Los maestros argentinos plantan cara a Mauricio Macri
Una huelga de 48 horas impide el inicio de las clases y abre una semana de alta tensión sindical
Los maestros argentinos han declarado la guerra al presidente Mauricio Macri. Decenas de miles de docentes llegados desde todo el país marcharon este lunes en Buenos Aires para exigir la apertura de una discusión salarial a nivel nacional y romper “el techo” del 18% de aumento propuesto por el Gobierno a los gremios. Las columnas de manifestantes avanzaron desde el Congreso hacia el ministerio de Educación, a unas pocas calles de allí, en la primera de dos jornadas de huelga convocadas en 21 de las 23 provincias. Los docentes se sumarán este martes a una manifestación convocada por los sindicatos peronistas de la CGT a la Plaza de Mayo. Macri ha debido viajar a la provincia de Jujuy (1.500 al norte de Buenos Aires) para abrir el ciclo lectivo de este año. Rodeado de niños, acusó de “oportunistas” a los docentes en paro. “Ya probamos décadas haciendo paros, y el resultado es cero; nada ha mejorado, hemos ido empeorando, es un camino que no funciona”, dijo Macri.
La marcha de los docentes recordó cuán poderosos pueden ser cuando deciden unirse tras una causa común. Los maestros marcharon con delantales blancos, símbolo de la educación pública en Argentina, pero esta vez adhirieron también los sindicatos de trabajadores de escuelas privadas. Todos coincidieron en el repudio a la decisión oficial de no convocar a paritarias nacionales, una instancia obligatoria por ley que desde 2006 fija el piso del aumento salarial desde el cual negocian luego las provincias. También rechazaron la oferta de 18% de subida que ofreció la provincia de Buenos Aires, donde se concentra casi la mitad de la matrícula del país y que marca la pauta del resto del país. La propuesta oficial refleja la inflación que el Gobierno espera para este año, pero los maestros pretenden que la suba recupere parte del salario perdido en 2016, cuando los precios crecieron hasta 40%.
“No hemos tenido una oferta insuficiente, ni siquiera hemos tenido una oferta. Han intentado poner a los docentes como victimarios y a los alumnos como víctimas, pero en realidad somos alumnos y docentes víctimas del incumplimiento del Gobierno nacional de la ley que establece paritarias federales", dijo el secretario general de SADOP, el gremio de los docentes privados, Mario Almirón. La pela de fondo, con todo, es la decisión de los maestros de avanzar contra el modelo que en la década de los 90 transfirió la responsabilidad de la educación a las provincias. Esa fue también una década de alta conflictividad con los maestros, que durante 1.000 días montaron una carpa blanca frente al Congreso que se convirtió en símbolo de su protesta.
Fruto de aquella reforma, el ministerio de Educación no tiene escuelas primarias a su cargo y el peso de los salarios recae en las gobernaciones del interior, un mapa heterogéneo donde las disparidades salariales pueden ser notables. De ahí el reclamo por una paritaria nacional. Jorge Adaro, titular de Ademys, con fuerte presencia en la ciudad y la provincia de Buenos Aires, dijo que la actual conflictividad puede ser “el momento para que gobierno nacional vuelva a ser responsable de la educación en todo el país”. El sindicalista estimó en un 80% la adhesión de la huelga en las escuelas de la capital.
La respuesta oficial llegó desde Jujuy, una provincia humilde del noroeste argentino gobernada por un gobernador aliado. Macri viajó hasta un pequeño pueblo llamado Volcán, arrasado recientemente por un alud. El gobierno reconstruyó la escuela en tiempo récord para llegar al primer día de clases, un esfuerzo que el presidente convirtió en símbolo de la estrategia oficial contra los maestros. "Lamento mucho que muchos hayan elegido el oportunismo a través de un paro", dijo Macri. “Tenemos que inspirarnos en los chicos, en la honestidad, amor, alegría, capacidad de soñar; de donde más aprenden es de nuestras acciones, no de lo que decimos", agregó el presidente.
La madre de todas las batallas, sin embargo, no se libró en Jujuy, sino en Buenos Aires, donde los docentes reunidos en Suteba rechazaron la oferta salarial del gobierno provincial. La gobernadora María Eugenia Vidal decretó incluso la conciliación obligatoria, una medida que habilita a sancionar con multa a los sindicatos que fueron a la huelga. La provincia advirtió además que descontará los días de huelga a aquellos que adhieran.
Macri no pudo convencer a los docentes, pero logró algo que hasta ahora parecía imposible: unir al movimiento sindical. Desde el escenario montado frente al ministerio de Educación hablaron los representantes de los maestros, pero también de la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), ambas largamente divididas por rencillas políticas. Todas ellas confluirán este martes en una gran marcha hacia la Plaza de Mayo, que se espera será la mayor que enfrente Macri desde su llegada al poder hace 15 meses.
Salarios e inflación
El origen de la disputa entre el gobierno de Mauricio Macri y los sindicatos docentes no es sólo una cuestión de aumento salarial. Los maestros exigen que el ministerio de Educación convoque a paritarias nacionales, como establece la ley, para iniciar a partir de allí las discusiones provincia por provincia. La Casa Rosada decidió este año no convocar a esa discusión por considerar que la realizada en 2016 ya establecía una actualización automática en base al valor del salario mínimo. Pero para los docentes esa interpretación no toma en cuenta que la actualización establece un piso y no de un techo. El año pasado, el salario mínimo aumento sólo 18%, para una inflación del 40%.
En este marco, algunas provincias ofrecieron subidas salariales a los maestros de sus jurisdicciones. La provincia de Buenos Aires lideró las negociaciones por su peso específico, equivalente a casi la mitad del total nacional. Su oferta de 18% fue rechazada de inmediato por los sindicatos, que establecieron en un 35% la cifra mínima desde donde comenzar a hablar. La provincia prometió entonces que el aumento superaría el 18% si así lo hacía la inflación, y en un intento de última hora llegó incluso a ofrecer una suma fija de entre 800 y 2000 pesos, pero por fuera del salario en blanco.
Los sindicatos consideraron insuficientes esos números, y entendieron que la cuestión de fondo, es decir la paritaria nacional, nunca estuvo saldada. Los maestros cumplirán hoy un segundo día de huelga y se sumarán a la marcha a Plaza de Mayo convocada por la CGT peronista. Pero todo hace suponer que se trata solo de los primeros pasos de una conflictividad que irá en aumento.
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