Sebastián Piñera destituye al jefe de carabineros de Chile por el asesinato del mapuche Catrillanca

Cinco vídeos contradicen la versión oficial de un enfrentamiento armado con uniformados

Un manifestante tapa su rostro con una foto del mapuche Camilo Catrillanca durante una protesta en Santiago, el 20 de diciembre.Reuters

El presidente chileno, Sebastián Piñera, ha removido este jueves al general director de Carabineros, Hermes Soto, luego de que el miércoles se desvelaran cinco vídeos que ratificaron que el mapuche Camilo Catrillanca, de 24 años, no murió el pasado 14 de noviembre en medio de un enfrentamiento armado en La Araucanía, en el sur del país, sino que fue asesinado. Luego de que quedara en evidencia el ocultamiento de los reg...

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El presidente chileno, Sebastián Piñera, ha removido este jueves al general director de Carabineros, Hermes Soto, luego de que el miércoles se desvelaran cinco vídeos que ratificaron que el mapuche Camilo Catrillanca, de 24 años, no murió el pasado 14 de noviembre en medio de un enfrentamiento armado en La Araucanía, en el sur del país, sino que fue asesinado. Luego de que quedara en evidencia el ocultamiento de los registros gráficos, Piñera informó que otros 10 generales saldrán de la institución, que enfrenta una crisis severa por otros casos de corrupción y montaje. Como Soto se resistió a renunciar a su cargo –que había asumido recién en marzo pasado­– es la primera vez que el Gobierno chileno deberá destituir a un jefe de carabineros, por lo que La Moneda deberá presentar un decreto presidencial y, posteriormente, informar al Congreso y a la Contraloría.

Piñera habló de una "grave crisis de credibilidad, probidad y eficacia" y señaló que "la institución necesita un nuevo liderazgo". No es claro todavía quien será el general que sucederá a Soto, que sigue al mando de la institución hasta que se apruebe formalmente su salida. Al dar de baja a los otros 10 generales, el Gobierno busca facilitar la formación de un nuevo alto mando que no esté salpicado por ninguno de los escándalos que han sacudido a Carabineros de Chile en los últimos años y que han provocado la abrupta baja en la valoración que le tenía la ciudadanía.

La situación de Soto era insostenible. Luego de la muerte de Catrillanca, la institución informó que el joven mapuche había fallecido en medio de un enfrentamiento, luego de un hecho policial que no tenía relación con el conflicto en La Araucanía, una región tensionada hace siglos por las reivindicaciones indígenas y la respuesta del Estado. Las autoridades de Carabineros afirmaron adicionalmente que no había vídeos del operativo, pero la mentira quedó pronto al descubierto: el adolescente de 15 años que acompañaba a Catrillanca en su tractor cuando fue asesinado indicó que uno de los policías portaba una cámara. Carabineros, entonces, tuvo que reconocer la existencia de las pruebas, aunque señaló que el funcionario había botado el registro en un inodoro. Los cinco vídeos conocidos este miércoles, que mostraban en detalles el operativo y a un Catrillanca agonizante, dejaron totalmente debilitado a Soto, un general al que su institución le desobedece y le miente.

No es el único damnificado por este caso que ha provocado la salida de una veintena de carabineros desde el 14 de noviembre pasado. Algunos sectores de la oposición han pedido la renuncia del ministro del Interior, Andrés Chadwick, de cuya cartera dependen las policías chilenas. A Chadwick, primo y mano derecha del Presidente, le piden que asuma la responsabilidad política de esta trama que dejó al descubierto una red de mentiras, montaje y negligencia. No parece probable, sin embargo, que Piñera vaya a soltarle la mano fácilmente al hombre fuerte de su Gabinete. Aunque el caso Catrillanca ha afectado en la popularidad del mandatario –que tiene un respaldo del 37% y un 39% de rechazo, según la última encuesta CEP–, Piñera se ha puesto en la primera línea del conflicto.

El asesinato de Catrillanca no solo ha encendido el conflicto en la región con mayor pobreza de Chile, sino que ha impactado en asuntos fundamentales para la Administración de centroderecha, como el control del orden público y la promesa de llevar paz a La Araucanía, históricamente convulsionada. El mismo Gobierno que en sus primeros días se vanagloriaba de haber reestructurado a Carabineros en medio de la crisis por la Operación Huracán –otra trama de montaje en La Araucanía– cierra los últimos días de su primer año convulsionado por el mismo problema y sin margen para nuevos errores.

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