Derribando diques ideológicos

La falta de igualdad de oportunidades es una importante fuente de frustración ciudadana

Paseantes en Barcelona, el 23 de abril, fiesta de Sant Jordi.Adri Salido (Getty Images)

Las grandes transformaciones en apenas una docena de años, embalsadas entre dos crisis mayores del sistema capitalista (la Gran Recesión y la pandemia) y una guerra en territorio europeo, hacen imprescindible actualizar las formas de pensar y de actuar. Siendo los partidos el instrumento fundamental de la participación política de los ciudadanos, sobre ellos recae la responsabilidad principal de ese aggiornamento. No puede resultar extraño que ante tal tarea, se estén multiplicando los laboratorios de id...

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Las grandes transformaciones en apenas una docena de años, embalsadas entre dos crisis mayores del sistema capitalista (la Gran Recesión y la pandemia) y una guerra en territorio europeo, hacen imprescindible actualizar las formas de pensar y de actuar. Siendo los partidos el instrumento fundamental de la participación política de los ciudadanos, sobre ellos recae la responsabilidad principal de ese aggiornamento. No puede resultar extraño que ante tal tarea, se estén multiplicando los laboratorios de ideas (think tanks) que tratan de influir en las formaciones políticas y en la sociedad, aportando sus investigaciones al debate ideológico general.

En este contexto, el ámbito de la derecha conservadora se halla atrasado. Pese a la reciente celebración del congreso que “coronó” a Núñez Feijóo como presidente del PP, de allí no salió ni la más mínima aportación para dar respuesta a las nuevas situaciones, acrecentadas por la brutal revolución tecnológica. Era tal la urgencia en producir el relevo de liderazgo que tan sólo ha habido una aportación económica al programa (menos impuestos) para confrontar con la política del Gobierno. Quizá la ausencia de esa reflexión ideológica explique el lío en que se han enredado algunos de los dirigentes del PP en cuanto al modelo territorial del Estado definido en el artículo 2 de la Constitución.

En el resto del territorio ideológico hay novedades. Desde hace ya algún tiempo, se ha instalado con acierto en el perímetro del centro el think tank EsadeEcPol, que dirige el economista Toni Roldán, antiguo cuadro de Ciudadanos. Mirando más a la izquierda se unen a la decana Fundación Alternativas dos nuevos “tanques de pensamiento”: GATE Center, que tiene como presidente de su consejo asesor al expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, como director académico a su ministro de Industria Miguel Sebastián y que está gestionado por Thinking Heads, una empresa especializada en plataformas de conocimiento; y Future Policy Lab, alojado en la consultora Llorente y Cuenca, y al frente del cual se hallan dos jóvenes politólogos, Berna León y Borja Barragué.

El hecho de que hayan coincidido en el tema el último análisis de ­EsadeEcPol y el primero de Future Policy Lab da idea del papel reservado a la meritocracia y a la igualdad de oportunidades en la configuración de las sociedades del siglo XXI. Estos conceptos ocupan un lugar central en las expectativas de muchos ciudadanos, y la percepción de que tal igualdad no se está dando en la realidad es una importante fuente de frustración y desafección.

El investigador Javier Soria Espín, de la Paris School of Economics, ha elaborado para EsadeEcPol un estudio sobre el ascensor social en España en el que se corrobora que el enorme aumento de la desigualdad de rentas y de la riqueza durante las últimas décadas ha reavivado el debate público sobre la igualdad de oportunidades. Y llega a las siguientes conclusiones: 1) que la renta de los padres influye significativamente en el éxito económico de los hijos; 2) que si la renta familiar influye, el lugar de origen también: existe claramente una “curva de Gran Gatsby” (nombre acuñado por el economista Alan Krueger, que hace referencia a la relación negativa entre movilidad intergeneracional y desigualdad de ingresos) a nivel territorial, siendo Cataluña la comunidad autónoma con el mayor nivel de movilidad, y Andalucía y Canarias, las de menos movilidad; 3) perspectiva de género: que las hijas tienen sistemáticamente peores resultados de movilidad intergeneracional que los hijos; y 4) que hay una asociación positiva entre dejar la provincia de origen (excepto en Madrid y Barcelona, que son centros económicos muy importantes) y los resultados económicos de los hijos; independientemente de la renta de los padres, los hijos que se mudan a otra provincia acaban de media en una mejor situación que los que se quedan (migración interior).

La meritocracia es un concepto acuñado a finales de los años cincuenta por el sociólogo Michael Young y desarrollado por Michael Sandel, sumamente crítico con la misma. ¿Mito o realidad? ¿No deberían participar también los conservadores en esta controversia?

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