“El grito de independencia es solo un pretexto para irte de fiesta”
10 jóvenes mexicanos cuentan lo que significa para ellos la fiesta nacional de México
Los mexicanos salen a las calles y a las plazas públicas cada 15 de septiembre a gritar su independencia. El presidente, el gobernador, el alcalde o cualquier otro político en turno lanza arengas a la multitud y millones siguen la ceremonia en sus casas al calor del pozole y el tequila. El grito de Independencia es causa y efecto de la identidad nacional de México, prácticamente todos los elementos y los símbolos que la construyeron confluyen en la celebración: el verde, el blanco y el rojo salpican la decoración de las casas, en las que suena música mexicana y se come comida mexicana.
El festejo recrea la noche en la que Miguel Hidalgo llamó desde la parroquia del pueblo de Dolores (Guanajuato, centro de México) a que los habitantes se levantaran en armas contra la Corona española, lo que marcó el inicio del movimiento independentista en 1810. La fiesta nacional se celebra desde 1812, un año después del fusilamiento de Hidalgo, y prácticamente de forma ininterrumpida desde 1825 hasta la actualidad.
En una población que rebasa los 120 millones de habitantes, el espectro de las opiniones sobre la festividad abarca desde la identificación plena con los símbolos patrios a la indiferencia y a las críticas que la señalan como una fiesta gubernamental, menos popular de lo que se cree o, francamente, intrascendente. EL PAÍS preguntó a 10 jóvenes qué significa para ellos el Día de la Independencia y qué gritarían si fueran ellos los que hicieran sonar la campana en el Palacio Nacional.
“La celebración es importante porque es parte de nuestra identidad, pero creo que eso se ha perdido y el grito es ahora solo un pretexto para irte de fiesta, para irte a la peda”, cuenta Elena, de 28 años. “Mexicanos, unámonos como patria para erradicar la injusticia. El arte es una forma de hacerlo. México sensibilízate y cree en el arte”, urge la estudiante de artes escénicas a sus compatriotas.
“Mexicanos, tenemos mucho futuro y no tenemos que depender de otros países para crecer. Acabemos con la discriminación contra los indígenas y hagamos algo por nuestro país, nuestra economía, por nuestra sociedad… Eso diría al pueblo mexicano, al que pertenezco”, explica David Joshua, de 19 años. Para el estudiante de Administración, lo más importante de la conmemoración es la unión familiar y conectarse con las personas que han dejado su tierra, pero no han olvidado sus raíces. “No tienes que estar en México para sentirte mexicano, para tener esa emoción por tu país”, agrega.
“¡Despertemos, México! ¡Hemos sido libres por 200 años, pero mi México no está despierto! ¡Muerte al gobierno corrupto!”, grita Érick Flores, de 18 años. Flores, que es repartidor de Uber Eats para pagar sus estudios de Contaduría, considera que el 15 de septiembre tiene que ser un día de fiesta, pero también de reflexión sobre la inseguridad, la corrupción y la situación económica.
Andrea Gallardo, de 29 años, no gritaría nada porque el Día de la Independencia no le interesa. “Eso no quiere decir que no me sienta orgullosa de ser mexicana o que no me guste mi país, pero creo que eso no se demuestra en la plancha del Zócalo”, afirma la estudiante de posgrado. Si llegara a ir a las celebraciones alguna vez, lo tomaría como una experiencia sociológica de una costumbre que, en su opinión, se ha deformado.
“Hay que demostrar tu orgullo día a día, no repetir un grito como si fueras un perico con toda la masa”, apunta. Guillermo, de 24 años, comparte su opinión. “No mandaría ningún mensaje, la gente solo usa el grito para echar desmadre en el centro, pero ya no representa nada de lo que era”, dice el empleado de una tienda de música.
“Mexicanos, nos hace falta creer que podemos ser una sociedad de primer nivel y esforzarnos para ello, empecemos cada día con ánimo para que esto suceda”, opina Ana, de 24 años. Para ella el 15 de septiembre es necesario para alimentar el arraigo a la patria: “Es una celebración que nos hace conservar nuestros antecedentes patrióticos, culturales y, sobre todo, nacionales”.
“Mexicanos, no quiero un México mejor para mis hijos, quiero hijos mejores para mi México”, espeta Gabriel Alejandro, de 20 años. “Esta noche simboliza la libertad de los mexicanos, es una oportunidad para demostrar lo que somos y nuestro carácter”, señala.
Paola, en cambio, no se limitaría a dar un mensaje solo a los mexicanos. “Pediría por la paz mundial, es lo que necesitamos, es lo que me gustaría gritar este 15 de septiembre. No hay paz en este país ni en muchas partes del mundo”, comenta la mercadóloga, de 23 años, a quien le gusta que la celebración se preste para pasar tiempo con su familia.
“¡Levantémonos, pueblo! No es una llamada a la guerra, pero si nosotros cambiamos, todo puede cambiar, hay que poner el ejemplo”, llama Jorge Emilio Vázquez, de 19 años. “No podemos celebrar una independencia que no existe y, aunque en el pasado fue importante porque nos liberamos de los españoles, creo que es una muestra de nuestra doble moral”, reclama sobre las celebraciones.
“México, acabemos con la violencia”, pide Topacio Ortiz, de 30 años. “Hay poco que celebrar porque todo está del nabo y creo que cualquier fiesta te lleva inexorablemente a la política”, dice el músico, que pide que los mexicanos se unan para acabar con la inseguridad.
Peña Nieto hace referencia al terremoto durante el Grito de Independencia
El presidente Peña Nieto dio el grito en el Palacio Nacional del Zócalo de la Ciudad de México. Desde el balcón y junto a la primera dama, Angélica Rivera, recordó a los próceres "que nos dieron patria y libertad" y también mencionó el reciente terremoto de 8,2 que sacudió el sur del país al decir "viva la solidaridad de los mexicanos con Chiapas y Oaxaca".
Fue su única referencia a la catástrofe que dejó casi un centenar de víctimas en estos Estados. Acto seguido repitió el tradicional "Viva México" y tocó la campana ante de que salieran al balcón los hijos de ambos para presenciar los fuegos artificiales. En señal de duelo por el sismo, se suspendió la habitual cena de gala que suele ofrecer el mandatario durante la fiesta de Independencia.
En el Estado de México, la novedad fue ver al mandatario entrante, Alfredo del Mazo, y el saliente, Eruviel Ávila, compartiendo balcón y bandera en Toluca.
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