La empresa se rinde a la jornada laboral híbrida
Las cifras del empleo en remoto ya superan las de la pandemia y la tendencia es mejorar aquello que ha fallado en estos años
Tras varios años de avances y retrocesos, el teletrabajo ha batido máximos históricos en España, superando incluso las cifras del 2020 y 2021, periodos de pandemia y pospandemia. Así lo apuntala la última Encuesta de Población Activa (EPA), publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado mes de julio: el 15,4% de los empleados españoles trabajan desde sus domicilios ocasionalmente o más de la mitad de los días de la semana laboral.
Estas cifras suponen una estabilización del teletrabajo, a través de un modelo híbrido que lo combina con la presencialidad. Sin embargo, todavía falta un esfuerzo de digitalización y un cambio de cultura empresarial para que el empleo en remoto en España —donde las pymes representan el 99,8% del tejido empresarial— se implemente de una manera eficaz.
Periodo de aprendizaje
La pandemia de covid obligó a instaurar el teletrabajo de manera inmediata y los siguientes años han supuesto un periodo de aprendizaje. Como explica Patricia Tisner, directora del Máster Universitario Dirección y Gestión de RRHH de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), “este tiempo ha servido para que algunas empresas se hayan dado cuenta de qué es esto del teletrabajo, para que otras fueran perfeccionando un modelo en el que ya venían trabajando, y para que, como sociedad, entendiéramos que la cultura empresarial del presencialismo no estaba siendo la más productiva en algunos casos”.
Siempre teniendo en cuenta que no todos los empleos son susceptibles de realizarse en remoto, la conversión del modelo presencial al telemático ha traído beneficios para empresas y trabajadores. Según el Informe Situación Teletrabajo y Flexibilidad 2025, elaborado por la consultora Robert Walters para España, siete de cada 10 empleados considera que el desempeño de su trabajo ha mejorado gracias al teletrabajo. El mismo estudio revela que el modelo híbrido que combina dos días de teletrabajo y tres de presencial es el preferido por empresas y trabajadores. Estas cifras demuestran que el teletrabajo debe concebirse como parte de la estrategia empresarial, según Mila Pérez, profesora titular del departamento de Management en Deusto Business School. “No debería plantearse como un incentivo para el trabajador, es uno de los errores que se han cometido hasta ahora”, señala.
Sin embargo, existen ciertos retos para su correcta implementación como, por ejemplo, la confianza de las empresas hacia sus empleados, explica Guillermo Julio Sáez, responsable del departamento Talento, Compensación y Estudios de Mercado de Robert Walters. “Muchas empresas siguen mostrándose desconfiadas hacia el trabajo en remoto de sus empleados e imponen una presencialidad que no tiene ningún sentido, basada en el silencio, donde no se puedan relacionar entre ellos. Eso no es para nada productivo”, apunta Sáez. “De la misma forma, estás perdiendo una oportunidad magnífica para captar talento, es decir, personas de otras comunidades autónomas que no pueden trabajar presencial por el coste que supone trasladarse a vivir al lugar de la oficina”, añade.
Una nueva cultura
El afianzamiento de un modelo de teletrabajo productivo tiene que ir acompañado por un cambio en la cultura empresarial. “Y esto implica formar a los pequeños empresarios en su mentalidad sobre la presencialidad y cómo liderar en remoto”, señala Eva Rimbau, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
El informe de Robert Walters también apunta a la dificultad para gestionar telemáticamente, señalando a los problemas de comunicación, distanciamiento y problemas para evaluar el desempeño como los principales motivos. “Son cuestiones que se irán resolviendo con la digitalización. Muchas pymes no cuentan todavía con un plan para ello o, si ya lo están implementando, les falta tiempo para alcanzar cuotas de efectividad”, explica Rimbau, que también cree que hace falta un cambio legislativo. “La ley actual [Ley10/2021, de 9 de julio, de trabajo a distancia] incentiva el teletrabajo una vez a la semana, pero a la vez no obliga a las empresas a adecuar los puestos de trabajo en remoto de sus empleados si esta modalidad no se realiza más de un tercio de la semana laboral; y esta condición, con un día, no se cumple”, añade.
Para Patricia Tisner, los esfuerzos deben pasar también por los departamentos de Recursos Humanos de las empresas. “En el caso de que los tenga, su labor debe ser promover un tipo de empleados capaces de teletrabajar, hacer seguimiento para que no haya desconexión con la empresa y se cuide la posibilidad de promocionar”, apunta la experta de UNIR. En cualquier caso, y como resume Guillermo Sáez, para que el teletrabajo funcione y se consolide en una empresa, “debe crearse una política común para todos, directivos y trabajadores, que se enmarque dentro un proyecto estratégico que tenga sentido para el negocio”.
¿Teletrabajo o flexibilidad horaria?
Según el Informe Situación Teletrabajo y Flexibilidad 2025, de la consultora Robert Walters, el 80% de los trabajadores consultados aceptaría menor salario a cambio de mayor flexibilidad horaria o teletrabajo. Como apunta Mila Pérez, profesora titular del departamento de Management en Deusto Business School, no hay que confundir flexibilidad horaria con teletrabajo. “Son dos opciones distintas con un impacto diferente en el trabajador y, por lo tanto, no deberían contemplarse en las mismas políticas de empresa”, añade Pérez. Consultoras como Robert Walters trabajan para mostrar a las empresas como este tipo de modelos alternativos a la presencialidad rígida conlleva beneficios económicos. Como explica su responsable de Talento, Compensación y Estudios de Mercado, Guillermo Julio Sáez, “es una cuestión de no desperdiciar el talento, no perder la posibilidad de contratar a una persona de gran valor para tu empresa por la imposición de empezar la jornada a una hora determinada cuando puede que ese empleado necesite flexibilidad horaria o teletrabajo para conciliar. En la adaptación ganan todos”, concluye.