“Hay que seguir haciendo presión a Polonia y Hungría”

El jefe de la diplomacia luxemburguesa insiste en la necesidad de mantener vivo el debate sobre la suspensión a ambos países del derecho de voto en las instituciones europeas

Jean Asselborn, durante la entrevista, el 21 de octubre en Madrid.KIKE PARA

Tanto cuando los menciona expresamente como cuando no, dos nombres sobrevuelan el discurso del ministro de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn: Polonia y Hungría, los dos países de la UE cuya deriva autoritaria inquieta a Bruselas y ha llevado recientemente a los socios a pactar la vinculación de los fondos europeos con el cumplimiento del Estado de derecho. Asselborn (Steinfort, 71 años) insiste en que el debate sobre la aplicación del ...

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Tanto cuando los menciona expresamente como cuando no, dos nombres sobrevuelan el discurso del ministro de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn: Polonia y Hungría, los dos países de la UE cuya deriva autoritaria inquieta a Bruselas y ha llevado recientemente a los socios a pactar la vinculación de los fondos europeos con el cumplimiento del Estado de derecho. Asselborn (Steinfort, 71 años) insiste en que el debate sobre la aplicación del artículo 7 del Tratado de la UE, que permite suspender el derecho de voto en las instituciones europeas del país que viole los valores fundamentales de la Unión, debe permanecer vivo. “No lo podemos parar”, subraya en una entrevista en Madrid realizada el mes pasado. La Comisión ha iniciado un procedimiento contra Varsovia en base a ese artículo y la Eurocámara ha impulsado el mismo expediente contra Budapest, pero el tema está atascado en el Consejo de la UE.

“Lo que me preocupa es que hemos olvidado, o tenemos la voluntad de olvidar, que Europa no funciona si no se respetan las reglas de la democracia, del Estado de derecho. Si miles de millones de euros del contribuyente europeo circulan, hay que respetar el Estado de derecho. Que no es gran cosa: la libertad de prensa, la independencia judicial, la separación de poderes… Y si hay Estados, al menos dos, donde eso es un problema, hay que seguir haciendo presión”, señala el ministro.

Asselborn insiste en la urgencia del problema y pone un horizonte temporal —“mucho antes de 10 años”— en el que “o aceptamos las reglas de Europa o las dejamos de aceptar”. “O esos mismos países [las aceptan] o nosotros les decimos: ‘no podemos continuar así’. No podemos dejar pasar aún más años. [El primer ministro húngaro, Viktor] Orbán comenzó en 2010 a cuestionar el Estado de derecho. Y tiene que parar un día, cuanto antes”.

“Todo es fácil en el Parlamento Europeo, porque hay siempre una gran mayoría en defensa de los ideales de Europa. Creo que incluso en la Comisión. El problema es el Consejo, donde hay una tendencia a decir que hay que defender los propios intereses contra los intereses europeos. Y eso va a terminar mal”, señala. Por eso, apunta, importan más las ideas que los nombres: “Europa no necesita héroes. Necesita personas que defiendan el ideal europeo, que es la responsabilidad, la solidaridad y, sobre todo, el respeto a las reglas de la democracia”.

Hace dos años, Asselborn salió del cuasianonimato que implica liderar la diplomacia del segundo menor país de la UE, tanto en territorio como en población (600.000 habitantes), gracias a dos palabras que se hicieron virales, “merde alors!” (algo así como “maldita sea” usando la palabra “mierda”), con las que puso fin a una discusión en público con el entonces ministro del Interior italiano, Matteo Salvini. “Era un poco en broma, pero también un grito para decir que hay que respetar en Europa la Convención de Ginebra, tener una política migratoria europea y que en África no hay esclavos, sino seres humanos”. Admite que se sabe de memoria la fecha del incidente (15 de septiembre de 2018) y, al hablar de Salvini (hoy en la oposición y en horas bajas), abandona el lenguaje diplomático que emplea en el resto de la entrevista: “Es un exponente de esa Europa egoísta, populista y, cuando dice que hay esclavos en África, también racista”. En la línea de España, Luxemburgo considera que la propuesta de pacto migratorio presentada el pasado septiembre por la Comisión está coja sin “la reubicación obligatoria de solicitantes de asilo para todos los países”, afirma.

El ministro, del partido socialista, asegura que la covid-19 ha mostrado la necesidad de invertir en equipos sanitarios y repensar algunas políticas de producción. “En una crisis como esta, aún no resuelta, hay que dar a los ciudadanos la garantía de que el sistema de salud y hospitalario funciona. Y a nivel europeo, no podemos delegar todo en Asia: los medicamentos, los equipamientos médicos… Era un poco fácil para nosotros. Hace 15 años que empecé a ser ministro. Si esta crisis hubiera tenido lugar entonces, habrían sido los europeos los que hubiesen dado el equipamiento a los chinos, y hoy es al revés”.

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