Paula Vázquez: “No me he cogido una borrachera de joven, nunca me drogué, porque en esa época te hundían la carrera”
La presentadora gallega no solo se mantiene como referente de la televisión de entretenimiento décadas después de su debut, sino que sigue participando en programas de éxito que le permiten conectar con nuevas generaciones. Eso sí, su carrera no ha sido un camino de rosas, y ya no lo esconde
Bajo la luz tenue del bar del madrileño Hotel Santo Mauro, una larga melena rubia destaca entre la gente. Paula Vázquez (Ferrol, A Coruña, 50 años) ha llegado pronto a la entrevista y no tiene prisa. Diligente, busca el lugar más tranquilo para charlar sin molestar y una vez sentada en la butaca encara las preguntas con la profesionalidad de quien lleva toda una vida haciéndolo, pero con el interés de quien no las afronta como una obligación.
Vázquez es historia viva de la televisión patria y, aunque su carrera no ha estado exenta de sacrificios (entregar su vida a la tele le ocasionó una depresión que le mantuvo alejada de los focos una temporada), ha conseguido ser pionera y presentar programas que nunca habían estado conducidos por mujeres. Ahora, ve las cosas de otra manera, no ansía grandes audiencias y se toma el oficio con calma. El pasado enero presentó en Televisión Española el Benidorm Fest, cuya final alcanzó la segunda mejor cuota histórica del festival, y ahora mismo está en emisión Bake Off, el programa de repostería que emite también la cadena pública en prime time.
Pregunta. Los 50 son una cifra muy simbólica, ¿le ha dado por echar la vista atrás y ver todo lo que ha conseguido profesionalmente estos años?
Respuesta. Sí que haces balance, pero al llegar a los 50 más que pensar hacia atrás he pensado hacia delante y he dicho: “Los últimos 15 años no me acuerdo qué ha pasado, han pasado volando”. Y lo primero que he pensado es que para retirarme me quedan otros 15 y me he dado cuenta de que tengo que empezar a vivir ya la vida que quiero vivir.
P. ¿Y qué vida es esa?
R. Arreglar la casa de la aldea, empezar a pasar más tiempo allí, porque al final trabajo unos meses pero luego el resto del tiempo estoy aquí en Madrid y no hago gran cosa. Siempre quise tener una casita con un huerto, ya no sé si tengo ganas, pero o me pongo ahora o ya me va a pillar más mayor. Quizá ese es el balance de ver que, en mi caso porque al final no tuve hijos, ese hogar idílico que te habías imaginado hay que construirlo en otro futuro idílico pero completamente diferente al que te habían contado. Ya no tengo aquella ambición de querer siempre estar en el mejor sitio y tener la máxima audiencia porque el precio fue muy alto, no tenía vida. Y ahora disfruto más de las cosas y, sin proponérmelo, a veces estoy en un número uno, a veces en un cuatro, pero estoy bien en todos los lugares.
P. Muy pocas mujeres han conseguido estar tantos años siendo relevantes en televisión.
R. Creo que influye mucho el hecho de que yo no he tenido hijos, porque ha habido muchas compañeras que han tenido que sacrificar años de su vida porque al final no puedes irte a África tres meses, de ahí irte a Tailandia, de ahí al Amazonas… Yo he podido hacer todo eso porque tenía tiempo completo, no todas tienen ese privilegio, eso es una parte fundamental, la verdad.
P. Como muchas compañeras de profesión, dio sus primeros pasos en Un, dos, tres… responda otra vez.
R. En realidad, empecé antes, en un programa que se llamaba Jeans, News and Rock and Roll para Antena 3, que se grababa desde Barcelona. Y de ahí hice muchas cosas en TV3, pero es el Un, dos, tres... lo que me trae a Madrid y lo que hace que me tome en serio esta profesión pensando: “¿Qué pasa si esto es una carrera de fondo?”.
P. Alguna vez ha contando lo mucho que aprendió con Chicho Ibáñez Serrador.
R. Me di cuenta de que Chicho era todopoderoso, yo creía que todos los directores eran como él y con los años ves que Chicho hacía dirección, realización, guion, supervisaba las coreografías… era un hombre creativo y artesano. Además, era muy generoso, a nosotras nos permitía estar en las lecturas de guion, por ejemplo, de las hermanas Hurtado o de los actores que estaban allí. Yo tenía un papel de azafata que aparentemente era muy sexualizado. Nos llamaban “los muslos parlantes”, pero hablábamos, éramos parlantes, siempre formamos parte del equipo y nos dio muchas oportunidades. Y fuera de las cámaras no había nada de sexualización porque él era un hombre que ya había nacido dentro del entretenimiento, sus abuelos ya iban en carromato haciendo teatro; y sus padres, por supuesto, su padre Íbañez-Menta fue un hombre legendario.
P. Llegó a hacer ficción con la serie Canguros, ¿no terminó de picarle el gusanillo de ser actriz?
R. Y llegué a hacer otra serie con Santi Millán, Divinos, pero no tuvo éxito y se canceló. Pero mi sueño era ser presentadora, yo veía a Mayra Gómez Kemp y quería ser como ella. Cuando estuve en Antena 3 estaba presentando varios formatos y me propusieron hacer Canguros y la verdad es que me pareció muy sacrificado. Había muchos tiempos muertos y yo, con lo nerviosa que soy, me moría. Probablemente tampoco era tan buena actriz, si no habría recibido más ofertas.
P. Hace poco contó que en sus contratos hay una cláusula de objeción de conciencia donde específica que no habla de la vida privada de ningún invitado, concursante... Esta declaración se ha aplaudido mucho, ¿por qué cree que ha gustado tanto?
R. Creo que ha llegado a la generación adecuada, porque esto lo conté hace 15 años y lo que me gané fue el discurso negativo de algunos compañeros. Pero yo entiendo así el entretenimiento, hago concursos, realities, talent shows… pero no hago corazón. No solo no me interesa, sino que cuando vine a Madrid tenía 17 años y vivía sola y yo hacía la vida que quería y siempre pensaba que, como vinieran a poner el foco en mi vida y me empezaran a criticar, estaba fuera de la tele. Como tuvieras más de dos novios, te tachaban. Yo me sentía muy vulnerable, recuerdo que una vez me sacaron con mi padre en una portada y decía: “Pillada con un empresario”. Otra vez me sacaron con mi hermano: “El nuevo amor”. Viví con mi hermano una temporada y eso me abrió mucho los ojos de lo peligroso que era no poder controlar nada.
P. Ha presentado La Parodia Nacional, El juego del euromillón, La isla de los famosos, Fama… ¿qué le queda por hacer?
R. Un montón de cosas. Fuera de España se están haciendo cosas muy chulas, porque aquí nos hemos quedado mucho con el corazón, sobre todo en algunas cadenas, y el entretenimiento no ha crecido como lo ha hecho en otros países. En España ya no se hacen ensayos, no se graban programas piloto. Me atrae mucho estrenar los formatos, cuando lo estrenas en una primera edición siempre tiene muy buena acogida porque la gente tiene curiosidad, para mí es muy atractivo y si además son programas de aventura, todavía me gusta más porque, en general, todos los formatos que me han llegado de aventura nunca los había presentado una mujer. Para mí supone un reto y siempre me ha dado gran satisfacción porque tengo la sensación de colonizar un terreno.
P. En enero presentó el Benidorm Fest, ¿cómo fue vivir el fenómeno eurofan?
R. He flipado. Tengo que remarcar el trabajo de María Eizaguirre, directora de comunicación de RTVE, porque es el empeño de ella y la verdad es que ha conseguido algo brutal. En cuatro años hay más gente fan del Benidorm Fest que del propio Eurovisión. Me ha impresionado mucho el movimiento eurofan porque no lo conocía tan de cerca. Estar en un plató donde casi solo hay gais es un lugar superseguro, te sientes divina, da igual cuándo salieses que a todas nos decían “guapa y guapa, reina y reina”. Aparte, compartirlo con Ruth Lorenzo y con Inés Hernand ha sido una fantasía. Lo primero porque es la primera vez que tres mujeres presentaban y, además, éramos tres mujeres de tres décadas distintas enfocadas a un público diferente, pero con un fin común que era divertirnos.
P. ¿Le sorprendió la posterior polémica de Inés Hernand?
R. Ella estaba en una fiesta privada, puede hacer lo que le dé la gana, tiene unos pechos preciosos y olé ella. Ojalá haber vivido sus 30 años, qué envidia, qué segura debía de estar ella para hacer eso en un escenario y qué gente tan maravillosa había en ese local. Que haga lo que le dé la gana, allí estaremos todas las demás para sostenerla, apoyarla y protegerla de todo lo rancio.
P. Descubrió que podía tener TDAH viendo vídeos de TikTok, y se lo diagnosticaron hace poco ¿en qué sentido ha cambiado su vida?
R. No recuerdo el primer vídeo que vi del tema pero me sentí identificada desde el primer minuto porque lo que verbalizo nunca es más del 5% de lo que tengo en la cabeza. Tengo demasiadas puertas y ventanas abiertas, pienso muchas cosas al mismo tiempo, lo cual en un momento de mi vida me generó mucho estrés y eso terminó en una depresión. Yo acabo de descubrir el gusto que es poder tener un medicamento que no sea de toma prolongada, que lo pueda parar en verano o vacaciones sin que me suponga tener que desengancharme y solo me da pena no haberlo descubierto de joven. La ciencia, que es muy machista, suele diagnosticar a los niños a los siete años, pero a las mujeres hasta que no cumplimos 30, 40 o 50 no nos lo identifican porque los síntomas son diferentes.
P. La ciencia avanza, ¿y la televisión? ¿Ha cambiado la industria desde que empezó en los noventa?
R. Sí, yo misma me escucho a veces con discursos que digo, bueno, eran los noventa.
P. ¿En ese momento lo percibía como machista?
R. Sí, claro. Era algo que se hablaba por debajo de la mesa, pero no lo podías decir porque te señalaban y la palabra feminista era casi un insulto. He tenido muchas discusiones en reuniones donde me quejaba y ha habido broncas porque he peleado por cosas como tener el mismo sueldo que mi compañero.
P. Entonces, ¿está evolucionando la tele?
R. Empecé a ver la evolución en la parte de detrás de las cámaras, porque recuerdo que cuando empecé todo eran hombres: los cámaras, los técnicos, sonido, cables, realización, producción… Ahora ya hay muchas mujeres, en el último Fama, por ejemplo, la jefa de producción era una mujer, había una realizadora, una directora y había mujeres cámaras. Y ahí estuvo el primer cambio. Con todo, seguimos yendo de puntillas todas.
P. Lleva toda la vida presente en los hogares de los españoles, pero ha logrado mantener su vida privada en la más estricta intimidad. ¿Le ha costado mucho?
R. La prensa ha respetado a lo largo de los años que yo no he jugado con mi vida privada, nunca me he presentado en un photocall con un novio, nunca he mezclado. Con los años se han dado cuenta de que yo no les uso y ellos no me usan. Me ha costado más cuando era joven y quería besarme por la calle o ir a una discoteca.
P. ¿Se cortó de hacer cosas?
R. Muchísimo, yo no he salido por la noche, no me he cogido una borrachera, nunca me he drogado, siempre he tenido mucho miedo a que me vieran porque en esa época te hundían la carrera y no volvías a aparecer en televisión. Sacrifiqué una parte de mi juventud. Ahora me da igual. De joven, al esconderme tanto lo que conseguí fue aislarme mucho, tener miedo a que te vendan.
P. En los últimos tiempos sí se ha pronunciado sobre ciertos temas personales, como la importancia de la salud mental o su intento de ser madre. ¿Qué le animó a hablar de ello?
R. Lo he hecho únicamente porque he pensado que a mí me hubiera encantado tener un modelo de identidad en alguna cosa de este tipo. Yo hablo de mi depresión desde hace 15 años porque pasó hace 18, y en ese momento era un tabú.
P. Incluso estigmatizante.
R. Absolutamente, yo sé que ha habido reuniones donde no se me han propuesto cosas porque “Paula está enferma”. En esa época fue lo que me tocó vivir y pensé que no tenía nada que perder y empecé a hablar de ello. Hablo siempre de las cosas a toro pasado, cuando estás deprimida lo último que te apetece es dar una entrevista. Y con el tema de la maternidad fue un proceso hasta que yo me atreví a intentarlo, luego hice otro proceso que duró varios años de extracción de óvulos con una edad complicada. Durante ese tiempo no conté nada porque lo quise vivir en privado. Era una época muy sensible. Era muy triste vivirlo sola. Al final no pudo ser y fue un proceso duro. Hice terapia y ahora empiezo a ver que me espera otro futuro, en otras condiciones pero también muy brillante. Me siento joven y si el día de mañana encuentro la persona adecuada y nos apetece adoptar… Hoy en día no me lo planteo, me planteo más, como le decía a Mariola Cubells, gastármelo todo en percebes y viajar.