Lluís Quintana-Murci. “Cuando no hay diversidad genética ni cultural, empieza el odio”

El biólogo mallorquín, profesor del Instituto Pasteur, es una autoridad en el estudio de nuestros antepasados. No entiende a los supremacistas blancos porque los europeos, sin ir más lejos, somos fruto de una mezcla

Lluís Quintana-Murci, fotografiado en París el pasado martes.Manuel Braun

Desde un despacho estrecho pero luminoso en el distrito 15 de París, Lluís Quintana-Murci (Palma de Mallorca, 52 años) estudia el mundo, el ser humano y sus genes, sus milenios de historia, sus migraciones y el mestizaje que nos han llevado a ser lo que somos. Podría pensarse que el lugar —la sede del Instituto Pasteur en París, templo de la ciencia, diez premios Nobel, uno de esos lugares donde la humanidad de verdad ha dado saltos adelante— impondrá al visitante. No. No hay solemnidad ni pompa alguna en Quintana-Murci, aunque lo que dice en la entrevista produzca el vértigo de los misterios ...

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Desde un despacho estrecho pero luminoso en el distrito 15 de París, Lluís Quintana-Murci (Palma de Mallorca, 52 años) estudia el mundo, el ser humano y sus genes, sus milenios de historia, sus migraciones y el mestizaje que nos han llevado a ser lo que somos. Podría pensarse que el lugar —la sede del Instituto Pasteur en París, templo de la ciencia, diez premios Nobel, uno de esos lugares donde la humanidad de verdad ha dado saltos adelante— impondrá al visitante. No. No hay solemnidad ni pompa alguna en Quintana-Murci, aunque lo que dice en la entrevista produzca el vértigo de los misterios profundos y de los saberes más sólidos. Su libro Humanos (Deusto, se publica el próximo día 7) traza un arco que va desde los enigmas del origen de nuestra especie a las investigaciones punteras en medicina de precisión. Biólogo, profesor en el Instituto Pasteur de París y titular de una cátedra en el Collège de France —exclusivo cónclave fundado por el rey renacentista Francisco I y otro templo de la ciencia y las humanidades en Francia—, Quintana-Murci integra en su trabajo la genética, la epidemiología y la inmunología, pero también la historia y la antropología. Cuando uno lo escucha, no sabe si está hablando de ciencia o de la gran epopeya de la humanidad. Acaso sean lo mismo.

PREGUNTA. ¿Se ha hecho usted alguna vez el test de ADN para descubrir su origen?

RESPUESTA. Sí. Mi cromosoma Y, que es el que heredamos de nuestros padres, venía de Oriente Medio, y mi ADN mitocondrial, que es la parte que heredamos de nuestras madres, era superibérica.

P. ¿Qué nos dice esto sobre usted, un europeo del siglo XXI?

R. Nos dice que los europeos de hoy son una mezcla de muchas poblaciones de distinto origen. Me hace gracia cuando los supremacistas blancos piensan que los europeos, o las personas de origen europeo, somos un pueblo “puro”. Los europeos somos una mezcla, al menos, de cuatro tipos de población. Uno, los primeros humanos paleolíticos que llegaron a Europa de África hace unos 50.000 años. Dos, los que llegaron de Oriente Medio hace 10.000 años y trajeron la agricultura. Tres, los que llegaron del este hace 4.000 años y trajeron las lenguas indoeuropeas que hablamos hoy. Y cuatro, el 2% que tenemos todos los europeos, en nuestro genoma, de origen neandertal.

P. Todas estas poblaciones vienen de África.

R. Desde hace tiempo sabemos que nuestra especie, el Homo sapiens, se originó hace unos 250.000 años en África. Lo que no sabemos exactamente es de dónde, en África. Podría ser que hubiese distintos puntos de origen. Y salieron de África prácticamente ayer, desde un punto de vista de la evolución: hace unos 60.000 años. Poblaron Asia, Europa y Australia muy rápido. Mucho más tarde, hace unos 20.000 años, cruzaron el estrecho de Behring para entrar en América. Y muchísimo más tarde poblaron tierras más lejanas como las islas de Polinesia, hace solo unos mil años.

P. Los seres humanos somos conquistadores, escribe.

R. Hay humanos por todos los lugares. Y somos una especie un poco invasiva, quizá sea esta la parte menos gloriosa de nuestra historia. Adonde llegan los humanos, las otras especies humanas desaparecen. Los humanos llegan de África a Europa, y poco después los neandertales desaparecen. Llegan a Asia, y poco después los denisovanos desaparecen. Llegan a Filipinas, y el Homo luzonensis desaparece. Llegan a Indonesia, y el Homo floresiensis desaparece. ¿Por qué? No lo sabemos. Mi intuición me dice que somos una especie muy cosmopolita y adaptable, pues vivimos en el frío del Ártico, las selvas ecuatoriales de África y el Amazonas, los desiertos…

P. Y somos adaptables porque somos diversos, sostiene usted.

R. Sí. Sin diversidad no hay sustrato para adaptarse. Para adaptarse a un ambiente nuevo se necesita variabilidad genética, porque dentro de esta variabilidad genética puede haber mutaciones que nos ayuden a soportar mejor el frío, la humedad de las selvas ecuatoriales, a vivir mejor en altura como los tibetanos o ciertos etíopes o en los Andes, condiciones extremas con un 40% menos de oxígeno. Si todos somos iguales no hay una variabilidad genética y no hay mutaciones para adaptarnos mejor al nuevo ambiente que encontramos.

P. ¿Cómo se adquiere la variabilidad genética?

R. Imagine que una población de África llega a Europa y debe adaptarse al frío. Hay dos opciones. Una es esperar que aparezca una mutación y por casualidad que esta mutación nos ayude a soportar mejor el frío. La otra, mezclarse con una población que ya viva en Europa, como los neandertales desde hace 300.000 años, que por definición ya están adaptados, y entonces se toma prestada la mutación que ellos ya usaban para adaptarse al nuevo ambiente. He aquí un ejemplo de cómo el mestizaje puede facilitar la adaptación.

P. ¿Qué queda en nosotros de los neandertales?

R. Todos, excepto en África, tenemos entre un 2% y un 2,5% de segmentos de ADN que vienen del neandertal. Hay quien dice que el neandertal no ha desaparecido del todo: lo llevamos dentro. Lo que sucedió fue que, cuando nuestros ancestros salieron de África hace 60.000 años, llegaron a Eurasia y probablemente en Oriente Medio se encontraron con los neandertales y se mezclaron con ellos. Lo que mi laboratorio ha mostrado es que, gracias a este mestizaje, nosotros adquirimos mutaciones neandertalianas que nos han ayudado a sobrevivir mejor a ciertas enfermedades infecciosas, sobre todo las de origen viral.

P. Es beneficiosa la herencia neandertal.

R. No siempre. Hay tres posibilidades. Una: lo que hemos aceptado de los neandertales ha sido beneficioso. Dos: no fue ni beneficioso ni deletéreo, pero se toleró, no servía de nada. Y tres: fue muy beneficioso en aquella época, pero desde hace 40.000 años el estilo de vida ha cambiado, el ambiente ha cambiado, nuevas enfermedades han cambiado. Hay unos genes adquiridos de neandertal que hoy reducen en un 22% el riesgo de desarrollar una covid severa. Un 30% de europeos de hoy tiene esta versión del gen de origen neandertal. Pero un 16% de europeos tiene una forma distinta de otro gen neandertal que aumenta en un 60% el riesgo de desarrollar una covid severa.

P. En la covid, es beneficioso y dañino.

R. Sí, pero no en las mismas personas.

P. Sin la diversidad y la mezcla que ha habido a lo largo de los milenios, ¿qué habría sucedido con el Homo sapiens?

R. Habría desaparecido o estaríamos en vías de extinción. La pérdida de diversidad genética es el primer indicio de que una especie está en peligro. Menos diversidad genética, más peligro de extinción.

P. ¿Por qué?

R. Porque, sin diversidad genética, los mismos individuos se mezclan entre ellos, empieza la consanguinidad y esto es el principio del fin: enfermedades, pérdida de vigor de la especie…

P. Sin diversidad, escribe, no hay progreso. Va más allá de la genética. Habla también de la cultura.

R. No somos una caja de genes: somos nuestros genes, pero también nuestro ambiente, la temperatura, lo que comemos, nuestra cultura. Sin diversidad genética, sin diversidad cultural, biológicamente y como sociedad, creo que es el principio del fin. Es el aislamiento. El empobrecimiento cultural y biológico. Y el inicio del odio, del miedo a la diferencia.

P. Decía antes: la diversidad es clave de nuestro éxito como especie, pero nos hace invasivos, estamos destruyendo el planeta.

R. Soy positivo, no soy fatalista. Somos una especie que siempre sobrevive. Ahora nos damos cuenta de que, ¡uy!, hemos ido demasiado lejos. Pero creo que somos lo suficientemente inteligentes para dar marcha atrás y reparar. Como somos una especie egoísta, ahora nos damos cuenta de que necesitamos el medio ambiente porque se puede volver en nuestra contra.

P. ¿La especie se adaptará a las situaciones medioambientales más extremas?

R. No olvidemos que la adaptación puede ser biológica y genética, pero también cultural. En este caso estamos hablando de una adaptación cultural. Es decir, preservar el medio ambiente.

P. Viendo el pasado, ¿cómo podría evolucionar el ser humano en los próximos 4.000 o 5.000 años?

R. Creo que habrá una gran adaptación cultural y posiblemente también adaptaciones biológicas.

P. ¿De qué tipo?

R. No lo sé. Es muy difícil saberlo.

P. Pero seguimos evolucionando, mutando.

R. Nadie ha dejado nunca de evolucionar. Incluso culturalmente podemos cambiar un poco la evolución. En los países con buenos sistemas de salud públicos, antibióticos y vacunas, personas que por selección natural habrían muerto, sobreviven, tienen hijos, y transmiten los genes. Podemos alterar un poco la selección natural, pero esta sigue teniendo sus efectos.

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