El villano del futuro es un hombre afeminado (¿y ya no es ofensivo?)
La frase “¡Estos gais están intentando matarme!”, que pronunciaba Jennifer Coolidge en ‘The White Lotus’, va más allá del meme: la comunidad LGTBIQ+ es la asesina de la ficción de un tiempo a esta parte
La segunda temporada de The White Lotus (2022) tuvo –casi– tantos momentos virales como personajes, pero la frase “These gays, they are trying to murder me!” (“¡Estos gays están intentando matarme!”) se convirtió indudablemente en la más representativa. Y, a partir de aquí, cuidado para quienes no la hayan visto aún a estas alturas y no deseen contaminarse de spoilers. Pronunciada por ...
La segunda temporada de The White Lotus (2022) tuvo –casi– tantos momentos virales como personajes, pero la frase “These gays, they are trying to murder me!” (“¡Estos gays están intentando matarme!”) se convirtió indudablemente en la más representativa. Y, a partir de aquí, cuidado para quienes no la hayan visto aún a estas alturas y no deseen contaminarse de spoilers. Pronunciada por Jennifer Coolidge, la actriz aseguró en un vídeo de Variety que Mike White, creador y guionista de la serie, siempre estuvo seguro del poder de una frase que venía a echar por tierra la imagen amable que el grupo de apuestos amigos del personaje ofrecía a lo largo de la trama. “Hasta ese momento, no eran retratados como malévolos”, confiesa Coolidge.
Aunque la historia del cine y de la televisión está repleta de villanos LGTBIQ+, la diferencia en este caso radica en que el propio Mike White pertenece a la comunidad, por lo que, como asegura el periodista Mike Harris, “si eres gay, es probable que entendieras que estabas en un terreno seguro y no era un comentario homófobo, sino, más bien, una alegre recuperación de la idea de la monstruosidad gay por parte de los homófobos que la custodiaron durante décadas”. Es decir: ya no se trata simplemente de aguantar el chiste, sino de crear uno propio y contarlo.
“Creo que la clave está en el tono irónico y el sentido del humor que predomina en la serie. No es en absoluto moralista, ni presenta a personajes idealizados que anteponga a buenos frente a malos, sino que indaga en la complejidad de cada uno y retrata sus claroscuros. Y, en efecto, también es importante esa afinidad con el universo LGTBIQ+ que se aprecia en el punto de vista. El público puede entender como un juego o una vuelta de tuerca más el hecho de que los gais asesinos acaben siendo también asesinados”, explica a ICON Francina Ribes Pericàs, autora de Ausencia y exceso: Lesbianas y bisexuales en el cine de Hollywood (Dos Bigotes, 2022), libro en el que reflexiona sobre el arquetipo de la lesbiana o bisexual asesina.
Del mismo modo que la segunda temporada de The White Lotus se ríe de los estereotipos homófobos, también juega con otro cliché misógino, el de la mariliendre, esa mujer que vive rodeada de amigos gais y que en la serie de HBO se convierte en personaje esencial. “La máxima representación de igualdad en el audiovisual ha empezado a llegar cuando las personas del colectivo hemos dejado de estar dibujadas por el patrón de los clichés perpetuados desde hace décadas por Hollywood. De forma magistral, y pese a que el personaje de Coolidge no pertenezca al colectivo, The White Lotus convierte a Tanya [su nombre en la serie] en icono gay. Tal vez por hacer que verbalice el hastío que nosotros mismos podemos sentir a través de la gay fatigue con esa mamarrachada de frase”, dice Javier Parra, autor de Scream Queer: La representación LGTBIQ+ en el cine de terror (2021, Dos Bigotes).
Ribes Pericàs opina: “Lo que me resulta más fascinante de esta segunda temporada es cómo el hecho de rodear a Tanya de hombres gais parece llevarla a otra dimensión. A lo largo de la serie, ella parece un personaje casi paródico, incomprendido e inadaptado, pero en esta temporada por un momento parece encontrar su lugar, rodeada de personas que entienden y aprecian su estilo, su sensibilidad y consiguen hacerla brillar”.
Malos malísimos y orgullosísimos
A lo largo de la historia del cine, las personas queer han encarnado en muchas ocasiones un mal tácito. El asesino trans interpretado por Michael Caine en Vestida para matar (1980), de Brian de Palma, fue un caso especialmente sonado por el malestar que generó dentro de la comunidad, además de entre diversas organizaciones feministas por su retrato de la violencia contra las mujeres. Sin embargo, en la actualidad asistimos a un auge de personajes LGTBIQ+ que se pasan al lado oscuro sin querer ser vistos de otra manera ni disimular. Igual que es cada vez más común ver a señoras encantadas de caer mal, los personajes de la comunidad que son malévolos ahora hacen gala de su maldad abiertamente. “Muchas veces, la maldad lleva implícita la acción y cierto poder subversivo que viene dado por la capacidad de rebelarse contra un contexto opresor”, señala Francina Ribes Pericàs. “Puede ser importante que las ficciones audiovisuales ofrezcan imaginarios alternativos en los que colectivos tradicionalmente oprimidos, como el de las mujeres o el colectivo LGTBIQ+, puedan rebelarse y ser representados como personajes activos, fuertes y capaces de salirse con la suya”.
En la nueva temporada de la antología televisiva Feud, aún pendiente de estreno, Ryan Murphy adaptará el polémico libro de 2021 Capote’s Women, donde se describe la relación entre el escritor (para quien no lo sepa, homosexual) Truman Capote y las mujeres a las que se refería como sus “cisnes”, así como las traiciones de las que ellas fueron víctimas. Tom Hollander, amanerado villano en la segunda temporada de The White Lotus, será también quien interprete al autor de A sangre fría (1965). Antes podremos disfrutar de la miniserie Fellow Travelers, donde el personaje principal, al que da vida Matt Bomer, es un hombre oportunista y despiadado que no duda en manipular a uno de sus amantes. Se acabó el gay amable que antes, de la mano de Will & Grace (1998), copaba la ficción: ahora el villano disfruta siéndolo y no le importa que la gente lo desprecie.
“A principios de los noventa, asociar personajes queer a maldad, como el de Sharon Stone en Instinto básico [1992], o a chupasangres como los de Entrevista con el vampiro [1994], podía parecer incluso naíf. Asociar hoy día la maldad a la orientación sexual es un discurso que solo proviene de dos vías, la de ser fascista o la de ser poco inteligente. Y a veces las dos acaban convergiendo. Creo que aún estamos en un proceso de transición en el que hemos vivido cómo personajes del colectivo eran plasmados de forma negativa, en sintonía con la tradición de que lo que se escapaba de la heteronorma era malo”, comenta Parra. “Como personajes LGTBIQ+ malvados recientes, se me ocurren algunos que han llegado desde el cine indie, como la protagonista de Bliss [2019, película gore donde había una alegoría semivampírica también relacionada con la drogadicción y el arte], pero quizá lo más extraño, a veces incluso preocupante, tiene que ver con la explosión del género true crime, a través del cual hemos vuelto a vivir en directo la conversión de asesinos en serie en iconos pop o estrellas del rock. Personas como Jeffrey Dahmer, John Wayne Gacy o Dennis Nielsen, homosexuales y asesinos seriales, son la máxima representación de que la maldad trasciende a cualquier orientación”.
La maldad como la grieta de entrada
Hay quien cree que los malos son siempre los personajes más interesantes de la historia. ¿Quizás han sido también una vía de la comunidad para infiltrarse en el imaginario popular y en esas tramas donde tantas veces les negaban un espacio? “Hemos logrado infiltrarnos gracias a la reapropiación de clichés negativos y ademanes que hemos asociado directamente a lo queer. Pregúntale a cualquier persona del colectivo que viese La sirenita [1989] o La bella durmiente [1959] de pequeña y te dirá que ama a Úrsula [villana marina inspirada, por cierto, en Divine, musa transexual de John Waters] y a Maléfica [otra hechicera con cuerpo de modelo de Mugler]. Los personajes malvados siempre han sido mucho más interesantes que los héroes. Y ahora que el mundo es capaz de pensarlos con todas las capas posibles de ironía y crítica social con las que han estado construidos, su asociación a lo queer está más presente que nunca. Porque la revolución será queer o no será”, dice el autor de Scream Queer.
En la introducción del libro The Celluloid Closet (1981), el historiador Vito Russo dijo que “la gran mentira sobre hombres y mujeres gais es que no existen”, y lo bueno de que ahora la ficción apueste por villanos y villanas orgullosamente felices de ser malos es que demuestra que otra gran mentira es que las personas LGTBIQ+ han de ser siempre buenas. Al final, estos gais pueden intentar matarte, pero ya no van a intentar ocultarlo.
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