Objetos tangibles que parecen imágenes de videojuego: así es el menaje alienígena de Audrey Large
La diseñadora francesa aprendió a usar la impresión 3D con tutoriales en internet. Sus objetos y muebles tienen la textura de una imagen digital pero pertenecen a la vida real
Además del accidentado viaje de Dorothy a la Ciudad Esmeralda, la película El mago de Oz (1939) cuenta la historia de la llegada del technicolor a Hollywood. De la misma manera, los cuadros de Caravaggio no solo presentan una lectura un tanto tarantiniana de la Biblia, sino que ofrecen un testimonio del novedoso mecanismo de lentes y espejos con el...
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Además del accidentado viaje de Dorothy a la Ciudad Esmeralda, la película El mago de Oz (1939) cuenta la historia de la llegada del technicolor a Hollywood. De la misma manera, los cuadros de Caravaggio no solo presentan una lectura un tanto tarantiniana de la Biblia, sino que ofrecen un testimonio del novedoso mecanismo de lentes y espejos con el que, dos siglos antes de que existiera la fotografía, el genio del claroscuro lograba capturar las facciones de sus modelos para trasladarlas al lienzo con un realismo sorprendente. A todo esto alude la diseñadora francesa Audrey Large (Burdeos, 27 años) cuando explica que, por más que a mucha gente le recuerden al menaje de una nave alienígena, sus esculturas no dejan de ser un reflejo de la tecnología con la que contamos en el presente. Large utiliza programas de diseño digital para crear imágenes en tres dimensiones que luego, mediante la impresión 3D, convierte en objetos hechos de filamento PLA [el termoplástico empleado habitualmente por esta tecnología]. Lo asombroso es que las piezas de Large presentan una textura, brillo y color idénticos a los de su prototipo digital. Vistas en imágenes, una y otra cosa parecen lo mismo. “En Instagram la gente suele preguntarme si mis obras son renders. Incluso ha habido periodistas que han querido asegurarse de que lo que hago son objetos reales”, asegura por teléfono desde su estudio de Róterdam.
Las obras de Audrey Large existen fuera de internet con un tamaño y un peso propios. Pudo comprobarlo cualquiera que el pasado septiembre se pasara por Some Vibrant Things, su primera exposición en solitario. Comisionada por Studio Vedèt en la galería milanesa Nilufar e inaugurada con motivo de la Semana del Diseño de Milán, fue la oportunidad perfecta para averiguar qué se siente al tener delante de las narices el ítem de un videojuego. “Mucha gente dice que mis obras parecen futuristas o incluso extraterrestres porque resulta difícil saber cómo o de qué están hechas”, apunta Large. “Sin embargo, para crearlas uso tecnología actual, así que yo digo que más bien reflejan el presente. De hecho empecé a usar impresoras 3D porque era lo que tenía a mano. Aprendí a manejarlas con tutoriales de YouTube. Cada vez son más baratas y pude comprar una siendo estudiante, aunque no la utilicé para imprimir cascos de superhéroes ni cosas así”.
Audrey Large se graduó hace cuatro años en la prestigiosa Design Academy de Eindhoven. En su tesis, buscó en los efectos visuales del cine una “nueva materialidad” que cabalgara entre el mundo físico y el digital. Puede sonar complicado, pero Large se explica con un ejemplo que hemos visto muchas veces en los making of de las películas: tras pasar por el departamento de posproducción, la almohada de croma que acaricia en plató un actor se convierte en la cabeza de un unicornio. En realidad, ni siquiera hace falta acudir al cine para encontrar un buen ejemplo, porque hoy cualquiera que tenga un móvil puede transformar sus rasgos en los de un personaje manga, o adoptar la anatomía de Kim Kardashian. La originalidad en este caso está en que Audrey Large hizo lo contrario a lo que ocurre durante la posproducción de una película o en una tarde aburrida en Instagram. En lugar de utilizar lo físico como vehículo para la creación de imágenes digitales, ella usó lo digital para crear unos objetos que, sí, parecen arrancados de la pantalla de un ordenador. “Mi tesis venía a decir que la vida se ha convertido en una película de efectos visuales”, explica Large. “Estamos continuamente convirtiendo en imágenes digitales el mundo material, así que pensé, ¿por qué no diseñar los objetos como si fueran imágenes?”.
Para ello, Large convirtió su estudio en un plató y empezó a grabarse manejando garrafas y otros utensilios cotidianos. Mediante tecnología mocap (captura de movimiento) como la que se usa en la industria del cine, los movimientos del objeto quedaban registrados en el ordenador de Large, que luego creaba con ellos una especie de retrato 3D del utensilio en acción. De ahí que, una vez impresas, sus piezas tengan esa forma tan dinámica y parezcan a punto de mutar en los robots líquidos de Terminator. Expuestas por primera vez en 2019 como parte de una exposición colectiva de Nilufar, sus obras desdibujan como una fantasmagoría la distinción entre lo material y lo digital, obsoleta para Large, y traspasan también la frontera entre diseño y arte. Incluso podría defenderse que son piezas de artesanía. “Para empezar, paso mucho tiempo trabajando los archivos en mi ordenador”, argumenta Large. “Otras veces, diseño los objetos dibujándolos en mi tableta y los movimientos de mi mano se reflejan en su superficie”.
Según Large, si con algo no tienen nada que ver sus obras son con los agoreros que en el mundo digital ven reflejado un futuro tan negro como el que pintaba Black Mirror. “Ese aura de negatividad y desconfianza que rodea a las tecnologías digitales me parece muy ramplona. Que si el mundo está desmaterializándose, que si nos vamos a olvidar de cómo se interactúa en persona… Bla, bla, bla. Es lo que hay, así que mejor sacar algo positivo. Si el mundo material está convirtiéndose en imágenes digitales, tenemos que repensar las herramientas que usamos para diseñarlo. Cuando fabricamos objetos estamos fabricando imágenes”.