Un ‘besazo’ contra la discriminación homosexual en Argentina
Decenas de lesbianas protestan frente a un histórico café de Buenos Aires del que echaron a una pareja
A los besos contra la discriminación. Con esa consigna lúdica, decenas de personas repudiaron este lunes la expulsión de una pareja de lesbianas de uno de los cafés más tradicionales de Buenos Aires por acariciarse en público. A pesar de la lluvia y el frío, decenas de activistas del colectivo LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y trans) participaron del besazo a las puertas de La Biela, frecuentada mayoritariamente por vecinos del exclusivo barrio de Recoleta y turistas.
Los dos mundos quedaron separados por la cristalera del local. Fuera, la acera se tiñó de paraguas y banderas multicolor, pancartas a favor de la diversidad sexual, gritos de "igualdad" y música de batucada sobre la que un grupo de lesbianas cantaba "somos la guerrilla de la subversión sexual". Dentro, la clientela ignoraba los cánticos, evitaba mirar hacia el exterior y, a diferencia de lo que es habitual, había dejado libres las mesas pegadas a la ventana para ocupar las de la zona interior.
La convocatoria del besazo o tortazo (en referencia a torta, forma despectiva de referirse a las lesbianas) fue realizada a través de las redes sociales por Belén Arena, una joven de 25 años que denunció que había sido expulsada por un camarero la semana pasada. "Estaba acariciándole la cara y el hombro a mi pareja. Me dijo que no podíamos estar así, que era inapropiado para el lugar porque la gente se sentía incómoda", recordó hoy Arena ante los medios. "Nadie del local se comunicó conmigo y, de hecho, no hicieron más que inventar una versión tras otra", agregó. Según la versión del director del establecimiento, Carlos Gutiérrez, el camarero pidió a la pareja que "respetara el lugar", pero no la invitó a salir.
Arena ha denunciado el acto discriminatorio ante la Policía y también ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, Xenofobia y el Racismo (Inadi). La joven espera llegar a juicio y ganarlo para sentar jurisprudencia y evitar así que otras personas sean sometidas a la misma discriminación.
"Estamos acá para decir basta. Cada caso de discriminación que suframos va a tener una respuesta, porque no vamos a permitir que nos sigan violentando", señala Mariana, una joven que asegura haberse visto discriminada en numerosas ocasiones desde que hizo pública su homosexualidad, a los 13 años. Mariana cree que ha habido avances en la última década, en la que se aprobaron leyes como la del matrimonio igualitario, pero queda aún "mucho por hacer". "Hace falta un cambio cultural profundo que va muy poco a poco", agrega, después de besar a una amiga frente a las cámaras.
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