La CIDH desiste de renovar el segundo mandato de Paulo Abrão al frente de la organización
La OEA había bloqueado la contratación del secretario ejecutivo, argumentando la existencia de una serie de denuncias de acoso laboral
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha desistido este jueves de renovar el mandato de Paulo Abrão como secretario ejecutivo, después de que la Organización de Estados Americanos (OEA) frenara el proceso. Abrão llegó en 2016 a la CIDH y había sido designado nuevamente en el puesto por cuatro años más en enero pasado. En agosto, Luis Almagro, secretario general de la OEA, detuvo la renovación del contrato de Abrão argumentando que exis...
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha desistido este jueves de renovar el mandato de Paulo Abrão como secretario ejecutivo, después de que la Organización de Estados Americanos (OEA) frenara el proceso. Abrão llegó en 2016 a la CIDH y había sido designado nuevamente en el puesto por cuatro años más en enero pasado. En agosto, Luis Almagro, secretario general de la OEA, detuvo la renovación del contrato de Abrão argumentando que existían al menos 61 denuncias de acoso laboral en su contra. La suspensión del proceso generó una serie de cuestionamientos sobre la independencia del organismo que defiende los derechos humanos en América Latina.
La CIDH ha anunciado en un comunicado que comenzará el proceso de selección de un nuevo secretario ejecutivo el próximo 25 de septiembre, una vez que no consiguió llegar a un acuerdo con la OEA sobre el liderazgo de Abrão en la institución. “La Comisión Interamericana expresa su profundo rechazo a la decisión del Secretario General de la OEA, Luis Almagro quien, al haber negado esta renovación contractual quebranta una práctica establecida por más de 20 años de respeto a la decisión de la CIDH de nombrar a su Secretario Ejecutivo y dificulta la obtención de verdad, justicia y reparación a las personas que se han sentido afectadas en sus derechos laborales”, expone la CIDH.
Por su parte, Abrão ha explicado en una carta el riesgo que supone para la autonomía de la CIDH el hecho de que la OEA no haya respetado la decisión de los siete comisionados que pidieron la ampliación de su mandato en enero. “Históricamente siempre existieron presiones e intereses muy poderosos contra una CIDH activa, más fuerte y eficiente. La comunidad regional de derechos humanos debe estar muy atenta y vigilante ante este grave precedente. El principal problema de la no renovación de mi mandato es la falta de respeto a la autonomía e independencia de la Comisión para seleccionar y renovar la secretaría ejecutiva de su confianza”, señala.
Tras el anuncio de la OEA de frenar el proceso de contratación de Abrão, países como México y Argentina, así como algunas organizaciones que defienden los derechos humanos, señalaron que Almagro estaba poniendo en riesgo a la institución latinoamericana y que sentaba un mal precedente sobre la independencia que la organización debe tener, considerando su labor como vigilante del respeto a los derechos humanos en la región.
La CIDH es un organismo que promueve, vigila y defiende los derechos humanos en América Latina desde 1959. La institución depende directamente de la OEA y tiene su sede en Washington. Sin embargo, desde su fundación ha contado con una notable independencia que le ha permitido denunciar importantes violaciones de derechos humanos en varios países y llevar los casos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Abrão ha sobresalido en la esfera diplomática por su rol activo en algunos conflictos internacionales, como la investigación a los ataques contra las protestas civiles de 2018 en Nicaragua, por parte del Gobierno de Daniel Ortega. Mientras, Almagro, excanciller uruguayo, es visto como un aliado de Estados Unidos que ha defendido las posturas más duras contra Cuba y Venezuela.
Abrão ha negado los señalamientos de varias decenas de exempleados de la Comisión que aseguraban que durante su gestión fueron objeto de acoso laboral y hostigamientos que les obligaron a abandonar la institución. “Es inadmisible que la presentación de denuncias no investigadas sea fundamento para una separación funcional de un secretario ejecutivo de la CIDH (o cualquier otro/a funcionario/a de la secretaría general de la OEA) sin sujeción al debido proceso”, añadió en su carta. El secretario ejecutivo de la CIDH explicó en septiembre a este diario que en los últimos años emprendió cambios en la estructura de la Comisión, pero que en ningún momento se trató de las actitudes descritas por los exempleados. “Lo cierto es que estas transformaciones institucionales han sido necesarias y demostraron ser correctas”, escribió este jueves al despedirse de la organización.