Comer de madrugada, ¿tarea imposible en España?
Los horarios poco conciliadores del personal y el sobrecoste de las horas nocturnas son algunos de los motivos que explican la falta de este tipo de establecimientos
Comer a horas intempestivas no es tarea fácil en España. Las opciones para comer más allá de medianoche son reducidas tanto para los que están de fiesta como para los que trabajan en horario nocturno. ¿Por qué es tan difícil comer de madrugada?
Los horarios poco conciliadores para el personal, el sobrecoste de las horas nocturnas y el riesgo añadido de estar abiertos en unas horas donde la mayoría ya está en la cama son algunos de los motivos más evidentes que explican la falta de establecimientos donde se pueda repostar el estómago con nocturnidad.
La ley, que es distinta en cada comunidad autónoma, establece unos horarios para las actividades de restauración: por ejemplo, en Cataluña, la hora de inicio es a las seis de la mañana y el horario de cierre, a las 02:30 horas. En víspera y madrugada de viernes, fin de semana y festivos, será posible ampliar media hora el cierre (60 minutos, en Fin de año), y cada hora trabajada a partir de las 22 horas, a no ser que el trabajo sea calificado como nocturno, deberá pagarse un 25% más en relación al salario, según el último Convenio colectivo interprovincial del sector de la industria de hostelería y turismo de Cataluña.
Juan Luis Pérez, socio del bar Torpedo junto a Rafa Peña (Gresca) y Biel Gavaldà, explica en plena reforma de su local que montaron su bar justamente con la idea de dar de comer hasta tarde a buen precio. “Esos horarios son parte de la historia del bar. Iba a buscar a Rafa cuando terminaba el servicio y casi todo estaba cerrado, solamente quedaba un kebab abierto en Aribau con Mallorca [cerró hace un año para ser sustituido por un local de brunch]”. En un inicio, empezaron abriendo de 19:00 a 03:00 horas y tras la pandemia también empezaron a trabajar los mediodías. “Al final, lo que nos ha traído hasta aquí es la voluntad de dar servicio”. El equipo del Torpedo trabaja en horarios continuos, 39 horas a la semana, “con un sueldo competitivo”. A la vista está: hemos conseguido mantener parte del personal durante más de dos años”.
En el caso de la Comunidad de Madrid, según se recoge en su boletín oficial número 101, los restaurantes, tabernas y bodegas pueden abrir de 10:00 a 02:00 horas, y las cafeterías, bares y cafeterías-bares, de 06:00 a 02:00 horas. Los bares especiales pueden abrir de 12:00 a 03:00 horas y los cafés y restaurantes que ofrezcan espectáculo podrán abrir de 13:00 a 05:30 horas. Todos podrán ampliar media hora sus actividades en viernes, sábados y víspera de festivo (y los días festivos, hasta 2 horas), y los que se ubiquen en bares y restaurantes de hotel podrán retrasar su cierre hasta una hora más allá el horario “para atender exclusivamente a los clientes hospedados”. Esas horas nocturnas se pagarán 1% sobre el salario base si se ejecutan entre 22:00 y 00:00 horas y un 25% entre la medianoche y las ocho de la mañana.
En Caripen Bistro, a unos metros del Palacio Real de Madrid, es frecuente ver a actrices de teatro, de cine y farándula de la televisión. “A la hora en la que terminan las funciones ya no hay sitios para comer”, explica Frederic Bittar, encargado del local. La cercanía con los escenarios conviene también al público asistente, que encuentra en Caripen un lugar donde comer hasta las dos de la mañana entre semana y hasta casi las tres durante los fines de semana.
Ubicado en el antiguo tablao flamenco Lola Flores, que ya funcionaba de noche, Caripen le tomó el relevo con los mismos horarios, que son los que permite en Madrid la licencia de bar-restaurante. “No tenemos ningún permiso especial: simplemente, nos extendemos el máximo que permite la ley”. Bittar explica que su personal cobra un plus de nocturnidad a partir de las doce, pero que sus platos no tienen ningún sobrecoste por ser cocinados y servidos en este horario.
Preguntado por otros locales donde hincar el diente de madrugada, dice que recuerda que antes de la pandemia había más por Chueca. “Recuerdo uno que era clandestino y que servía lentejas hasta más allá de las cinco de la mañana. No tenía ni cartel. Golpeabas a la puerta y te abrían. Probablemente, habrá cerrado, porque algo ha pasado en la noche madrileña después de la covid-19, que está mucho más tranquila”.
Por extraño que parezca, Bittar afirma que el horario nocturno le permite conciliar mejor la vida. “Tengo el día entero prácticamente libre, no como en los habituales turnos partidos de la hostelería, y eso significa, por ejemplo, que puedo llevar y traer a mis hijos de la escuela. Lo peor es lo que supone la nocturnidad para las relaciones de pareja”.
En su opinión, la limitación de horario se debe a una cuestión práctica: que no se generen ruidos dentro o fuera de los establecimientos que puedan molestar el descanso de los vecinos. “En el caso del Torpedo, estamos de suerte porque justo encima está la consulta de un quiropráctico que no atiende durante la noche, así como las oficinas de otros profesionales”.