Dani Fernández: “La vida en un pueblo es dura para alguien que va a Eurovision de pequeño”

Pasó por Eurovisión Junior, pasó por una banda adolescente y hoy prepara su nuevo álbum pensando en cómo conjugar las giras y la vida familiar e intentando que lo que dicen de él no le afecte demasiado

El cantante Dani Fernández luce las gafas MÓ Bouquet Alegría.

Después de una hora hablando con el cantante Dani Fernández (32 años, Alcázar de San Juan), lo que más llama la atención es que, más de ocho años después de la separación de Auryn, el grupo con el que saltó a la fama, aún se refiere a ellos como “mi banda”. “Ha sido mi banda y siempre lo será, es una tontería negarlo. Otra cosa es que volvamos o no. Estoy muy bien donde estoy. Me costó mucho entender que el momento de Auryn terminó por algo. Ahora me siento tan bien, que no me veo volviendo a mi banda”.

Ahora, de hecho, tiene otra banda. Después de varios meses sin actuar, volvió a los escenarios el pasado 9 de mayo en el evento Casa MÓ BOUQUET, organizado por MÓ de Multiópticas, donde también participaron artistas como Antonio Carmona y DJ Ardilla, y se presentó la nueva colección de gafas de la marca. Este evento marcó el preludio de su próxima gira, que comenzará una vez presentado su nuevo álbum, Jauría, en noviembre. El primer adelanto de este trabajo es la canción Todo Cambia.

Vive un momento de madurez tanto en lo profesional, con siete Discos de Platino, más de 1,5 millones de oyentes en Spotify y acumulando sold outs en la mayoría de sus giras, como en lo personal, tras haber sido padre por primera vez hace cinco meses. “Era el momento perfecto”, explica. “Algunos de mis amigos deciden no tener hijos porque no quieren dejar de sentirse jóvenes, yo no estoy de acuerdo. No creo que un hijo te haga más viejo ni menos divertido. De hecho, hay mucha gente que ha tenido hijos y nunca ha madurado”.

El cantante Dani Fernández con gafas de sol MÓ Jacinto Sun.Dani Paper Boat

Fernández, que en 2022 reunió a 15.000 personas en el Wizink Center, tiene claro cuál quiere que sea la forma de compatibilizar la vida de un músico que recorre el país dando conciertos con su rol de padre. “Intentaremos colocar los shows en los fines de semana, para poder estar con ella, aunque a veces también podemos ir toda la familia de viaje. A mí me apetece mucho que mi hija pueda acompañarme y verme trabajar. Eso es algo muy positivo para los niños: que vean a los padres trabajar, que les vean trabajando en un empleo que les gusta. Mi padre trabajaba en el mundo ferroviario y nunca pude irme con él”. El artista expresa cómo “la vida en la carretera”, es decir, estar constantemente viajando para dar conciertos, puede también puede llegar a ser solitaria y agotadora. “El hecho de poder viajar con tu familia, hacer conciertos con ellos, va a ser una gozada”.

El exintegrante de Auryn asegura que lo que más disfruta de la música es actuar en vivo. “Me gusta escribir canciones, pero no tanto como actuar en directo; esa es la parte que me apasiona desde niño. Cuando me subo al escenario, me transformo en alguien. Al ver los vídeos más tarde, pienso: ‘no soy yo”. A pesar de ello, se considera una persona tímida y no le agrada ser el centro de atención en situaciones sociales. “Hace poco, en una boda, pusieron una canción mía y todo el mundo se giró a mirarme, esos momentos me resultan muy incómodos. No disfruto siendo el foco de atención. Aunque parezca increíble, temo más ser reconocido en un bar que actuar ante miles de personas en un escenario. Incluso llego a sentir el síndrome del impostor, no entiendo que vengan a saludarme, a mí, que no tengo nada de especial”.

El cantante Dani Fernández con gafas modelo MÓ Clavel.

A los 14 años, representó a España en Eurovisión Junior y obtuvo el cuarto lugar en Bucarest con la canción Te doy mi voz. Explica cómo haber comenzado su carrera musical a una edad tan temprana fue una experiencia difícil para él. “La vida para un chico que va a Eurovision de pequeño, es dura en un pueblo. Tienes éxito, te apasionas mucho por algo, y te miran como un bicho raro. Eso me hizo ser más tímido aún. Mucha gente me daba de lado, se reía de mí, o me insultaba a mis espaldas”.

Esta experiencia le generó inicialmente un rechazo hacia su pueblo natal, Alcázar de San Juan. Sin embargo, con el tiempo, tanto él como sus vecinos maduraron, y comenzó a sentir que apreciaban su trabajo y esfuerzo. “A los 30 ya puedes ver el trabajo de la persona de otra forma, las hostias que me ha dado la vida. Primero en Eurovision, después una banda que se fue a la mierda y tuve que empezar desde casi la nada, haciendo conciertos para 50 o 60 personas en bares. Estoy muy orgulloso de haber vuelto a saber llegar hasta aquí desde abajo. Yo creo que en mi pueblo se sabe todo esto”.

Se refiere a su carrera después de haber pasado por Auryn, la banda a la que entró a los 18 años, y que durante siete años fue uno de los grupos de pop masculino más famosos del panorama nacional. En 2016, decidieron emprender caminos separados con resultados desiguales. Él optó por un estilo versátil, alejado de las corrientes principales, que navega entre la música indie y el pop rock, y está decidido a continuar en esa línea. “El proyecto Dani Fernández es lo que es, y considero un error perseguir la tendencia. Por lo general, los artistas que marcan tendencia lo hacen sin la obsesión de buscar el sonido que está de moda. Rosalía, por poner un ejemplo, busca hacer algo artístico, no busca copiar la tendencia. Tampoco me saldría natural ponerme hacer ahora canciones como Saiko o Peso Pluma, haría el rídiculo, seguro”.

El cantante Dani Fernández con gafas de sol MÓ Ixora.

El artista revela que su nuevo disco, Jauría, explora la relación entre las opiniones ajenas y la auto-percepción personal. “La exposición pública es cada vez mayor. Hoy, una niña de 12 años puede subir un TikTok y recibir opiniones de toda su clase”, señala. Critica la creciente facilidad con la que las personas pueden emitir juicios y opiniones de manera directa. Opina que no siempre es beneficioso que se permita expresar “la verdad y nada más que la verdad”, dada la incertidumbre sobre cómo estas opiniones pueden afectar a otros. “Al comenzar este disco, me di cuenta de que estaba demasiado preocupado por lo que los demás, especialmente mis fans, pensarían. Por eso decidí que el disco giraría en torno a ese concepto”.

El disco refleja un evidente tono de hartazgo, influido por algunas experiencias que el artista ha vivido durante su carrera como cantante. “Por supuesto lo he vivido aunque, gracias a lo que sea, no me han dado tanto hate como a otros compañeros”, admite. Revela que ha tenido momentos de enfado y rabia, frustrado por las opiniones de personas que no lo conocen ni saben cómo se puede sentir realmente. “Es como si yo fuera a una panadería y le llamase ridículo a un panadero gratuitamente, solo porque no me gustase su pan”. El artista menciona que incluso le han llegado a desear la muerte. Relaciona este tipo de comportamiento con el ambiente de crispación que se observa en contextos como la política, donde se dicen cosas terribles sin reflexionar”. “Yo creo que ni siquiera asimilamos las barbaridades que a veces decimos, incluso con gente que a veces tienes cariño”.

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