El historial de desplantes entre Donald y Melania Trump
El último ocurrió el martes cuando el presidente de EE UU pidió a su esposa que sonriera en un acto en el parque en homenaje al papa Juan Pablo II y ella se resistió
Es difícil ver a Melania Trump con un semblante alegre en público. Sobre todo cuando tiene al lado a su marido, Donald Trump. No se puede decir que la química de la pareja en público sea chispeante. La última ocasión para comprobarlo tuvo lugar el martes por la tarde, cuando el presidente de EE UU y la primera dama del país visitaron el parque memorial en homenaje al papa Juan Pablo II de la capital, Washington D. C. Allí depositaron un ramo de flores....
Es difícil ver a Melania Trump con un semblante alegre en público. Sobre todo cuando tiene al lado a su marido, Donald Trump. No se puede decir que la química de la pareja en público sea chispeante. La última ocasión para comprobarlo tuvo lugar el martes por la tarde, cuando el presidente de EE UU y la primera dama del país visitaron el parque memorial en homenaje al papa Juan Pablo II de la capital, Washington D. C. Allí depositaron un ramo de flores.
Sin mascarilla, la primera dama llevaba vestido, zapatos de tacón y gafas de sol negras, mientras que el presidente llevaba un traje azulón con corbata roja. La pareja se acercó hasta la estatua del Pontífice y después posaron ante los medios. Entonces llegó la imagen que ha corrido como la pólvora. Donald Trump le pidió a una muy seria Melania, de forma relativamente discreta, que sonriera ante las cámaras. Sin embargo, ella permaneció impávida.
Su esposo pareció insistir, y al final la primera dama esbozó un conato de sonrisa para los fotógrafos, mientras que el mandatario sacó a relucir toda su dentadura, en unas imágenes que se han hecho virales. El presidente no pasa el mejor momento para mostrarse feliz ante los medios: hay más de 100.000 muertos por coronavirus y el país está movilizado tras la muerte del afroamericano George Floyd, que ha despertado un reguero de protestas antirracistas en decenas de ciudades.
No es la primera en la que se ve la tensión entre el matrimonio. Ya el día antes de jurar como presidente, Donald Trump presentaba a su mujer a los líderes republicanos y la forzaba veladamente a acercarse al micrófono y hablar ante los presentes. Ella cedió y, tras unos momentos tensos, acabó pronunciando unas palabras.
Un día después, en la toma de posesión de Trump como presidente de EE UU, en enero de 2017, se vio a una Melania taciturna, que solo sonrió en un momento en el que su esposo se giró hacia ella; después, dio un paso atrás, agachó la cabeza y volvió a poner un rostro serio.
De hecho, ese mismo día, a su llegada a la Casa Blanca, Melania no entró junto a su marido. Donald se adelantaba unos pasos y la dejaba a ella sola saliendo del coche en el que llegaban a la residencia. Cuando entraba a la misma, la primera dama era recibida y acogida por el saliente matrimonio Obama, a quienes entregó un presente y que le dio la bienvenida de forma cariñosa cuando su marido ya estaba dentro de la mansión.
Melania también se la ha devuelto en alguna ocasión a su marido, o al menos así se ha visto. Cuando cumplió un año como primera dama, escogió como imagen de agradecimiento una fotografía sin su esposo, en la que aparecía agarrada al brazo de un soldado. Precisamente entonces el matrimonio estaba en el ojo del huracán por el escándalo de Stormy Daniels, la actriz porno que tuvo una aventura con Donald Trump. De hecho, en sus redes sociales apenas hay fotos junto al presidente, más que algunas de actos o visitas oficiales.
En mayo de 2017, en una visita de Estado a Israel, la primera dama rechazó la mano de su marido a su llegada a Tel Aviv, incluido un leve manotazo, mientras caminaban junto al primer ministro del país, Benjamín Netanyahu y su esposa, Sara. Pocos días después, cuando aterrizaban en Roma para una visita al papa Francisco, el presidente volvía a intentarlo pero ella disimulaba su incomodidad apartándose un mechón de pelo de la cara.
En febrero de 2018, un año después de llegar al poder, Melania Trump rechazó la mano de su marido cuando iban de camino al helicóptero presidencial por los jardines de la Casa Blanca. Entonces, el presidente intentaba alcanzar la mano de su esposa, pero se topaba con la manga de su abrigo amarillo; ella evitaba la mano de Trump y caminaba hacia delante cuando él trataba de agarrarla para saludar a las cámaras.
Otro de los momentos más sonados fue cuando, un día de lluvia y también en los jardines de la Casa Blanca, la pareja salió a hablar con la prensa. El presidente llevaba un paraguas y dejó en más de una ocasión a Melania Trump al descubierto.
No siempre Melania se muestra seria o con el rictus triste. Una de las imágenes de la primera dama que más ha llamado la atención en sus tres años y medio en la Casa Blanca fue la del funeral de Barbara Bush, esposa y madre de presidentes del país, oficiado en Houston en abril de 2018. Allí, Melania Trump se sentó junto a Barack Obama, con quien se la vio cómplice y risueña. Después, posó junto a su viudo, George H. W. Bush, y todos sus sucesores en el cargo —excepto Donald Trump— acompañados de sus mujeres. Pocas veces se ha visto a Melania Trump sonreír tanto en un retrato.