Macri rectifica y mantiene como feriado el día del golpe de Estado
La protesta de las organizaciones de derechos humanos argentinas fuerza el giro
Una de las cosas de las que más presume Mauricio Macri, el presidente argentino, es su capacidad de rectificar. Él insiste en que no tiene una ideología definida, en que es un pragmático, aunque sus rivales lo colocan en la derecha liberal clásica. El presidente acaba de mostrar una vez más que está dispuesto a cambiar de idea cuando los sondeos o el ambiente político le demuestra que una medida tiene más costes que beneficios para él. Después de una semana de intensas críticas no solo de opositores, también de gente cercana, sobre la decisión de desplazar el feriado del 24 de marzo, día del golpe de Estado de 1976 que dio paso a una terrible dictadura, al lunes 27, el Gobierno emitió un comunicado para señalar que el presidente ha decidido rectificar "luego de escuchar las diferentes opiniones que se suscitaron sobre el tema, convencido que era la mejor decisión para evitar división y seguir trabajado en pos de la unidad de los argentinos”.
De paso, el Gobierno da marcha atrás también con otros dos puentes que quería eliminar del calendario para traslar esos feriados al lunes: el 2 de abril -día de la guerra de las Malvinas- y el 20 de junio -día de la muerte del general Belgrano-. La protesta de las organizaciones de derechos humanos ha logrado así un éxito total con el 24 de marzo y de rebote los argentinos seguirán teniendo un generoso calendario de puentes. Macri prometió acabar con ellos desde que llegó a la presidencia, pero cuando lo ha intentado, al cometer el error de incluir el 24 de marzo, una fecha muy sensible, ha tenido que rectificar en todos.
La medida y su marcha atrás muestran un fallo de cálculo notable del Ejecutivo. El único día que generó una polémica real es el 24 de marzo, que este año cae en viernes, el siguiente en sábado. No había un problema real de puente hasta 2020, cuando cae en martes. Pero el Ejecutivo se empeñó en que el feriado del viernes 24 debía pasar al lunes para homogeneizar todos los fines de semana largos del calendario -para que siempre incluyan un lunes- y las críticas fueron muy duras. Una de las más fuertes había sido la de Estela de Carlotto, líder de Abuelas de Plaza de Mayo: "Es una provocación. No son fechas cualquiera, marcaron 30.000, 500 bebés, los robos de bienes y un país totalmente aniquilado y luego esas muertes injustas tan lejos de la patria de los chicos de Malvinas", aseguró.
Carlotto agradeció la rectificación pero con otro golpe duro a Macri: "Es una buena noticia, porque hay un razonamiento lógico después de un error político imperdonable. Es una pérdida de tiempo muy importante. El temor nuestro era que íbamos a hacer la marcha y podía haber actos irracionales". Este último punto parece haber sido decisivo. El ambiente se iba calentando cada día y muchos municipios en manos de la oposición ya habían dicho que ellos iban a respetar la fecha del 24 de marzo. Macri temía que convirtiera en un gran día de protesta contra el Gobierno con un argumento tan poderoso como el del desprecio a las víctimas de la dictadura.
Pero la batalla no era solo dentro de la organizaciones de derechos humanos, siempre alejadas de Macri. Dentro de los grupos que apoyan al Gobierno empezaba a haber divisiones importantes. Ricardo Alfonsín, hijo del expresidente y dirigente clave del radicalismo, se había enfrentado ya al ministro de Cultura, Pablo Avelluto, que defendió la medida. “Hace poco Avelluto manifestó que las nuevas generaciones no tenían que cargar con la mochila de la dictadura. es como si los descendientes de las víctimas de los nazis, dijeran que no cargan con la mochila del genocidio", le criticó. La polémica subía de tono cada día y Macri ha decidido escuchar a los dirigentes que le pedían que evitara este desgaste. Para los macristas, el presidente muestra su flexibilidad. Para los opositores, exhibe su debilidad y su incapacidad de ser sensible ante temas muy delicados antes de tener que dar marcha atrás.
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