El órdago migratorio de Trump marca el arranque del nuevo Congreso

La nueva mayoría demócrata deberá tratar de hallar una solución al cierre parcial del Gobierno ocasionada por la insistencia del presidente en financiar el muro con México

Trump, flanqueado por los secretarios de Interior, David Bernhardt (izquierda) y Defensa, Patrick Shanahan (derecha).Vídeo: EVAN VUCCI (AP) / REUTERS

Estados Unidos entra este jueves en un escenario político nuevo e incierto: el presidente más divisorio e incontrolado ya no domina todas las ramas del poder federal. La nueva mayoría demócrata de la Cámara baja tratará de arrebatarle la iniciativa. De la resistencia de Trump a soltar las riendas da fe su empeño en mantener el foco en la inmigración: no cede en la construcción del muro con México, que ha provocado el cierre parcial de la Administración, y, de paso, apremia a los demócratas a definir su posición en un asunto que será clave en 2020.

La promoción más diversa de congresistas de la historia, salida de las elecciones legislativas del pasado 6 de noviembre, llega al Capitolio dispuesta a demostrar que puede marcar la diferencia y a explotar algunos de los temas que le funcionaron durante la campaña. El objetivo es apuntarse tantos en algunas de las pocas iniciativas legislativas que tienen posibilidad de prosperar, suscitando el apoyo de los republicano...

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La promoción más diversa de congresistas de la historia, salida de las elecciones legislativas del pasado 6 de noviembre, llega al Capitolio dispuesta a demostrar que puede marcar la diferencia y a explotar algunos de los temas que le funcionaron durante la campaña. El objetivo es apuntarse tantos en algunas de las pocas iniciativas legislativas que tienen posibilidad de prosperar, suscitando el apoyo de los republicanos —que mantienen el control del Senado—, como un paquete de inversiones en infraestructuras y una bajada del precio de los medicamentos.

Pero todo eso tendrá que esperar, porque Trump ha marcado una prioridad insoslayable: primero deberán lidiar con el cierre del Gobierno, cuyos efectos se agravan cada día que pasa con cientos de miles de funcionarios federales en su duodécimo día sin sueldo. El presidente vuelve a colocar la política migratoria en el centro de todo, haciendo depender la reapertura del Gobierno de la financiación del muro con México, promesa electoral estrella de Trump y línea roja para los demócratas. El plan de estos para cuadrar el círculo consiste en impulsar dos proyectos de ley: uno que dotaría de fondos al departamento de Seguridad Nacional, sin incluir partida alguna para construir el muro, y otro con seis medidas para financiar hasta el final del ejercicio fiscal otras agencias federales bloqueadas. Las dos leyes, que difícilmente superarán el trámite en el Senado, sitúan la presión en el lado republicano. Pero, con la línea roja del muro, la solución se antoja complicada.

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Trump convocó este miércoles por la tarde a los líderes de los dos partidos en el Congreso para una sesión informativa sobre seguridad fronteriza. El encuentro, celebrado en la Sala de Crisis de la Casa Blanca reservada para abordar la información más sensible, ha venido precedido de un aparente gesto conciliador dirigido a la líder de los demócratas. “¡La seguridad fronteriza y la cosa del muro y el cierre [del Gobierno] no son el lugar donde Nancy Pelosi querría empezar su ejercicio como presidenta de la Cámara! ¿Hacemos un trato?”, ha tuiteado el presidente, sin ofrecer pistas sobre qué tipo de acuerdo estaría dispuesto a aceptar.

La elección de Pelosi como presidenta de la Cámara de Representantes y tercera autoridad del Estado, que se da por hecha, será la primera decisión que deberán tomar este jueves los congresistas. Después vendrá la exigente tarea de lidiar con el cierre del Gobierno. “Donald Trump nos ha dado a los demócratas la gran oportunidad de mostrar cómo gobernaremos responsablemente y pasaremos nuestro plan para poner fin al irresponsable cierre de Trump. Es solo la primera señal de las cosas que traerá nuestra mayoría demócrata, comprometida a trabajar para la gente”, ha tuiteado Pelosi. El deseo de una relación de trabajo fructífera entre ambos líderes es, hoy por hoy, poco más que una quimera que desafía el centro de gravedad de los dos grupos de congresistas que este jueves toman posesión de sus escaños. Pero el órdago migratorio de Trump puede, al menos, dar la posibilidad al presidente de exponer algunas de las fisuras que surcan la bancada demócrata.

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Buena parte de los nuevos congresistas, entre los que hay inmigrantes de primera y segunda generación, lograron sus escaños con programas que incluyen medidas muy tolerantes con la inmigración, o incluso directamente la abolición de la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas. Pero otros, aquellos que lograron sus escaños en distritos que votaron a Trump en 2016, abogan por reforzar la seguridad en la frontera, siempre que sea con medidas razonables y eficaces. He ahí uno de los asuntos claves sobre los que deberán pronunciarse los demócratas de cara a las elecciones presidenciales de 2020.

La contención de Trump con Pelosi

P.G.

A nadie le ha pasado inadvertida la contención de Donald Trump en su trato hacia Nancy Pelosi. Ni siquiera ha explotado el hecho de que la líder demócrata se encontraba de vacaciones en Hawái mientras él seguía la crisis presupuestaria desde la Casa Blanca. Muchos han querido ver una señal de que el mandatario confía en poder trabajar con ella para lograr acuerdos beneficiosos para ambos. A Pelosi le permitiría demostrar que el demócrata es un partido que va más allá del rechazo sistemático a los republicanos, y Trump podría cumplir algunas promesas. La relativa paz podría acabar en cuanto se constate que la demócrata no aceptará aprobar miles de millones para el muro.

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