‘Voyage voyage’, la canción que viajó desde los ochenta hasta el cine de autor

Un superventas ‘trash’ de otra época para ilustrar el viaje a ninguna parte del siglo XXI.

Claudie Fritsch-Mentrop, la cantante del grupo Desireless.Getty Images

Voyage, voyage, sencillo de la cantante francesa Desireless, vendió cinco millones de copias hasta convertirse en una de esas canciones que marcó los viajes de fin de curso del final de la década de los ochenta. Daba igual el destino, de Grecia al Líbano, el pegadizo estribillo de Voyage, voyage estaba en todas partes.

Perdida entre tanta basura mainstream, sorprende el viaje de vuelta de esta canción en dos filmes tan sobresalientes como La chica y la araña, de los hermanos suizos Ramon y Silvan Zücher, y ...

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Voyage, voyage, sencillo de la cantante francesa Desireless, vendió cinco millones de copias hasta convertirse en una de esas canciones que marcó los viajes de fin de curso del final de la década de los ochenta. Daba igual el destino, de Grecia al Líbano, el pegadizo estribillo de Voyage, voyage estaba en todas partes.

Perdida entre tanta basura mainstream, sorprende el viaje de vuelta de esta canción en dos filmes tan sobresalientes como La chica y la araña, de los hermanos suizos Ramon y Silvan Zücher, y Compartimento nª 6, del finlandés Juho Kuosmanen. En ambos, el tema de Desireless evoca un mundo de mujeres jóvenes perdidas y atrapadas en un espacio cerrado. Ambas dejan atrás a otra mujer y quizá eso también explique la presencia de una canción que convirtió a su cantante, Claudie Fritsch-Mentrop, en musa lesbiana por su aspecto andrógino y su pelo cortado a lo Manolito el de Mafalda.

En el caso de la tragicómica película de los Zücher, el relato se detiene en una mudanza. Dos amigas se separan y la historia, enmarcada dentro de una trilogía que siempre hace alusión a algún animal o insecto, recrea el momento de ese corte. Una catarsis sin catarsis narrada con frío humor y precisión a través de miradas, cajas y martillazos. También de una canción recurrente: el tema de Desireless cruza toda la película hasta adquirir, en contraste con un vals bielorruso, extraños matices emocionales. Los hermanos Zücher siempre pensaron en el éxito francés como leitmotiv, un “superventas trash” de otra época para ilustrar el viaje a ninguna parte de una chica del siglo XXI.

Compartimento nª 6 también habla de una chica retraída que huye de algo que no verbaliza. Esta vez, el espacio cerrado es el de un tren que parte de Moscú hacia Múrmansk, ciudad portuaria del Ártico. Allí aguarda un conjunto de dibujos rupestres que se descubrieron a finales de los años noventa y que obsesionan a la protagonista. Se trata de una mujer joven con una vida sentimental complicada que en el largo desplazamiento en tren (2.000 kilómetros) tiene que compartir camarote con un minero ruso que apesta a alcohol. El hombre despierta todos sus prejuicios y recelos. También los del espectador. Nadie pegaría un ojo con un tipo así en la litera de al lado. Por fortuna, Compartimento nª 6 no está para darnos la razón sino para quitárnosla.

En los años ochenta, en España sonaba Groenlandia, el viaje de Perú al Tíbet y Japón de los Zombies; en los noventa, Los Planetas te llevaban De viaje a galaxias infinitas hacia el Sol y en el capítulo dedicado a viajar por el mundo del programa Theme Time Radio Hour (2006-2009), de Bob Dylan, la primera parada era la pizpireta y romántica Rhode Island Is Famous For You, de Blossom Dearie. La ubicua canción de Desireless renace ahora en clave melancólica, ya sea en una fiesta moscovita de finales de los años noventa o en un apartamento berlinés en el que la idea de viajar cobra un lejano nuevo sentido.

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