Los 70 años de Pierce Brosnan, el Bond con una vida de tragedias al que un esmoquin le cambió la vida
El intérprete irlandés tuvo una infancia desdichada, alejado de su madre y con un padre ausente. A pesar de sus éxitos, su biografía ha estado marcada por una serie de desgracias: la muerte de su primera esposa, en 1991, y de su hija, en 2013
A Pierce Brosnan (Drogheda, Irlanda) le bastó con ponerse un buen traje para conseguir el primer papel que le daría la fama. Acababan de arrancar los años ochenta y él y su primera esposa, la actriz australiana Cassandra Harris, pidieron una segunda hipoteca sobre su casa de Wimbledon, en Londres, para probar suerte en Los Ángeles, California. El año de su boda, 1980, Brosnan había debutado en el cine con un papel sin nombre en El largo viernes santo, donde interpretaba al Irlandés número 1,...
A Pierce Brosnan (Drogheda, Irlanda) le bastó con ponerse un buen traje para conseguir el primer papel que le daría la fama. Acababan de arrancar los años ochenta y él y su primera esposa, la actriz australiana Cassandra Harris, pidieron una segunda hipoteca sobre su casa de Wimbledon, en Londres, para probar suerte en Los Ángeles, California. El año de su boda, 1980, Brosnan había debutado en el cine con un papel sin nombre en El largo viernes santo, donde interpretaba al Irlandés número 1, un asesino del IRA que apuntaba con una pistola a Bob Hoskins. Un año más tarde, había conseguido el papel protagonista en Los Manions de América, una miniserie sobre el drama de la inmigración irlandesa durante la gran hambruna. Con ese currículum se plantaron en la ciudad de las estrellas y Brosnan alquiló un viejo AMC Pacer en color verde lima, por 50 dólares a la semana, para dirigirse a su primera audición. Por el camino, el coche se estropeó. Brosnan bajó caminando por las colinas de Laurel Canyon, un vecindario idílico de Los Ángeles, con cabañas entre los árboles a solo cinco minutos de Hollywood, hasta el lugar del casting. Llegó y consiguió el papel. El traje lo fue todo.
No se trataba de James Bond, el personaje que le acompañaría para la posteridad, sino para la serie de televisión Remington Steele, donde encarnaba a un joven aventurero que trabajaba para una peculiar agencia de detectives, y que le convirtió en una estrella tanto dentro como fuera de Estados Unidos, donde la serie alcanzó gran éxito. Es inevitable ahora ver las imágenes promocionales de esta ficción, en las que Brosnan aparece enfundado en un esmoquin negro adornado por una pajarita, y no ver en ellas reminiscencias al eterno 007, aunque entre un papel y otro pasaron 13 años. En ese tiempo, también falleció su esposa y madre de sus tres hijos, la mujer con quien se mudó a Hollywood y que le presentó al productor de las películas que le convertirían en icono. Al contrario que el díscolo agente secreto y de lo que su posterior imagen de galán de viejo Hollywood puede dar a entender, Brosnan es un hombre familiar, de relaciones sólidas y duraderas y que prefiere la tranquilidad a los focos.
Nacido en Drogheda, una de las poblaciones más antiguas de Irlanda, no tuvo una infancia feliz. “Mi infancia fue muy solitaria”, reveló el actor en una entrevista en 1997. Brosnan fue el único hijo de May Smith, enfermera de profesión, y Thomas Brosnan, carpintero: “Crecí en un pueblo muy pequeño en el sur de Irlanda. Nunca conocí a mi padre. Se fue cuando yo era un bebé y quedé al cuidado de mi madre y mis abuelos. Mi madre fue muy valiente. Dio audaces pasos para marcharse y ser enfermera en Inglaterra. Básicamente, quería una vida mejor para ella y para mí. Venía a casa una, dos veces al año”. En consecuencia, se quedó a cargo de sus abuelos. Cuando estos fallecieron y sus familiares no se pudieron hacer cargo de él, vivió un tiempo en una pensión regentada por una mujer llamada Eileen. “Tenía una pensión en una zona pobre de la ciudad. Ella tenía sus propios hijos y yo me mudé arriba con los inquilinos, todos hombres adultos con trabajo. Uno trabajaba en el molino. Uno trabajaba en un banco. Los tres huéspedes se alojaban en una habitación alargada con camas de hierro y colchones viejos. Al final de la habitación estaba mi camita, con una cortina alrededor, para que no entrara la luz cuando llegaran los mayores”, confesó al diario The Guardian.
En 1964, a la edad de 11 años, se mudó a la capital británica para vivir con su madre y su nuevo marido, William Carmichael. “La reunión con mi madre fue muy alegre. Por fin tenía una madre”, diría años después. A su padrastro le terminaría considerando su verdadera figura paterna. Precisamente fue él quien, ese mismo año, le llevó al cine a ver su primera película de Bond, Goldfinger, protagonizada por Sean Connery. “No puedo hablar de lo que hizo mi padre, porque no hizo nada. Tengo un gran padre. Mi padrastro”, confesaría el intérprete. Bautizado como “el irlandés” por sus compañeros de colegio, Brosnan pronto se interesó por el mundo de las artes. Dejó el instituto a los 16 años para estudiar Ilustración en la prestigiosa escuela Saint Martins y, más adelante, cursó tres años de Interpretación en el Drama Centre London, ubicado en King’s Cross, y por el que han pasado caras tan conocidas como Colin Firth, Michael Fassbender o Emilia Clarke.
En los años setenta Brosnan conoció a Cassandra Harris. “Antes de darnos cuenta, ya estábamos enamorados”, confesó el actor. Harris era australiana y se mudó definitivamente a Londres al empezar su relación. No llegó sola, sino que tenía dos hijos, Charlotte y Christopher, a quien Brosnan no dudó en adoptar: “Sentí que estaba todo bien. No me sentía como un padre, no era un padre, tan solo era Pierce. Y después me convertí en papá Pierce. Y más tarde en papá”. Quizás por la crudeza de su infancia, el intérprete jamás oculto su intención de formar una gran familia y de ser un padre presente para todos sus hijos. “Quiero que mis hijos tengan mucho amor en sus vidas, sobre todo mientras sean niños. Quiero que conozcan el verdadero significado del amor”, dijo en una ocasión. Brosnan y Harris se casaron en 1977. En 1981, Harris se convirtió en chica Bond en la película Solo para sus ojos, protagonizada por Roger Moore. Fue gracias a este papel por lo que Brosnan conoció a Albert R. Broccoli, el productor de la saga. En 1983 nació el tercer hijo de la pareja, Sean Brosnan, el primer hijo biológico del actor. En 1987, mientras Brosnan grababa una película en la India, Cassandra enfermó gravemente. Poco tiempo después fue diagnosticada con un cáncer de ovarios. Murió en 1991, a los 43 años. Brosnan quedó viudo y al cargo de sus tres hijos. “Fue y es una pérdida terrible”, confesó el actor. “¿Cómo sigues después? Lentamente. Muy, muy, muy lentamente. Duele. Y hay que sentarse y aguantar. No se va a ir”.
En 1994 su vida daría un enorme giro. Brosnan fue anunciado como el próximo James Bond tras Timothy Dalton, quien solo encarnó al agente del MI6 en dos películas. Los rumores de que él sería el próximo 007 llevaban circulando varios años dentro de la industria, desde que su fallecida esposa encarnase a una chica Bond y desde que en 1986 se cancelase Remington Steele. Curiosamente, fueron esos rumores los que hicieron que la audiencia volviese a interesarse por la serie, que fue renovada, y a la que Brosnan tuvo que volver por contrato. Dos películas más tarde, fue finalmente confirmado en el papel. Era el quinto James Bond de la historia y encarnó al personaje durante cuatro películas.
Ese mismo año, Brosnan también conoció a la periodista Keely Shаye Smith mientras ambos veraneaban en México e iniciaron una relación. “Encontré a una mujer increíble en Keely Shaye. Ni buscando un millón de veces encontraría una persona tan buena”, confesaría el actor a la revista People. En 1997, nació su primer hijo en común, Dylan. En 2001 se casaron en Irlanda y ese mismo año dieron la bienvenida a otro hijo más, Paris. Juntos conforman una de las parejas más sólidas de Hollywood, en una relación que ya dura 29 años. Brosnan se refiere a su esposa como su “estrella del Norte”. Sobre el secreto de su matrimonio, reveló a People que se trata de “trabajar cada día, resolver los pequeños problemas, querernos y gustarnos”. Pero en 2003, otra desgracia irrumpiría en la vida de Brosnan: su hija, Charlotte, fallecía a causa del mismo tipo de cáncer que tuvo su madre.
Setenta años pueden dar para mucho. En el caso de Brosnan, para muchas vidas. En la actualidad, pasa sus días, junto a su esposa, en Hawái. El actor ha revelado en varias entrevistas que ha vuelto a la primera de sus pasiones, la pintura, a la que dedica la mayor parte de su tiempo y de la que ya ha hecho alguna exposición. Además de sus cuatro hijos, tiene cuatro nietos. Como cualquier abuelo que se precie, comparte fotos de ellos en Instagram. La última vez que se puso un traje fue para la graduación de su hijo a principios de este mes de mayo. Ahora prefiere llevar camisetas negras de algodón.