Cómo las Kardashian convirtieron a Travis Barker, mito del punk, en la gran estrella mediática de 2022
El batería de la banda Blink-182, de 46 años, disfruta de las mieles del éxito dentro y fuera de los escenarios. Su matrimonio con Kourtney Kardashian ha vuelto a ponerle en la primera línea de los titulares y él no ha desperdiciado la oportunidad para brillar como nunca antes
Apenas unos días antes de firmar el contrato que transformaría para siempre la acepción del término celebrity, una entonces semidesconocida Kim Kardashian se puso en contacto con Travis Barker para pedirle consejo. Corría el año 2006 y la joven, que comenzaba a labrarse un nombre por su labor como asistente y confidente de Paris Hilton, tenía sobre la mesa una oferta para protagonizar junto a sus hermanas una docuserie para la televisión. “Le dije que, mientras no tuviera nada que esconder en su familia y quisiera...
Apenas unos días antes de firmar el contrato que transformaría para siempre la acepción del término celebrity, una entonces semidesconocida Kim Kardashian se puso en contacto con Travis Barker para pedirle consejo. Corría el año 2006 y la joven, que comenzaba a labrarse un nombre por su labor como asistente y confidente de Paris Hilton, tenía sobre la mesa una oferta para protagonizar junto a sus hermanas una docuserie para la televisión. “Le dije que, mientras no tuviera nada que esconder en su familia y quisiera exponerlo todo, debería hacerlo”, recordaba en una entrevista el pasado mayo el baterista de Blink-182, un adelantado a su tiempo tras protagonizar para la MTV en 2005 un reality —Meet the Barkers— sobre el día a día de su familia. Kardashian asumió el consejo y dio luz verde a un formato que se extendería durante más de 20 temporadas (y sumando) para cimentar un imperio multimillonario, convirtiendo a sus protagonistas en auténticas estrellas globales. Más de un cuarto de siglo después de aquel encuentro, es el propio Barker el que ha pasado a formar parte del célebre klan y no ha desaprovechado la oportunidad presentada para brillar como nunca antes.
“Mi vida está siendo como una película últimamente”, aseguraba el californiano en su cuenta de Twitter hace un par de meses, sintetizando con un aseado adverbio la espiral vital en la que vive sumergido desde febrero de 2021. Con una imagen de sus manos entrelazadas, vitoreada por casi cuatro millones de Me gusta, Kourtney Kardashian confirmó entonces en su cuenta de Instagram el romance con Travis Barker. La hermana mayor de la familia, que ha forjado una fortuna cercana a los 65 millones de euros gracias a su trabajo como modelo, empresaria y celebridad televisiva, rehacía así su vida tras separarse en 2015 del padre de sus tres hijos, Scott Disick. El frenesí vivido por la nueva pareja fue tal que pocos meses después de hacer pública su relación anunciaron un compromiso que han certificado en diferentes ceremonias a lo largo de este año: en Las Vegas tras los Grammy, en un juzgado de Santa Bárbara (California) y en un romántico enlace en la localidad italiana de Portofino, con Andrea Bocelli como amenizador de la velada. Contenido más que jugoso para nutrir los próximos capítulos del nuevo formato de la familia, Las Kardashians, que en España emite Disney+, y que estrena su segunda temporada este 22 de septiembre.
Casualidad o no, lo cierto es que Barker ha sabido conciliar la exposición mediática de su nueva familia política —esta es la tercera vez que el músico pasa por el altar— con una indiscutible resurrección profesional. Considerado por la revista Rolling Stone como uno de los 100 mejores bateristas de todos los tiempos, el californiano se erige como gran embajador del pop punk de principios de siglo y enlace intergeneracional con la nueva hornada de artistas que reivindican ahora un género que parecía defenestrado. Calificar solo como baterista al intérprete de éxitos como All the Small Things, icono de estilo por sus característicos tatuajes y la armonización de tendencias propias del punk, del skate y del rap con la accesibilidad del pop y la ternura que evidencia en su proyección pública, es quedarse corto. Pocos artistas de la actualidad pueden presumir de una influencia tan vigente y personal como la suya.
En apenas unos meses, Travis Barker se ha subido al escenario de los premios Oscar, los Grammy, y el reciente desfile de Tommy Hilfiger en la semana de la moda de Nueva York para demostrar su virtuosismo con las baquetas; ha desfilado por primera vez por la exclusiva gala Met vestido de Thom Browne, y produjo uno de los discos más vendidos de 2022 —Mainstream Sellout, de Machine Gun Kelly—, mientras da forma al próximo álbum de estudio de Blink-182. También colabora con iconos de la generación Z como Willow, Halsey o Young Thug y ha resucitado la carrera de una Avril Lavigne que fichó por su sello DTA Records el pasado año. “Él me entiende como artista. Ha estado en la carretera, ha ido de gira, ha pasado por todo eso. Solo tengo que coger el teléfono, llamarle y ahí está él para mí”, ha asegurado la canadiense. Además, Barker cuenta con una firma de cosméticos veganos (Barker Wellness) y una franquicia de restaurantes (Crossroads Kitchen) también centrada exclusivamente en productos de origen vegetal.
Pero la frenética agenda de Travis Barker no solo es el resultado de su pasión por la música y su férrea ética de trabajo. Durante 13 años ha huido de las vacaciones por culpa de un miedo a volar fundado por un accidente de avión en 2008, que se cobró la vida de cuatro de los seis tripulantes del jet privado en el que viajaba. El otro superviviente, Adam Goldstein, DJ y colaborador habitual de Barker, murió de sobredosis un año después. Él sufrió quemaduras en el 65% de su cuerpo y tuvo que someterse a casi una treintena de cirugías e injertos de piel durante los más de tres meses que estuvo hospitalizado. “Ya he estado en mi lecho de muerte, así que he aprendido que las opiniones no importan. Lo importante para mí es: ¿He vivido mi vida de la forma en la que yo quería?”, se preguntaba el artista en la edición estadounidense de la revista Vanity Fair. El agosto de 2021 volvió a subirse en un avión y no ha parado de hacerlo desde entonces, atribuyéndole a su reciente esposa el mérito por haberle demostrado que “todo es posible”.
Travis no es el único miembro de la familia Barker que trata ahora de surfear la ola provocada por el seísmo Kardashian. Sus hijos fruto de su matrimonio con la miss y actriz Shanna Moakler, que se extendió de 2004 a 2008, también han aprovechado el tirón mediático proporcionado por su madrastra —Kourtney amasa 193 millones de seguidores en Instagram— para labrarse un nombre como creadores de contenido digital. Tanto Landon, de 18 años, como Alabama, de 16, ya superan el millón y medio en la mencionada red social (Landon suma otro millón más en TikTok) y, mientras Alabama hace sus pinitos en el mundo de la música, el joven trata de tomar el relevo a su progenitor como gran protagonista de la crónica rosa estival. Hace una semanas, el influencer y modelo confirmó los rumores que le relacionaban sentimentalmente con Charli D’Amelio, la tiktoker mejor pagada y con más seguidores del mundo. La batalla por convertirse en la pareja de moda de 2022 se libra en casa.