El libro español de proverbios del siglo XVII que recomienda el hombre más rico del mundo
Elon Musk citó ‘El arte de la prudencia’ en Twitter, pero no es el primero en hacerlo. Los libros de Baltasar Gracián fueron un éxito en el Wall Street de los noventa y recomendados a candidatos a la presidencia
El gurú de Silicon Valley y explorador espacial Elon Musk (Pretoria, Sudáfrica, 51 años) recomendó esta semana un libro de aforismos de un filósofo aragonés del siglo XVII. El hombre más rico del mundo fue crípticamente explícito cuando tuiteó: “Baltasar Gracián, Oráculo manual y arte de prudencia”. Lo más llamativo de todo es que ni siquiera estaba siendo original. La obra de ...
El gurú de Silicon Valley y explorador espacial Elon Musk (Pretoria, Sudáfrica, 51 años) recomendó esta semana un libro de aforismos de un filósofo aragonés del siglo XVII. El hombre más rico del mundo fue crípticamente explícito cuando tuiteó: “Baltasar Gracián, Oráculo manual y arte de prudencia”. Lo más llamativo de todo es que ni siquiera estaba siendo original. La obra de Gracián, intelectual barroco del Siglo de Oro español, ha tenido varias vidas a lo largo de los siglos. Y en la última se ha reencarnado en un libro de autoayuda para emprendedores.
De hecho, en la descripción que hace del libro Penguin, su editor en EE UU, se aventura que “puede tratarse del primer libro de autoayuda de la historia”. Tiene sentido, concede Luis Sánchez Laílla, profesor de Literatura de la Universidad de Zaragoza y editor de las obras completas de Baltasar Gracián. “El propio título dice que es un manual, es decir, pensado para que acompañe al lector y pueda abrirlo en busca de consejo en cualquier momento”, explica. El libro encierra aforismos que han llegado hasta nuestros días. Frases como “lo bueno, si breve, dos veces bueno” o “donde acaba el deseo comienza el temor” son ingeniosas y fáciles de recordar, pero encierran cierta profundidad. El estudioso marca distancias con la acepción peyorativa que la autoayuda se ha ganado a pulso en los últimos años y más aún la dedicada a los emprendedores. No es este un manual testosterónico sobre cómo holdear, invertir en bolsa y ser tu propio jefe. “No encontraremos en sus páginas fórmulas sencillas y respuestas simples para el gran público”, señala Sánchez Laílla. Gracián escribía para una minoría selecta, la minoría que podía leer en el siglo XVII; la que puede entender los aforismos barrocos en la actualidad. Pero gracias a una actualización del lenguaje y a una campaña de marketing, eso engloba a mucha, mucha gente.
El arte de la prudencia se publicó en 1647, pero fue en 1992 cuando alcanzó la fama en EE UU. Lo hizo aupado por la escritora Gail Godwin. En una entrevista con The New York Times, a la pregunta de qué libro recomendaría a los dos candidatos a presidir la Casa Blanca, (que por entonces eran George Bush padre y Bill Clinton) respondió que con la obra de Gracián, cuyo pensamiento definía como “maquiavélico, pero con escrúpulos”. Pronto otros periódicos empezaron a comentar el libro y este se abrió paso en las listas de los más vendidos y en los maletines de cuero de Wall Street. Los yuppies mostraban el libro a sus colegas causando la misma mezcla de envidia y admiración que conseguían entonces los primeros teléfonos móviles. El compendio barroco llegó incluso a la Casa Blanca, pues la editorial tomó nota de la recomendación de Godwin y mandó copias a los dos candidatos. Ese año, Clinton se convirtió en presidente y Gracián vendió más de 100.000 ejemplares en EE UU.
En su segunda reencarnación, El arte de la prudencia cambió de piel y pasó a llamarse ¿Por qué los ejecutivos juegan al golf? Era 2007 y el libro se vendía como sushi en Japón. Se despacharon 140.000 ejemplares, alcanzando el tercer puesto de ventas de libros económicos en el país. En realidad, sorpresa, el jesuita nunca se preocupó por el swing de los brokers nipones. El cambio de nombre respondía a una estrategia de marketing para llamar la atención de estos, explicaba el editor de Goma Books, Satoshi Kawakami, a El Mundo en una entrevista de la época. “La mayoría de la gente que juega al golf en Japón son empresarios”, reconocía. “La palabra golf inspira cierto estatus social”.
Un criterio similar debió seguir en 2013 la editorial Áltera, que recopiló sus mejores aforismos bajo el título Gracián: el jesuita que enseñaba a triunfar. Pero a pesar del oportuno rebranding y de gozar en España de la popularidad difusa que da ser estudiado en cualquier instituto medio, Gracián nunca ha sido profeta en su tierra. “Es de los clásicos que en España se reeditan continuamente”, matiza Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España. “Dicho esto, ha sido más leído fuera que en España. No es el único: en las universidades de EE UU una de las lecturas obligatorias es la Antoniana Margarita de Gómez Pereira”.
Luis Rafael Hernández se muestra de acuerdo. Es profesor universitario, escritor y director de las editoriales Verbum y Perelló, que han editado las obras más importantes del filósofo. En un intercambio de emails, Hernández explica que la obra de Gracián tiene más repercusión en EE UU que en España. Esta se inscribe en la corriente literaria del conceptismo. “Se caracteriza por un estilo breve, concentrado y polisémico, en el que se establecen asociaciones ingeniosas entre las palabras y las ideas que se transmiten”, explica. Algo así como un tuit irónico, pero en el Barroco. Este estilo puede explicar su éxito en la sociedad actual, en la que las grandes ideas deben ser encapsuladas en unos pocos caracteres que llamen la atención del lector.
Gracián también encontró eco en otros movimientos y tendencias. Se lo considera “precursor del existencialismo y la posmodernidad”, señala el profesor Hernández. Su influencia cristaliza no solo en movimientos, sino en autores concretos “como Schopenhauer o Nietzsche”. Su importancia se ha visto galvanizada en los últimos años, algo que el estudioso explica por el contexto. “En los tiempos que corren”, reflexiona, “con guerras, pandemias y demás calamidades, un autor como Gracián nos ayuda a entender mucho mejor nuestra existencia”.
Nos ayuda a todos, pero especialmente a los gurús de Silicon Valley. Pero, ¿por qué la obra de un monje jesuita aragonés ha encontrado tanto predicamento entre emprendedores, aspirantes, brokers y criptobros de todo el mundo? “Gracián es un autor clásico. Los clásicos tiene el poder de seguir interesando a los lectores a lo largo del tiempo y estos pueden legítimamente interpretarlos de acuerdo con sus propios intereses y marcos mentales”, señala Sánchez Laílla. Que los emprendedores lo hagan suyo es llamativo, porque el Oráculo manual y arte de prudencia dibuja un ideal humano que trasciende edades, empleos y fronteras. “Lo fundamental es entender una cosa: si olvidamos los principios éticos y humanísticos que animaron a Gracián, podremos citar el Oráculo, pero no estaremos entendiendo nada”.
La nueva reencarnación de El arte de la prudencia podría estar a punto de llegar. El mensaje de Elon Musk mencionando el libro superó los 32.000 likes. Le sumó interés el hecho de que Musk se encontrara en pleno enfrentamiento público con la plataforma Twitter, cuya compra frustrada ha enfrentado al magnate con la compañía. Muchos creyeron ver una indirecta, aunque es difícil señalar cuál: hay 300 aforismos de Gracián para elegir. En cualquier caso, la repercusión puede ser enorme en las ventas y la fama del libro. O no. Musk está acostumbrado a una viralidad pantagruélica. Por poner en contexto: el día anterior a recomendar al filósofo español había tuiteado un meme con una cita falsa: “Uhmm, razonablemente bien’. Mediócrates”. Alcanzó los 250.000 likes. Unos días antes tuiteó un emoticono de unas palomitas. Superó los 50.000. Nadie cree por ello que el emoticono de las palomitas o el inexistente libro de Mediócrates se vayan a poner de moda. O quizá sí.
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