Los 50 años de Eminem, el rapero que sobrevivió a una infancia convulsa, adicciones y polémicas capaces de acabar con cualquier carrera
El artista de Detroit, que pasó de peligro público a convertir el hip hop en un fenómeno de masas, celebra medio siglo de vida como una de las figuras más influyentes y definitorias de la industria musical
Hasta el más egocéntrico, megalómano y controvertido de los raperos, Kanye West, reconoció con una lucidez inusual el sentir de la industria discográfica en general, y de la escena hip hop en particular, respecto a Eminem: “Nadie va a ser más grande que él”. El pionero que acercó el hip hop a las grandes masas rimando con una cadencia digna de metralleta, que se convirtió en un fenómeno cultural para romper todos...
Hasta el más egocéntrico, megalómano y controvertido de los raperos, Kanye West, reconoció con una lucidez inusual el sentir de la industria discográfica en general, y de la escena hip hop en particular, respecto a Eminem: “Nadie va a ser más grande que él”. El pionero que acercó el hip hop a las grandes masas rimando con una cadencia digna de metralleta, que se convirtió en un fenómeno cultural para romper todos los récords de discos vendidos y que enmendó con docenas de Grammys y un Oscar las críticas —bien motivadas— de los más escépticos con su discurso, es hoy más que consciente de su estatus como mayor icono del rap de nuestro tiempo. Así lo aseveran las declaraciones de sus sucesores en los primeros puestos de las listas de éxitos y los 220 millones de euros que conforman su fortuna, pero, sobre todo, una relevancia y presencia mediática que no ha aminorado un ápice, pese a que sus días de mayor gloria hace tiempo que quedaron atrás.
Una de las pruebas irrefutables de su mutación en leyenda es que, en menos de dos años, su figura y legado han sido reivindicados con sendas actuaciones en dos de las citas más vistas del calendario televisivo: los premios Oscar y la última Super Bowl. Su carta de presentación para estos eventos no fue otra sino su obra más exitosa, premiada y longeva, Lose Yourself, que 20 años después de su lanzamiento se erige en la canción rap más escuchada de todos los tiempos, superando ampliamente los mil millones de reproducciones tanto en Spotify como en YouTube. Un himno motivacional de tan alto calado que hasta el presidente Joe Biden pidió permiso al de Detroit para usarla como banda sonora en su última campaña presidencial. Teniendo en cuenta la hegemonía de la nostalgia en la sociedad actual, no es de extrañar, por tanto, que Eminem vaya a celebrar este lunes 17 de octubre su 50º cumpleaños exprimiendo sus mayores éxitos para mantenerse vigente en las listas, con el recopilatorio Curtain Call 2.
Su salto al estrellato, allá por 1999, le convirtió en azote de la almibarada escena pop de finales de los años noventa, pero también logró romper estereotipos sobre la criminalidad de la escena rap a ojos del público generalista y acampar de manera hegemónica en los discman de los jóvenes de principios del siglo, que no tardaron en teñirse el pelo de rubio y vestir camiseta de tirantes y pantalones varias tallas por encima de la indicada por el fabricante. “Si hubiera sido negro, no hubiera vendido ni la mitad”, reconocía él en uno de sus temas. Con su álbum de debut, The Slim Shady LP, y su caricaturesca actitud punk, fue el primer rapero en poner voz y letra a la desafección de las familias blancas desestructuradas y desfavorecidas del país, la conocida como White Trash (basura blanca), e inauguró la primacía del hip hop como género predilecto entre las nuevas generaciones —por encima del rock y el pop— que perdura hasta nuestros días.
El contenido de sus provocadoras letras, salpicadas por rimas homófobas y machistas y ataques a todo tipo de figuras públicas, provocaron un escándalo en la opinión pública que transformó en escaparate comercial y catapulta de su alter ego, Slim Shady, como gran antihéroe de su tiempo. Buena parte de la prensa lo consideraba un “peligro público” y teorizaba sobre los motivos de la tolerancia ante sus excesos. Cuando las críticas amenazaban por aminorar su ascenso al olimpo, el de Detroit recurría a aliados como Elton John, la primera gran estrella en atreverse a defender y legitimar el discurso y talento del rapero. Su éxito se hipertrofió en 2002 al erigirse en rebelde cinematográfico, sin causa, pero con capucha, en la película basada libremente en su vida, 8 Millas, que a la postre acabó siendo su mejor lavado de imagen.
Pero nadie ha sido mayor diana de la cólera y rencor de las letras que sus seres más cercanos. Su padre, a quien nunca llegó a conocer en persona, abandonó a su madre adolescente y a él poco después de su nacimiento. En las batallas de gallos del gueto en el que se crio encontró una salida a las bandas callejeras y las continuas peleas con su progenitora, a quien acusó públicamente de haberle maltratado e iniciado en el mundo de las drogas. Durante su etapa en el instituto conoció a Kimberly Scott, con la que se casó dos veces y se separó en otras tantas ocasiones, la última en 2006. Fruto de su relación nació Hailie Jade, de 26 años, que actualmente se gana la vida como influencer y modelo con casi tres millones de seguidores en su Instagram. Además de su hija biológica, Eminem es padre adoptivo de otras dos jóvenes, Alaina y Whitney Mathers, de 29 y 20 años, sobrina e hija respectivamente de su exmujer, que también ha sido blanco habitual de su injuriosa verborrea. Celoso de su vida privada, no se le conocen relaciones sentimentales estables desde hace más de una década, pero reconoció en una entrevista en Rolling Stone que seguía teniendo problemas “para confiar en las mujeres”.
El rapero tocó fondo poco después de su segunda separación, ya que ni las controversias recurrentes ni sus problemas con la justicia, que estuvieron a punto de llevarlo a la cárcel, consiguieron mermar una carrera triunfal. Adicto a los sedantes —”llegué a tomar entre 75 y 80 valiums por noche”— y hospitalizado en 2007 por una sobredosis de metadona que le hizo estar muerto clínicamente, desapareció durante varios años de la escena pública y llegó a engordar 40 kilos. La adicción también anuló su creatividad y ha reconocido que su cerebro tardó “mucho tiempo” en volver a funcionar. “No sé cómo coño sigo aquí”, explicó en un podcast. Tras apoyarse de nuevo en su amigo Elton John para comenzar el proceso de rehabilitación, el rapero celebra periódicamente en sus redes sociales —solo en Instagram supera los 36 millones de seguidores— cada nuevo hito en sus tres lustros de sobriedad y sucesores milénicos como Drake, Kendrick Lamar o Machine Gun Kelly no han dudado en reconocer la influencia de Eminem en su sonido y predicamento.