Casa Marabout: una joya histórica de la arquitectura prefabricada trasplantada en el Empordà
Construida en 1958 en los talleres de Jean Prouvé por el ingeniero Raymond Camus y olvidada durante décadas, esta edificación de aluminio recibe una segunda vida gracias al galerista Clément Cividiño y los viñedos Terra Remota
Las joyas de la arquitectura pueden ser tan grandes como un estadio y tan pequeñas como una tienda de campaña. La Casa Marabout que puede visitarse hasta el 31 de agosto en los viñedos Terra Remota del Empordà tiene medidas de minipiso: 49,6 metros cuadrados de superficie, 3,2 metros de altura y 7,9 de diámetro. No extraña que su nombre haga referencia a un morabito, una ermita sagrada o una gran tienda cónica. Para los amantes de arquitectura, es una mezcla de ambas, porque se trata de una pieza única en Europa. Diseñada por el ingeniero francés Raymond Camus en 1958 y construida en los talle...
Las joyas de la arquitectura pueden ser tan grandes como un estadio y tan pequeñas como una tienda de campaña. La Casa Marabout que puede visitarse hasta el 31 de agosto en los viñedos Terra Remota del Empordà tiene medidas de minipiso: 49,6 metros cuadrados de superficie, 3,2 metros de altura y 7,9 de diámetro. No extraña que su nombre haga referencia a un morabito, una ermita sagrada o una gran tienda cónica. Para los amantes de arquitectura, es una mezcla de ambas, porque se trata de una pieza única en Europa. Diseñada por el ingeniero francés Raymond Camus en 1958 y construida en los talleres de Jean Prouvé en Maxéville, es una estructura circular, de 13 lados, edificada en metal que condensa a la perfección el espíritu de una época marcada por una industrialización que cambió para siempre la construcción y la estética de nuestros hogares.
De ahí que su recuperación y restauración actual lleve la firma de todo un experto en ese periodo: el marchante y galerista francés afincado en Perpiñán Clément Cividino, vivaz comisario con intuición de explorador y debilidad por la arquitectura prefabricada y las estructuras ligeras del siglo XX. En esta ocasión ha unido fuerzas con la inmobiliaria francesa Architecture de Collection, especializada en arquitectura residencial de los siglos XX y XXI, para dar una nueva vida a la que considera una joya “no solo por su rareza, sino porque Raymond Camus fue un pionero en el campo de la arquitectura prefabricada”, explica por escrito. “Su estructura independiente es increíblemente ingeniosa”.
Para el visitante, el nombre de Prouvé es un aliciente más que suficiente: en las últimas décadas el legado de este arquitecto y diseñador –este año se abrió al público temporalmente su propia casa en Nancy– no ha dejado de crecer entre los aficionados al diseño, los coleccionistas y el público general. Menos conocido resulta el nombre de Camus, responsable del diseño de esta singular cabaña de aluminio. Raymond Camus nació en Le Hâvre, en la costa normanda de Francia, y comenzó su carrera en la empresa constructora de su padre, con la que tuvo ocasión de participar en la Exposición Internacional de París en 1937. Entre 1938 y 1942 trabajó en Citroën, donde se encargó de encontrar soluciones a los problemas de vivienda de los empleados de la firma. Como no podía ser de otra manera, participó en la reconstrucción de su ciudad, una de las más castigadas por los bombarderos de la Segunda Guerra Mundial y que, a día de hoy, sigue siendo un lugar determinante para la arquitectura del movimiento moderno.
En 1949 Camus fundó su propia empresa y patentó un procedimiento para la construcción de grandes paneles autoportantes de hormigón armado, con aislamiento integrado, marcos de puertas y ventanas y tuberías, que se pueden montar directamente en la obra. En 1977 se habían construido con esos materiales unas 350.000 viviendas en 20 países diferentes. Raymond Camus fue, por tanto, una de las primeras personas en Francia en trabajar con viviendas industriales prefabricadas. “Lo sorprendente es que trabajó mucho tanto en Rusia como en los Estados Unidos”, explica Cidivino. “También colaboró con arquitectos de renombre como Marcel Lods, Jean Dubuisson y Emile Aillaud en proyectos de vivienda social en las afueras de París. Camus fue un verdadero pionero. Hay un artículo que lo llama El Papa de la Prefabricación”.
La Casa Marabout que ahora se puede ver en Terra Remota es un ejemplo de esa voluntad de innovación. De los talleres de Jean Prouvé en Nancy salieron 150 marabouts que en su origen estuvieron destinadas al uso del ejército francés –cada una daba cobijo hasta a doce soldados– y de compañías petroleras de Argelia. No obstante, también hubo dos versiones que fueron encargadas por la empresa energética francesa EDF:GDF como alojamiento temporal para obreros del barrio de Villejuif, en aquel entonces un suburbio de París. Eran un prodigio de sencillez. El peso máximo de un solo panel era de 28 kilos, detalle que facilitaba el transporte. Se entregaba con un manual de montaje, un juego de herramientas (mazo, llaves, tensores, clavijas...) y se tardaba una media de 90 minutos en montarla. Resulta particularmente ingeniosa en sus cualidades térmicas. Sus paredes de aluminio desvían el calor y sus paneles consisten en una estructura tipo “sándwich” con poliestireno en el medio. Sus ventanas de guillotina pivotantes también permiten la tan necesaria ventilación cruzada y su circularidad la hace más resistente a los vientos.
Para Cividino, su diseño tiene un papel más funcional que estético. “Hay que pensar en el contexto de la posguerra, donde había necesidad de vivienda con rapidez. Lo interesante es su ingenio. No necesita ninguna herramienta especial para montarlo y es autoportante. No hay columnas y nada más que las paredes para sostener el techo. El uso de los paneles “sándwich” revolucionó la arquitectura. Ya tenían el aislamiento integrado. Por lo tanto, permitieron que se construyera rápidamente. El aluminio se utilizó mucho después de la Segunda Guerra Mundial y tenía la ventaja de ser ligero y móvil”.
Puede que la labor fundamental de Prouvé fuera gestionar la fabricación del diseño de Camus, pero esta colaboración fue más que un mero trámite. Es probable que Prouvé tuviera presente la circularidad de esta vivienda liviana cuando en 1969 aceptó el encargó de construir las icónicas estaciones de servicio y gasolineras de la compañía Total que embellecieron las autopistas francesas de los setenta –hoy se conserva una en la ciudad de Nantes–, también de trece caras y de metal. “Tenemos un plano firmado por Prouvé y hay una foto en los archivos de la ciudad de Nancy de un prototipo de la Casa Marabout en su taller, con muchas casas propias de Prouvé al fondo”, cuenta Clement. “En aquellos momentos, no había nadie mejor para construir una estructura que Prouvé. Después, nadie sabe qué consejos o modificaciones propondría sobre el diseño inicial. A menudo promocionaba la Casa Marabout en las clases que impartía en el Conservatoire National des Arts et Métiers de París”
La unidad recuperada por Cidivino procede de Villejuif. Cuando en 1972 la empresa francesa EDF decidió levantar un nuevo edificio en el lugar que ocupaba esta casa, uno de sus empleados, Charles Marquer, solicitó autorización para desmantelarla y transportarla en tren a su pueblo, Larzac, en la región del Aveyron, donde se restauró y sirvió durante casi cinco décadas como casa de vacaciones. Hasta esta región a menudo olvidada de las rutas turísticas habituales y sin embargo extraordinaria –conocida por el flotante Viaducto de Millau de Norman Foster, el museo de Pierre Soulages diseñado por RCR en Rodez, y la extraordinaria preservación del pueblo de Conques– se desplazó Clément en busca de una casa de aluminio circular. Cómo llegó hasta ella explica bien la audacia y el ojo clínico de este galerista. “Yo siempre estoy buscando construcciones ligeras, y leyendo sobre Jean Prouvé di con una serie de comentarios que Monsieur Marquet había dejado en blogs dedicados a la arquitectura o al aluminio. Había escrito que era dueño de una casa de Raymond Camus”, explica. “Me las arreglé para encontrar su número de teléfono en Internet y contacté con él hace unos seis años. Al final, decidió confiarnos a mí y a Architecture de Collection la venta y nos encargamos de desmontarla y restaurarla. Uno de sus elementos más significativos es el mueble de almacenaje con pasaplatos, realizado en caoba y contrachapado. El sistema de correderas y los tiradores de las puertas son los mismos que los de los muebles diseñados por Charlotte Perriand, que también se fabricaron en los talleres de Prouvé”.
La Casa Marabout es la sexta obra de arquitectura que Clément Cividino ha expuesto en Terra Remota, un viñedo de 54 hectáreas, propiedad de la pareja franco-española Marc y Emma Bournazeau, situado a 15 kilómetros de la costa mediterránea y que posee una bodega de hormigón diseñada por el barcelonés Pepe Cortés en colaboración con el arquitecto Nacho Ferrer. “Hay algo mágico en Terra Remota”, dice entusiasmado Clément Cividino. El proyecto, inevitablemente, recuerda a la iniciativa que hace tres años pusieron en marcha la fundación Patrick Seguin y el Chateau La Coste cercano a Aix-en-Provence, cuando se recuperó una casa modular de Prouvé y se convirtió en una habitación más de ese complejo hotelero, vinícola y arquitectónico que sigue siendo uno de los más especiales reductos de sensibilidad artística de Francia.
Terra Remota y Clement Cividino han conseguido que sobre una tarima de madera, en un merendero al pie de los viñedos y con la Sierra de la Albera como telón de fondo, destaque la original Casa Marabout, una construcción única en el sentido etimológico de la palabra. Como merece tal hallazgo, el interior ha sido decorado con el mueble de almacenamiento original y una selección de muebles y objetos de diseño de figuras como Charlotte Perriand, Marco Zanuso, Bruno Munari, Georges Candilis y Ray y Charles Eames. Durante el periodo de exposición, la Casa Marabout se utilizará para catas de vino. “Emma y Marc comparten mi pasión y me han dado la posibilidad de mostrar mi trabajo y crear un diálogo estimulante entre la arquitectura, el arte, el diseño y el vino”, concluye Clement, mientras uno piensa en el buen equipo que forman Raymond Camus, Jean Prouvé, l´Empordà y el vino.