“Los cubanos y venezolanos de Florida deberían detectar a un potencial dictador”

El español Juan Verde, exasesor de Obama y Hillary Clinton, confía plenamente en una victoria demócrata en las elecciones

Madrid -
Juan Verde, en una imagen cedida por su equipo.

Juan Verde (Telde, 49 años) no oculta su entusiasmo. Este exasesor de Barack Obama y Hillary Clinton está convencido de que Donald Trump tendrá que abandonar la Casa Blanca el próximo enero. Verde, que lleva media vida vinculado al Partido Demócrata y ocupó el cargo de subsecretario adjunto para Europa y Eurasia en el Departamento de Comercio de EE UU entre 2008 y 2010, no cree que en las elecciones de este martes quede margen para las sorpresas. Desde su residencia en Washington, el canar...

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Juan Verde (Telde, 49 años) no oculta su entusiasmo. Este exasesor de Barack Obama y Hillary Clinton está convencido de que Donald Trump tendrá que abandonar la Casa Blanca el próximo enero. Verde, que lleva media vida vinculado al Partido Demócrata y ocupó el cargo de subsecretario adjunto para Europa y Eurasia en el Departamento de Comercio de EE UU entre 2008 y 2010, no cree que en las elecciones de este martes quede margen para las sorpresas. Desde su residencia en Washington, el canario reconoce en una entrevista por videoconferencia que el panorama es mucho más alentador para los demócratas que hace unos meses: “Ha caído sobre Trump la tormenta perfecta: la tragedia sanitaria y económica, además de la crisis social y racial”.

Pregunta. ¿Confía hoy en la victoria de Joe Biden más que lo que creía en la de Clinton hace justo cuatro años?

Respuesta. Sí, sin duda, mucho más. No solo porque los sondeos en el ámbito nacional nos sitúen hasta 11 puntos por encima, sino por muchos otros factores. Las mujeres blancas, por ejemplo, fueron ellas quienes dieron la victoria a Trump y se la negaron a Clinton, y hoy todo apunta a que Biden obtendrá aproximadamente la mitad de sus votos. Los afroamericanos son otro claro ejemplo; si hubieran apoyado a Clinton como hicieron con Obama, hubiésemos ganado claramente en 2016. Este año esperamos que su participación bata todo los récords. Y Trump también ha perdido bastante terreno en otros segmentos de población, como los hombres blancos y los jubilados.

P. Más de 95 millones de estadounidenses han votado ya por adelantado (un 70% del total de 2016) y la mayoría de analistas coincide en que son cifras positivas para los demócratas.

R. Es un indicador que nos llena de ilusión. La clave es la participación. Cuanta más gente vote, más posibilidades tendremos los demócratas de ganar.

P. ¿No hay miedo al voto oculto?

R. Sí, pero cada vez menos. Las encuestadoras han mejorado muchísimo su metodología y su capacidad analítica desde el fracaso de hace cuatro años. Sabemos que es posible que vuelvan a equivocarse, pero también que es muy improbable.

P. Debido al voto por adelantado, es posible que la noche electoral no se pueda determinar un ganador. ¿Qué escenario prevé?

R. Hay dos posibles. El primero, que se cumplan los sondeos y los demócratas obtengamos la victoria más rotunda en décadas. El segundo, muy poco probable, sería un escenario con los márgenes muy ajustados en varios Estados, en los que Trump, habiéndose escrutado únicamente el voto presencial emitido el 3 de noviembre, se autoproclamara ganador. Y podría poner en marcha un largo proceso de batallas legales en los Estados en disputa para poner en cuestión la legalidad del voto por correo.

P. Más de 32 millones de hispanos pueden votar este año. ¿Espera que su apoyo acabe siendo determinante en Estados ajustados como Florida, Arizona o Nevada?

R. Esperamos captar en torno al 70% del voto hispano en todo el país. Y todo señala que su participación va a ser más alta que nunca, sobre todo en estos Estados clave. En Florida, el más importante de todos, los cubanos y venezolanos probablemente voten mayoritariamente por Trump, algo que me deja atónito; ellos más que nadie deberían reconocer a un potencial dictador. También hay que tener en cuenta que en los últimos años se han asentado en torno a Orlando y Tampa más de 300.000 puertorriqueños (la mayoría, tras el devastador huracán María, en 2017) y ellos pueden darnos la victoria allí. Y si ganamos Florida, ganamos las elecciones.

P. Biden promete acabar con la polarización del país, pero aunque gane, es previsible que la ideología de Trump permanezca en millones de sus simpatizantes.

R. No sabemos si Biden será capaz de unificar el país, aunque es una persona que en sus más de 40 años en política se ha caracterizado por buscar el consenso con los republicanos. Si hay alguien capaz de ese reto, creemos que es él. Sí tenemos claro qué significaría la reelección de Trump: el principio del fin. De los valores democráticos, del sistema político de EE UU. Cuatro años de más violencia, más división racial, más enfrentamiento político.

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