Las leyes climáticas fuerzan la modernización de los puertos
La normativa europea eleva la presión sobre los muelles, que deberán suministrar electricidad a los barcos mientras se encuentren atracados
Europa ha establecido los puertos como elementos clave en la descarbonización del sector del transporte. Y aunque el marítimo se considera el menos intensivo en generación de CO2, se estima que es responsable del 3% de todas las emisiones globales. Alineado con el Pacto Verde, y dentro del marco de la Ley del Clima, la Comisión Europea lanzó en 2021 el paquete de medidas Fit for 55, que incluye una serie de propuestas destinadas a reducir el 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, en relación a las de 1990.
Las medidas que conciernen a infraestructuras marítimas buscan hacerlas ecoeficientes, minimizando su efecto sobre los entornos naturales y las propias ciudades. En este sentido, desde el sistema portuario español se ha planteado una “línea estratégica de alcance más global”, explica Álvaro Rodríguez, presidente de Puertos del Estado, quien asegura que todas las autoridades portuarias tienen como objetivo reducir su huella de carbono en un 70% para 2030, y en un 50% la de los propios muelles. También, añade, “facilitar la transformación del sector energético que se asienta en estas instalaciones y a reducir el impacto ambiental de las cadenas de transporte”.
Se calcula que alrededor del 7% de las emisiones de CO2 que genera todo el tráfico por mar en la Unión Europea se produce mientras los buques se encuentran amarrados. Por eso, entre las medidas del plan Fit for 55 se encuentra el reglamento FuelEU Maritime, que pretende potenciar la sostenibilidad de los servicios portuarios y adaptar estas infraestructuras a los combustibles alternativos. Como principal novedad, marca la obligatoriedad de utilizar conexiones OPS (onshore power supply) en todos los puertos europeos a partir de 2030. Un sistema que proporciona electricidad a los barcos para que no tengan que utilizar sus motores auxiliares mientras permanecen atracados. Eso implica que serán aquellos los responsables de suministrar a las naves toda la energía que requieran.
“La clave del proceso de electrificación no solo está en implantar los OPS, sino en todo lo que viene detrás”, asegura José María Reyes, responsable de Desarrollo de Negocio de Puertos Verdes de Endesa. No en vano, la transformación que está llevando a cabo esta compañía en el puerto de Cádiz lo convertirá en el primero del país en poder proveer de electricidad renovable a los cruceros. Una inversión de 8,25 millones de euros que se traduce en una instalación modular con una capacidad de 16 megavatios (MW) para alimentar a un único barco. Esto supone que la demanda eléctrica de la ciudad gaditana —de unos 70 MW habitualmente— “se va a incrementar en un 25% cuando se conecte un crucero; aproximadamente, lo mismo que 2.500 coches”, advierte Reyes.
Alcance y financiación
Rodríguez corrobora que, para que los barcos puedan tener una conexión adecuada, además del sistema OPS, son necesarias “instalaciones de distribución eléctrica a los muelles capaces de proporcionar grandes potencias y transportar una elevada intensidad de corriente”. Algo que —añade— exige a los puertos quintuplicar su potencia actual y ofrecer un precio competitivo respecto al combustible tradicional. Así, todos los puertos españoles están trabajando ya con el horizonte 2030, aunque a distintas velocidades, siendo los más avanzados Barcelona, Valencia y Bilbao, “aquellos que dan servicio a líneas regulares de pasajeros, a cruceros y a buques portacontenedores”, explica Rodríguez, quien destaca que España es el primer país de Europa en conectividad marítima por contenedor.
Con la coordinación de Puertos del Estado, ya están movilizados alrededor de 1.000 millones de euros de fondos europeos para el periodo 2023-2028, destinados a la mejora del desempeño ambiental y a la transición energética. Mientras, la inversión prevista por parte de las Autoridades Portuarias solo para 2025 en este ámbito es de 200 millones. Desde Ocean Capital Partners —que participa en proyectos de sostenibilidad en grandes muelles de Canarias, Murcia y Andalucía— se estima que únicamente la instalación de los sistemas OPS requerirá intervenciones por valor de 450 millones hasta 2030. Esto es “solo para la electrificación de los muelles y en la infraestructura de última milla”, aclara Sara Blanco, su directora de consultoría. Pero serán necesarios otros 4.500 millones para sustituir el combustible fósil con biocarburantes e hidrógeno, cubrir la demanda de electricidad renovable y modernizar la maquinaria portuaria. Una “elevada inversión inicial que se verá compensada a largo plazo con ahorro en combustibles, mantenimiento y cumplimiento normativo; como en derechos de emisión”, apunta Blanco. Además del aspecto económico, también se señala la falta de potencia eléctrica en las inmediaciones de los puertos como uno de los retos de la electrificación.
Una instalación abierta a la ciudad
El mayor objetivo de la electrificación de los puertos es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero los resultados no se quedan ahí. Javier Cervera, presidente de Alianza Net-Zero MAR, destaca que “a medio plazo también facilitará la recarga de buques equipados con baterías, contribuyendo así a una navegación más limpia”. Además, las comunidades portuarias españolas planean conseguir la neutralidad climática entre 2030 y 2040, aportando “un beneficio directo para la salud pública en las ciudades donde están integrados”.
Y es que, en palabras de Rafael Sánchez, director general de Endesa en el territorio sur, “apagar los motores auxiliares de un barco supone reducir ruido, vibraciones y partículas en suspensión en el entorno donde amarra”. Esto, unido a la conversión de la industria dentro de los propios puertos, convierte a estas infraestructuras en “elementos tractores de la descarbonización urbana, y hace que estén abiertos a los modelos urbanísticos en un contacto más amable”, afirma Sánchez.