Biden critica en su primera conversación con Xi los abusos y la escalada autoritaria de China
El presidente de Estados Unidos muestra su estrategia con Pekín y expresa su preocupación por las prácticas comerciales y, además, la represión en Hong Kong y Taiwán
Los frentes abiertos entre Washington y Pekín van más allá de la persona que ocupa la Casa Blanca, tal y como se hizo evidente este miércoles en la primera conversación mantenida entre el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el líder del régimen chino, Xi Jinping. Según un comunicado de la Casa Blanca, Biden expresó a Xi su preocupación por las prácticas económicas “coercitivas e injustas” por parte de Pekín, la represión sobre Hong Kong y ...
Los frentes abiertos entre Washington y Pekín van más allá de la persona que ocupa la Casa Blanca, tal y como se hizo evidente este miércoles en la primera conversación mantenida entre el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el líder del régimen chino, Xi Jinping. Según un comunicado de la Casa Blanca, Biden expresó a Xi su preocupación por las prácticas económicas “coercitivas e injustas” por parte de Pekín, la represión sobre Hong Kong y los abusos a los uigures y otras minorías en la provincia de Xinjiang, así como las acciones “crecientemente autoritarias” en la región incluyendo Taiwán.
El giro que la nueva Administración de Biden ha impreso a la política exterior se puede resumir en una frase redonda que al demócrata le gusta decir: “Estados Unidos ha vuelto”. Ese regreso significa la vuelta de la primera potencia a los acuerdos multilaterales, como el pacto del clima, o a los organismos internacionales, como el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que anunció el pasado lunes. También implica un nuevo talante hacia los aliados tradicionales de Canadá o Europa. Lo que, sin embargo, quedó claro desde la campaña electoral, es que el régimen chino ocupa un lugar diferente.
Biden se expresó con dureza sobre Pekín ya como candidato. A diferencia de la mano dura de su predecesor, Donald Trump, cuyas críticas que se centraban casi exclusivamente en la rivalidad comercial, el demócrata pone el acento en los derechos humanos, aunque no olvida la economía. La palabra China aparecía hasta 24 veces en el programa de reactivación industrial del presidente demócrata, preocupado por la fuga de producción fabril y las prácticas de competencia desleal por parte del gigante asiático. En un debate hace un año acusó a Xi de “matón” y de no tener “un solo hueso democrático” en su cuerpo.
El nuevo inquilino de la Casa Blanca, en resumen, no tuitea contra Pekín a las seis de la mañana, ni se refiere a la covid-19 como “virus chino”, pero los motivos del clima de Guerra Fría que se ha asentado entre las dos potencias continúan. Estados Unidos y China afrontan sus peores problemas en 40 años, en los que la rivalidad tecnológica, económica y geoestratégica se mezcla con una reciente escalada de sanciones, cierres de consulados, acusaciones de espionaje y vetos de viajes.
Durante la conversación de este miércoles, según la Administración estadounidense, los dos mandatarios intercambiaron también impresiones sobre la pandemia, el cambio climático y la prevención de la proliferación de armas. El comunicado también resumía cuál es la nueva doctrina de Washington: “El presidente Biden se ha comprometido a mantener un vínculo orientado a resultados en tanto que avance en los intereses del pueblo estadounidense y sus aliados”.