Anatomía de las gafas de Sánchez: montura ‘retro’ y aspecto poco convencional para una declaración de estilo
La declaración del presidente del Gobierno en la comisión de investigación del Senado ha dejado un inesperado guiño para los analistas de la indumentaria política
La declaración de Pedro Sánchez en la comisión de investigación del Senado ha contado con una aparición estelar inesperada: las gafas de ver que el presidente ha utilizado en varios momentos para consultar la documentación asociada al caso, un modelo de los años ochenta no apto para tímidos. Es la primera vez que Sánchez las luce en público y, más allá de su utilidad práctica, plantean un gesto que admite distintas lecturas.
La primera lectura se refiere al propio diseño de los anteojos. No son las clásicas gafas al aire, o casi invisibles, que casi piden permiso para existir. Se trata de un modelo con montura de pasta marrón, claramente años ochenta, que encaja de forma aproximada en el arquetipo de aviador, a medio camino entre las siluetas rectangulares de inspiración retro y las formas redondeadas, igualmente clásicas. No es un modelo convencional ni, aparentemente, tampoco actual y a la venta. Varios medios han señalado que corresponden a un modelo de Dior fabricado en Alemania en los años ochenta, y que podría conseguirse en tiendas especializadas de segunda mano. La imagen ampliada invita a afirmarlo (aunque la marca no lo confirma y niega ninguna implicación), pero la silueta también podrían corresponder a otra firma o a una línea fuera de las principales marcas comerciales.
Actualización: a las 20:40 el propio Pedro Sánchez enlazó, en un tuit con un escueto mensaje (“LO DE LAS GAFAS”), un post de Instagram de Gafa Vintage, un negocio de Madrid donde se explicaba que esas gafas se habían vendido al presidente cinco años atrás. “Son unas Dior Monsieur vintage que le vendimos hace unos 5 años”, explican. “El precio de la montura ronda los 250€ y, a juzgar por las imágenes, las gafas se mantienen como nuevas. Por eso todos los medios de comunicación se han creído que las estrena hoy”.
Más allá de su fabricante y de su posible precio (hay un ejemplar por casi 300 euros en un portal de gafas vintage), hay un innegable gesto de estilo en la decisión de lucir unas gafas claramente llamativas. Por un lado, porque ya el hecho de ponerse y quitarse las gafas para leer denota respetabilidad y plena atención; algo similar a esos trajes clásicos y elegantes que muchas personas conocidas eligen para acudir a un juzgado o un acto institucional. De Mark Zuckerberg con camisa y corbata a Zelenski moderando su look militar en su encuentro con Trump, la comunicación política está llena de declaraciones de intenciones que aspiran a transmitir solemnidad.
Interés adicional ofrece el propio diseño. Normalmente, la elección de una montura u otra está definida por la propia morfología facial del portador. Sánchez, con un rostro de líneas rectas y ángulos marcados, ha elegido un término medio: una montura rectangular habría resultado demasiado redundante con sus líneas faciales, y unas gafas redondas le habrían dado un aspecto exageradamente erudito. Al mismo tiempo, una montura más delgada o metálica le habría hecho parecer de más edad. Lo llamativo es que el diseño elegido se sale de casi todas las convenciones. Es un modelo que denota un gesto. Una declaración de estilo por parte de un presidente que se ha atrevido en ocasiones anteriores a contradecir la supuesta monocromía funcionarial que se le presupone a su atuendo para adoptar trajes entallados en diversos tonos de azul vivo. Casi eléctrico.