Muere Luis H. Álvarez, referente histórico del PAN
El político, candidato a la presidencia en 1958, falleció este miércoles a los 96 años
Luis Héctor Álvarez encarnaba los valores más importantes para el Partido Acción Nacional (PAN). Antes de que el partido llegara a la presidencia de México, en diciembre del año 2000, el partido se forjó en varias derrotas con hombres que bregaron por la apertura política en el país. Don Luis, como lo llamaban los simpatizantes del partido, era uno de ellos. Fue candidato a la presidencia, senador y coordinador del diálogo para la paz en Chiapas. El político, fallecido este miércoles a los 96 años, reflejaba a la perfección la imagen de cómo gustan ser percibidos los militantes de esta organización de derechas: un empresario de valores tradicionales que luchó por la democracia. Los barones del panismo han despedido este día a una de sus figuras más emblemáticas.
Álvarez nació en Camargo, una ciudad de Chihuahua (norte de México) en 1919. Su familia, acomodada, lo envió a estudiar a Ciudad Juárez y posteriormente a El Paso, Texas, a cursar sus estudios de secundaria. Dedicó su vida a la agricultura y la ganadería y a la industria textil.
El inicio de su carrera pública fue producto de una “iluminación súbita”. Así lo describe Manuel Gómez Morín, fundador y referencia moral del PAN. Gómez Morín y Álvarez sostuvieron un intercambio epistolar en 129 cartas a lo largo de 14 años que fueron recogidas por el Fondo de Cultura Económica en el libro La Política: Júbilo y esperanza. En él, Luis H. Álvarez describe el momento fortuito que dio pie a su vida política, que se extendió más de 58 años.
Álvarez era en su estado un personaje ejemplar
Álvarez era en su estado un personaje ejemplar. Director de una compañía industrial, presidente de la cámara de comercio de Chihuahua, tesorero de los rotarios y vicepresidente de la Cruz Roja de Ciudad Juárez. Era inevitable su presentación en política. Atraído por la curiosidad y por la fama y reputación de Gómez Morín, también chihuahuense, se acercó en 1956 a una asamblea a la que el fundador del PAN iba a acudir. “En un momento tenso de la convención él llegó hasta mí con su con su sonrisa cálida… para decirme sin mayores preámbulos: ‘Señor Álvarez, soy portador de una invitación para que forme parte de la lista de precandidatos’”.
No se habían visto nunca, pero el fundador del partido, en ese entonces de 59 años, lo invitó a ser candidato a gobernador de Chihuahua, un importante Estado para el PAN porque fue el semillero del experimento político de la lucha contra el PRI, el partido hegemónico. Esa fue primera elección que perdió. Un par de años después, en 1958, se convirtió en el segundo abanderado del PAN para la presidencia de la República. Perdió contra Adolfo López Mateos, pero no cayó en silencio. “Los datos [de la elección] evidencian una gigantesca maniobra del Régimen para burlarse del pueblo de México”, dijo al órgano periodístico del PAN en ese entonces. Comenzó a darle sentido a la palabra fraude en el vocabulario del PAN.
El desencanto ocasionó que se alejara de la gran política por algunos años para enfocarse en actividades empresariales. En 1983, sin embargo, ganó unas elecciones y se convirtió en el primer alcalde de oposición de Chihuahua. Tres años después, fue una de las figuras centrales en la batalla contra el fraude en la elección estatal, donde el PRI arrebató el triunfo al abanderado del PAN, Francisco Barrio. Su defensa del voto incluyó una huelga de hambre de 40 días.
Álvarez salió fortalecido de la contienda y se convirtió en presidente del PAN. Bajo su mandato, el partido obtuvo sus primeros triunfos electorales en elecciones para gobernador con Ernesto Ruffo, en 1989, Carlos Medina en Guanajuato (1991) y Francisco Barrio en Chihuahua (1992).
Con la llegada de Vicente Fox a la presidencia de México, en el año 2000, Luis H. Álvarez fue nombrado Comisionado para la paz en Chiapas, un cargo para mediar en el conflicto con los indígenas que se rebelaron en 1994. Su papel fue discreto y se limitó a realizar gestiones para las comunidades rurales de la selva chiapaneca.
El PAN se ha quedado este miércoles sin uno de sus referentes históricos. Su desaparición puede servir para revisar sus motivos para luchar: “Mientras haya quienes carecen de lo más necesario para una vida digna, no podemos sentirnos satisfechos ni como personas ni como país”. El recordatorio viene bien a una organización perseguida desde hace años por polémicas de corrupción y por repetir los vicios que alguna vez criticó al PRI.
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