La reforma asequible que consigue “estirar” 56 metros cuadrados de vivienda en Carabanchel

“Con el diseño no puedes crecer, pero sí engañar a la vista”, dice Joaquín Millán, fundador del estudio de arquitectura OIIOO, que ha realizado este proyecto con mobiliario a medida, azulejos de Castellón y una cocina de IKEA tuneada

Sillas de aires andaluzas, azulejos y un sol amarillo junto a la cocina: este piso quiere ser un patio.Javier de Paz García

Una habitación alargada, 56 metros cuadrados vacíos y una sola ventana. Son los ingredientes con los que el arquitecto Joaquín Millán, de 44 años, ha tenido que amasar la reforma de un apartamento en el barrio madrileño de Carabanchel. Un trabajo en el que ha contado con las restricciones impuestas por un presupuesto reducido pero, a cambio, ha disfrutado de toda la libertad creativa. “Había poco dinero, poco espacio y ningún límite”, reconoce el también fundador del estudio de arquitectura OIIOO, que ha diseñado una vivienda que parece crecer gracias a los zócalos de azulejos brillantes y una distribución que reparte los usos sin necesidad de tabiques. Colores pastel, líneas curvas, cerámicas de Castellón, mobiliario a medida y una cocina de IKEA tuneada completan el interiorismo que ha atraído la atención hasta de The New York Times.

La historia de esta casa arrancó en 2023, cuando la peruana Ximena Zenteno adquirió “un piso muy chiquito” en Carabanchel que hasta hacía no mucho se encontraba ocupado y tenía numerosos desperfectos. Había que reformar y ella siempre pensó que quería un lugar distinto a las clásicas viviendas de barrio. También arquitecta y colaboradora frecuente de OOIIO desde hace una década, conoce bien el trabajo de Millán. Así que le llamó. “Sé lo que hace y me gusta mucho, así que le pedí que diseñara un interiorismo diferente, que me sorprendiera”, recuerda Zenteno. Cuando fueron a ver el inmueble, apenas tardaron unos minutos y se fueron de cañas. “Es un sitio tan pequeño que se ve rápido”, explica el arquitecto, que entonces ya tomó una de las primeras decisiones: no levantar ningún tabique para permitir que la luz inunde todo el interior.

Zona de noche, área de estar, comedor y cocina: cuatro espacio en 56 metros cuadrados.

Con aquella idea en la cabeza, lo primero que hizo Millán fue pensar el reparto de los usos de la vivienda: dormitorio, sala de estar, cocina y baño. Ubicó la cama al fondo, junto a la ventana, para que no estorbara. A su lado imaginó un sofá para el descanso y después una pequeña mesa con dos sillas que permita tanto trabajar como comer. Ya solo quedaba la cocina y, detrás, escondido tras el único muro existente, el baño. Así creó una distribución que va evolucionando a lo largo del día. “La idea es que según pasasen las horas se hiciera la vida a un lado u otro del piso”, relata el arquitecto.

Resuelto lo funcional, llegó el turno de lo creativo. Millán se colocó los auriculares, pinchó su música favorita, cogió el lápiz y dejó correr la imaginación. En sus bocetos fueron saliendo líneas curvas y colores pastel. Elaboró un pequeño collage. Se imaginó un patio andaluz. Y estudió materiales, estilos, colores. Nació un proyecto con cierta ironía y aires infantiles, que fue afinando hasta que dio con lo que buscaba. Tras nueve meses de obra, el pequeño estudio se convirtió en Casa TUR, el nuevo refugio de Zenteno, que solo pudo seguir el avance de los trabajos desde su país, ya que tuvo que volver a Perú durante unos meses. “Cuando entré por primera vez me sorprendió porque todo era aún más colorido que lo que había visto en las fotos, pero me encantó”, rememora.

Durante la reforma se descartó levantar ningún tabique para permitir que la luz de la única ventana del piso llenara todo el espacio.

Uno de los aspectos más llamativos del apartamento es que las paredes del salón están cubiertas de azulejos de cerámica en dos colores: rosados y verdes de tonos brillantes. “Fueron elegidos para dar mayor sensación de amplitud al recibir la luz natural y aportar un poco de magia para ensanchar el espacio”, subraya Millán. “Con el diseño no puedes crecer, pero sí engañar a la vista”, añade. Las piezas proceden de la fábrica de Wow, en Castellón, de donde también llegó el suelo, formado con baldosas de mosaicos que recuerdan a las teselas romanas. Ejercen, además, de alfombra porque sus distintas combinaciones permiten la delimitación de los espacios de manera visual. Son, además, de los pocos elementos que no tienen filos redondeados en todo el proyecto.

El mobiliario, en tonos azulados, está elaborado a medida por carpinteros de confianza. Siempre con líneas curvas, el elemento de mayor tamaño es el cabecero de la cama –como un arco que da entrada a un castillo— que también sirve de estantería, armario y mesilla de noche. A su lado, sobre el sofá –amarillo mostaza para dar contraste y que también se convierte en cama– hay dos nuevo semicírculos de madera, mientras que un tercero se sitúa enfrente con cajones y espacio para colocar libros, las llaves o cualquier otro elemento. “Es sorprendente porque hay mucho más sitio para guardar cosas de lo que parece. Todo está oculto y funciona muy bien”, reconoce la propietaria. La luz natural, además, se complementa con una pequeña lámpara y diferentes tiras de leds que recorren los perfiles del mobiliario.

Las líneas curvas también continúan en cuarto de baño en elementos como la puerta, el espejo o los azulejos.

Una pequeña mesa blanca se convierte en el lugar donde abrir el ordenador portátil o servir un par de platos para comer. Va acompañada de dos sillas de jardín de mimbre –modelo Marilyn de Kave Home– con aires andaluces por sus colores blanco y verde. Finalmente, la cocina es de IKEA pero está personalizada con paneles de madera por Cubro con el mismo tono azulado que el resto de muebles. Tras algunas de sus puertas hay sitio para el lavavajillas, la lavadora, el termo, la escoba y el recogedor. Sus tiradores son circulares, como el espejo que hay en la pared y el panel amarillo que recuerda al sol tras el que se esconde el cuadro de luces. Otro espejo, el del baño, también tiene sus bordes curvados, como los azulejos rojos que también cubren sus muros y hasta la puerta de acceso juega con esas formas. “56 metros no se pueden estirar mucho más”, celebra la propietaria, que desde hace pocos meses disfruta de su casa más incluso de lo que imaginó. “Todo está en su lugar y nada incomoda”, subraya.

El resultado del interiorismo para este apartamento es un piso único. “Es lo que intentamos siempre en todos los proyectos, aunque depende de hasta dónde quiera llegar el cliente”, señala Millán. “Estoy muy en contra de que todos tengamos que vivir en la misma casa. Cada uno come lo que le gusta, escucha la música que quiere, compra la ropa que prefiere; personalizamos todo, pero luego tenemos que vivir en un sitio calcado al del vecino que no tiene nada que ver con nosotros. Ocurre porque al promotor le resulta más barato hacerlo así, pero una reforma como esta te puede costar lo mismo que el típico piso de suelo de madera y paredes blancas”, advierte el arquitecto. “¿Por qué todos tenemos que habitar la misma casa?”, cuestiona quien asegura que es posible obtener resultados únicos a partir de materiales estándar e industrializados, que son además más baratos.

Todo el mobiliario está hecho a medida, pero a partir de elementos industriales para que resulte barato.Javier de Paz García

Casa TUR es uno de los últimos proyectos del estudio OIIOO, con sede cerca de Madrid Río y que Millán fundó en el año 2010. Lo hizo tras estudiar en la Universidad Politécnica madrileña y pasar cuatro años trabajando con Norman Foster –recientemente premiado por ICON– en Reino Unido y con Rem Koolhaas en Países Bajos. Tras aquel paseo por el firmamento de estrellas de la arquitectura bajó a la tierra para construir una casa a un amigo de toda la vida en su pueblo, Mora (Toledo). “No se llegó a hace por la crisis, pero a partir de ahí fueron llegando otros proyectos”, señala quien desde entonces se ha especializado en reformas a medida, reciclaje de edificios y viviendas singulares de obra nueva. La transformación de una antigua fábrica de cocinas en espacio de talleres y venta de coches en Leganés es uno de los proyectos que afronta en la actualidad tras, por ejemplo, convertir en otro concesionario una vieja oficina bancaria en Majadahonda y un edificio de viviendas en Getafe en una residencia de estudiantes. Las Casas Pagodas en Villaviciosa de Odón, la Casa Laz en Castilla La Mancha y unos apartamentos en Carabanchel son algunos de sus últimos trabajos, con los que acumula un buen puñado de reconocimientos.

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