RAMIRO MANQUILLO, Fundador de Jóvenes Indígenas

"Las FARC no defienden al pueblo colombiano"

No es fácil llegar a un aeropuerto con un pasaporte colombiano. Ramiro Manquillo, de 35 años, da fe de ello. El miércoles llegó a Madrid y las autoridades migratorias le hicieron esperar dos horas. "Pensaban que traía droga", bromea. Su viaje a España no podría tener un objetivo más distinto. Manquillo es presidente y fundador de la ONG Jóvenes Indígenas de Colombia, que paga los estudios de unos 300 jóvenes provenientes de los pueblos indígenas de la región y su meta es dejar claro que el "pueblo colombiano" que defienden las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no representa a ...

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No es fácil llegar a un aeropuerto con un pasaporte colombiano. Ramiro Manquillo, de 35 años, da fe de ello. El miércoles llegó a Madrid y las autoridades migratorias le hicieron esperar dos horas. "Pensaban que traía droga", bromea. Su viaje a España no podría tener un objetivo más distinto. Manquillo es presidente y fundador de la ONG Jóvenes Indígenas de Colombia, que paga los estudios de unos 300 jóvenes provenientes de los pueblos indígenas de la región y su meta es dejar claro que el "pueblo colombiano" que defienden las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no representa a los indígenas como él.

"Se hacen llamar el ejército del pueblo. ¡qué contradicción!Las FARC no defienden al pueblo", exclama. Manquillo recuerda que el asedio de las FARC y la guerra que ya suma 45 años ha causado dolor y muertes entre los indígenas de la región. Una de las muestras más recientes, la matanza de al menos 27 indígenas awá en el departamento fronterizo de Nariño (sur del país). "Es un atropello sistemático, una barbarie tremenda", comenta. Según algunas ONG, Colombia es el segundo país del mundo con el mayor número de desplazados por un conflicto. Sólo le supera Sudán. Se trata de un escenario que no puede ser indiferente a él, un indígena páez del departamento del Cauca (suroeste del país). "Han matado gente, nos han asediado", subraya.

No es un extraño a la política ni es ajeno al activismo. A los 22 años fue nombrado gobernador de su comunidad o tutenas, que en la lengua nasa yuwe significa "máxima autoridad". Pronto entendió la responsabilidad de su cargo. No dudó en aceptar la oportunidad para estudiar becado en la prestigiosa Universidad Javeriana de Bogotá, donde cursó estudios de Derecho. Uno de sus compañeros, recuerda, era uno de los hijos del ex presidente colombiano Ernesto Samper. "Me sorprendía que todos mis compañeros habían estudiado en Alemania o Estados Unidos. Yo era un bachiller del interior del país". Reconoce que la mudanza de su comunidad, de 38.000 habitantes, a Bogotá, una metrópoli de unos siete millones de habitantes, fue un cambio significativo. "Como todos los indígenas, pasé todos los procesos de la ciudad. No sabía conducir un coche ni utilizar una computadora", recuerda.

Pero la mayor enseñanza que obtuvo, subraya, fue la convicción de que la preparación académica hace la diferencia. "La desigualdad nace de la ignorancia", explica. "Si no hay conocimiento no hay poder, y sin poder no hay libertad".

Los estudios, sin embargo, no le hacen renegar de sus orígenes. "Nuestra propia sabiduría es muy rica, es un conocimiento ancestral", dice. Afirma, no obstante, que en el panorama al que se enfrentan los 1,3 millones de indígenas en Colombia obliga a una mayor preparación. "Las FARC no andan ofreciendo carreras universitarias, sino cursos intensivos de milicia".

Esa inquietud le llevó a fundar, junto con otros cuatro representantes de las etnias de Colombia, la ONG Jóvenes Indígenas, que paga las cuotas universitarias de unos 300 estudiantes provenientes de las zonas indígenas del país. "Sin educación se pierde la capacidad de dialogar", comenta.

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Recuerda un viaje al poblado El Tigre, en el departamento sureño de Putumayo, donde se halló ante el fuego cruzado entre paramilitares y guerrilleros. "Si no te reconocían, te mataban". La intervención de un grupo de indígenas de la zona le salvó la vida. "Si ellos no hubieran dicho que iba con ellos, estaría muerto", afirma.

Su preparación no ha terminado. Manquillo está por concluir una segunda carrera: relaciones internacionales en la Universidad Militar de Colombia. "Hay muy poco conocimiento de la realidad, es importante difundir lo que de verdad ocurre", argumenta. Tampoco su convicción para impulsar la "resistencia civil" contra la guerrilla. "El pueblo que tiene conocimiento es capaz de tomar sus propias decisiones", destaca. De ahí el convencimiento por llegar aquí y contar su versión de los hechos. "No podemos soportar más la barbarie. Están en contra de los colombianos, de los colombianos de bien".

El activista Ramiro Manquillo, en Madrid.ULY MARTÍN

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