Greta Fernández: “Ahora que las feministas decimos lo que nos molesta, resurge un machismo rancio que estaba escondido”
Está en la veintena, pero colecciona premios, grandes críticas y una filmografía consistente que acaba de alargar con ‘El frío que quema’, de próximo estreno. Hablamos con la actriz de ansiedad, rupturas, feminismo y todo lo que aprendió al tener en su propia casa a otro grande de la interpretación
Dos chicas se abrazan al fondo de una nave transformada en estudio fotográfico. Son la actriz Greta Fernández (Barcelona, 1995) y la fotógrafa Arale Reartes. En el aire suena Rigoberta Bandini mientras ellas celebran que han hecho una foto que les gusta mucho. Su historia empezó hace ocho años como un juego en Instagram. Ent...
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Dos chicas se abrazan al fondo de una nave transformada en estudio fotográfico. Son la actriz Greta Fernández (Barcelona, 1995) y la fotógrafa Arale Reartes. En el aire suena Rigoberta Bandini mientras ellas celebran que han hecho una foto que les gusta mucho. Su historia empezó hace ocho años como un juego en Instagram. Entonces eran dos adolescentes recién salidas del instituto y ahora ambas moldean sus carreras.
“Arale quería ser fotógrafa, yo actriz, había marcas que me llamaban para hacer fotos y hacíamos nuestros shootings a cambio de algo de dinero”, recuerda Greta de sus comienzos juntas. “Lo pasábamos muy bien. No nos pagaban mucho, pero para algo sí nos daba. Después, Arale se fue a Nueva York a trabajar y, ahora que ha regresado, intento siempre que puedo que ella me haga las fotos, porque me encanta lo que hace y nos entendemos muy bien. Nos ha costado que nos dejen trabajar juntas, porque las revistas suelen contar con fotógrafos hombres. Así que estoy muy contenta de que ICON nos lo permita”, cuenta.
El primer papel de Greta (ganadora del premio ICON de cine en 2019) fue de la mano de su padre, el también actor Eduard Fernández, en la película Ficción, de Cesc Gay. Greta hacía de su hija. “Yo tenía seis años, estaba muy nerviosa y mi primera frase fue: ‘Papa, hi ha un globus abaix’ (papá, hay un globo abajo)”, recuerda. Después, Greta continuó trabajando en cine, televisión y teatro hasta que Isabel Coixet le ofreció su primer protagonista, con Natalia de Molina en Elisa y Marcela. Al poco, Belén Funes la dirigió junto a su padre en la laureada La hija de un ladrón, y ahora ha finalizado el rodaje de El frío que quema. Mientras prepara su nuevo proyecto, del que todavía no puede desvelar nada, hoy se toma un descanso y siente que juega de nuevo con su amiga.
Acaba de regresar de Andorra, del rodaje de la película El frío que quema. ¿Se ha encontrado allí con algún youtuber? Pues pasaban unos chavales con unos coches fosforitos a toda hostia que debían ser los youtubers [risas]. Fui a Andorra justo cuando empezaba la polémica y pensé que lo mismo la gente creía que me iba a vivir allí.
Pero usted vive en Madrid. Sí, comparto piso con Brays Efe y otra amiga en una casa preciosa, en la zona de Ópera. Me encantaría vivir sola, pero me da ansiedad pensar en gastarme 800 euros al mes por algo precario. El confinamiento lo pasé en otro piso compartido, 50 metros cuadrados en Lavapiés con solo media hora de sol diaria. Ahora tengo luz todo el día. Un lujo.
Con su segundo papel protagonista, en La hija de un ladrón, ganó la Concha de Plata de San Sebastián. ¿Sintió después la presión de las expectativas? Tuve cierta presión, pero llevo muchos años trabajando. No he subido de golpe, conozco este mundo desde pequeña y supe manejarlo. Pero hay muchos que lo petan nada más empezar y la gente espera que estén siempre arriba. Hay que permitir que estas personas se equivoquen, hagan cosas buenas y malas y tengan momentos de parón sin que piensen que es el fin del mundo. Hay que educar en eso, porque para la gente joven es muy peligroso. Les genera un estrés y una ansiedad horribles.
Usted ha tenido la suerte de aprenderlo en casa. Sí. Mi padre me ha enseñado a tener mucha calma. Gané una Concha, me nominaron a los Goya, los Gaudí, los Forqué, los Feroz... Luego tuve un parón que me asustó. Pero me vino bien para saber que es algo que puede pasar. Hay que tener cuidado con los altibajos de esta profesión y disfrutar de la película que se está rodando por si luego no sale nada. No estar arriba todo el rato me parece lo normal y saludable.
¿Qué es lo peor de su profesión? Las jerarquías en los rodajes. Me gustaría que fueran más horizontales, porque cuando se cuenta una historia se hace entre todos.
En 2016 protagonizó el videoclip Persiguiéndonos, de C. Tangana. ¿Ya se conocían? No. Me llamó el director Tomás Peña para ofrecérmelo y dije que sí. Yo había escuchado a Pucho alguna vez, pero no demasiado. Nos hicimos amigos rodando. Pucho es muy bonito. Le tengo mucho cariño, y ahora que vivo en Madrid es uno de mis amigos importantes. Nos respetamos artísticamente y tenemos una buena relación de amistad y trabajo.
Usted nació en 1995. ¿Qué cree que su generación tiene superado respecto a las anteriores? Muchas cosas no están superadas. Ahora que las feministas decimos más lo que nos molesta, resurge un machismo rancio que estaba medio escondido.
Hace años, participó en la obra teatral Amanta T, sobre un caso de ciberacoso que llevó a una adolescente al suicido. ¿Ha sufrido usted acoso en las redes? No. Yo he tenido suerte.
¿Qué le gustaría hacer antes de cumplir treinta años? Viajar a Los Ángeles, encontrar allí un representante y abrir una puertecita en Estados Unidos, Latinoamérica, Francia o Inglaterra. Ahora me dejo llevar, siento que en estos dos últimos años me han pasado muchas cosas.
¿Cosas que le han hecho crecer? Sí, hace un año y dos meses me separé de mi chico tras diez años juntos. Eso es fuerte. Te cambia. Un duelo es duro, pero pasas por lugares muy bonitos y especiales, porque reconectas contigo misma. La separación me asustó, así que me fui directa al psicólogo. Cuando lo dejas con alguien tras mucho tiempo parece que se te hunde el mundo. Pero no pasa nada. Somos muy jóvenes.
Usted siempre ha escrito diarios. ¿Y ficción? Me encantaría. Quiero escribir un corto, pero de momento estoy centrada en la interpretación, que es lo que más me gusta.
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