un oficio de la Defensoría del Pueblo enviado al Parlamento.

La Defensoría destaca que Perú es uno de los países con las mayores concentraciones de especies silvestres del planeta y uno de los 12 países megadiversos, por lo que es necesario un marco jurídico que las resguarde. De acuerdo a esta entidad, Serfor rescata cada año unos 4.000 especímenes vivos. En el debate público, los especialistas ya llaman a la norma en ciernes la Ley Run Run.

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