Cómo afecta el frío a perros y gatos (ellos también se resfrían)

Las bajas temperaturas pueden tener consecuencias no solo en sus vías respiratorias, también en su piel, su hidratación, nivel de energía o peso. Una alimentación adecuada y garantizar a canes y felinos un refugio cálido y seco son algunas de las formas de garantizar su salud en invierno

El frío baja las defensas y el cuerpo necesita más energía y nutrientes para protegerse. Por ello, en invierno, conviene dar a los perros y gatos ácidos grasos Omega 3.Westend61 (Getty Images)

El invierno supone un reto para el sistema inmunitario y, en el caso de los animales, no se trata de una excepción, sobre todo en el caso de los cachorros y de los más animales mayores, porque sus defensas no están a pleno rendimiento. Los perros están más expuestos al frío porque salen a pasear varias veces al día, pero los mininos, aunque normalmente no acceden al exterior, son también frioleros, aunque lo disimulan mejor que los canes. Como depredadores que son, a los gatos no les conviene mostrar sus debilidades con el fin de garantizar su supervivencia. “Se trata de animales de origen africano, que son hábiles buscando el calor y por eso se colocan en lugares como los electrodomésticos, la televisión o el ordenador”, afirma el veterinario clínico Andrés Santiago. “Los gatos, en general, resisten mejor el frío porque buscan refugios cálidos por instinto. Sin embargo, los que son callejeros tienen más riesgo de sufrir hipotermia”, aclara por su parte Juan Antonio Aguado, veterinario de la Clínica Montepríncipe (Madrid).

Hay razas de perro más frioleras que otras, sobre todo a partir de los ocho años. “Los animales medianos o grandes, como el pastor alemán o el Beagle, son más propensos a tener frío y a padecer problemas articulares, como la artrosis”, retoma Santiago. Por su parte, Aguado menciona cuáles son aquellas razas que son más resistentes a las bajas temperaturas: “Tienen doble capa de pelo y están adaptadas a climas fríos, como el Husky Siberiano, el Alaskan Malamute o el Samoyedo. Sin embargo, también pueden sufrir problemas articulares y deben estar protegidos de la humedad”. Este especialista habla de cuáles son los factores que influyen para determinar la sensación térmica del animal: “El tamaño, el tipo de pelaje, la edad y la salud general. Por ejemplo, los cachorros y animales muy jóvenes son más propensos a la hipotermia porque no han desarrollado completamente su capacidad para regular la temperatura corporal. Es la causa más habitual de mortalidad en los recién nacidos”.

La piel es la primera barrera contra las bajas temperaturas. “El frío baja las defensas y el cuerpo necesita más energía y nutrientes para protegerse. Por ello, en invierno, conviene dar a los perros y gatos ácidos grasos Omega 3, que están presentes en alimentos como el salmón, para reforzar la barrera cutánea”, aconseja Santiago. También destaca la importancia de añadir suplementos a la alimentación (como en formato aceites) o utilizar ropa específica en los paseos. “Los condroprotectores se añaden al plato de comida y tienen la función de proteger las articulaciones. En cuanto a la ropa de abrigo para los perros, también es importante usarla cuando las temperaturas bajan de los 15 grados. Estas prendas deben resultar cómodas y no limitar su movilidad”.

Este el veterinario clínico menciona también la importancia de mantener a los animales en un ambiente seco y cálido cuando hace frío para evitar que enfermen: “Es aconsejable que duerman sobre mantas o camas térmicas específicas para ellos, así como secarles bien tras el paseo si se han mojado con la lluvia o la nieve, y garantizarles un buen refugio cuando duermen en el exterior”. “El frío por sí mismo no ocasiona enfermedades infecciosas. Son los virus que se instauran los que desencadenan la enfermedad. Además, las bajas temperaturas provocan sequedad y vasoconstricción en las vías respiratorias, lo que dificulta el acceso y acción de las defensas”, aclara Aguado.

Los cachorros y animales muy jóvenes son más propensos a la hipotermia porque no han desarrollado completamente su capacidad para regular la temperatura corporal. Westend61 (Getty Images)

El frío puede ser la puerta de entrada para diversas afecciones típicas de la época invernal: “La hipotermia que provoca temblores, piel fría, letargo y disminución del ritmo de funciones vitales, como la respiración o el latido cardíaco. También pueden darse problemas respiratorios (tos de las perreras o neumonía), que provocan tos seca, secreción nasal, apatía y dificultad para respirar”, continúa Aguado. Otras dolencias agravadas por el frío tienen que ver con las articulaciones, como en el caso de la artritis. “Sus síntomas son rigidez, dificultad para moverse, cojera y menor actividad. Son más habituales en perros y gatos mayores, a partir de los 10 años”, señala el veterinario.

La piel de los animales también puede verse afectada por las bajas temperaturas. Es lo que se conoce como dermatitis por frío. “Se produce por el contacto con superficies frías o húmedas (nieve). El animal tendrá grietas, enrojecimiento o descamación en la piel y suele producirse en las almohadillas de las patas, por lo que conviene aplicar cremas protectoras en la zona y secar bien después de salir”, continúa el experto. Aguado también advierte sobre el mayor riesgo de deshidratación con estas temperaturas: “En invierno, los animales pueden beber menos agua, al tener menor sensación de calor. Esto puede provocar que la piel pierda elasticidad, las encías se resequen y haya sensación de letargo, sobre todo en el caso de los animales mayores o enfermos”, señala. Todo ello sin olvidar que temporada invernal puede provocar una disminución de la energía y cambios en el peso. “Algunos animales reducen su actividad, por lo que pueden coger unos kilos. Sin embargo, otros pueden necesitar aumentar las calorías para mantener mejor su temperatura corporal, como los que tienen menos pelo”, concluye Aguado.

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