Consejos para cuidar las plantas cuando viene el calor: sombra, altura y buen riego
El aporte de agua y cómo se aplique es el mayor factor para tener éxito en verano con la vegetación. Otras medidas que aportan un poco de alivio de las altas temperaturas a flores y hojas son elevar las macetas del suelo o plantar especies colgantes que sombreen por sí mismas
Parece que el verano se hace fuerte. Ya muestra su fiereza en gran parte del territorio, aunque todavía hay regiones con días frescos, añorados refugios climáticos para algunos. Las plantas también sufren estos calores de julio y de agosto, y se las puede ayudar a sobrellevarlo aún mejor. Tan solo hay que tener en cuenta algunas medidas para paliar las altas temperaturas a estos seres vivos. Sobre todo, a aquellas plantas que crecen en las macetas de balcones y terrazas.
Un primer recurso sería hacer lo mismo que haría cualquiera que anduviera por una calle soleada: buscar la sombra allá donde esté. Con las plantas no se podrán mover sus macetas de un lado para otro, pero sí que es posible bajar el toldo en las horas donde el sol pegue más fuerte. Como no todo el mundo tiene instalado uno, otra alternativa es la de sombrear la pared externa de la maceta. Se puede conseguir con una malla de brezo o de mimbre cortada a medida, quizás con un saco de tela de yute. Otra opción es la de cubrir con esas mismas mallas los barrotes metálicos de la barandilla de la terraza. La malla deberá sombrear a las macetas, no a las plantas, cortando a la altura conveniente para no quitar luz a las hojas de los vegetales.
Si no se quiere recurrir a las mallas, siempre queda la posibilidad de plantar especies colgantes que sombreen por sí mismas la pared de la maceta. Esta primera avanzadilla de hojas y tallos será la que reciba todo el impacto del sol. Un grupo de plantas excelente para conseguir este efecto es el de las plantas suculentas: Sedum palmeri, Graptopetalum paraguayense, Senecio ‘Ruby Necklace’, Delosperma cooperi, Mesembryanthemum ‘Red Apple’… La gama es infinita dentro de este maravilloso mundo de las suculentas.
Tanto las mallas, como aquellas especies colgantes, conseguirán el mismo efecto de bajar la temperatura en el sustrato y en las raíces de las otras plantas que vivan en el macetón. En aquellos ejemplares que viven en macetas soleadas, la temperatura que alcanza el sustrato es, literalmente, infernal. Eso imposibilita que la planta se desarrolle a conveniencia, y las raíces se cuecen en su propio jugo. Igualmente, está la técnica de crear isletas con varios tiestos de distinto tamaño, para crear un rincón más protegido frente al sol. Juntas, todas esas plantas también producen un ligero microclima para sus hojas, que se encontrarán más frescas en tan buena compañía.
Otra medida que aporta un poco de alivio al calor es la de elevar las macetas de aquellos suelos que sean excesivamente reverberantes. Cuando el suelo de la terraza se pone a mil grados, algo que ayuda a que no todo ese calor pase a la maceta es la de colocar unos trozos de ladrillo roto bajo cada una. Es solo lo justo para separar un centímetro la base del contenedor de la superficie del pavimento. Incluso, para las macetas más grandes se suelen vender unos pies de terracota para este propósito, algo que mejora también su drenaje, al estar sobreelevadas.
Al igual que se hace en los jardines en plena tierra, también se puede acolchar en los jardines en maceta. El acolchado consiste en aplicar una capa de un material, orgánico o inorgánico, sobre el sustrato. Eso evita un exceso de evaporación y un descenso de la temperatura, al no incidir el sol en la tierra. Quizás el acolchado orgánico más utilizado para las macetas sea la corteza de pino triturada de granulometría pequeña, mientras que en los inorgánicos hay una preferencia por gravas y por arena de río. Esta última es una solución genial, porque rompe muy bien la capilaridad del agua en el sustrato, consiguiendo aún menor evaporación que otros acolchados. Como se ha comentado, el sol no incidirá sobre el sustrato, en el caso de que la planta sea menos densa y no sombree sus propias raíces.
Si en alguna de las macetas hay una desecación excesiva del sustrato, es probable que este se haya deshidratado hasta tal punto que se haya comprimido. Entre la pared de la maceta y el sustrato habrá una grieta, por donde se escurre el agua al regar. La solución sencilla es la de romper con el mismo dedo ese borde del sustrato y removerlo, para cubrir la llaga y evitar que se pierda el agua sin provecho. Cuando la maceta es pequeña y manejable, y preferiblemente de plástico, se mete toda ella en un barreño con agua durante un cuarto de hora o hasta que se vea hidratada la superficie del sustrato. Con este riego por inmersión se humecta de nuevo perfectamente todo el sustrato.
Pero, a fin de cuentas, es el riego y cómo se aplique el mayor factor para tener éxito en el verano con las plantas. Cuando la planta tiene suficiente agua, puede transpirar con normalidad. Esa pérdida de vapor de agua a través de los estomas —unas minúsculas aperturas en la epidermis de las plantas—, contribuye a la refrigeración de cada hoja, descendiendo su temperatura. El sistema más cómodo sería utilizar un riego automático, para no faltar a la cita con el agua cada día, a la misma hora y con la misma dosis. Aunque este sea el método elegido, siempre es conveniente regar con la manguera al menos una vez por semana, para hidratar la totalidad del sustrato, y no solo allí donde haya un gotero liberando agua. Sin embargo, no todos los balcones ni terrazas tienen una cómoda toma de agua fuera, por desgracia. Ahora bien, lo que sí es perfecto —tanto si se dispone de riego automático o se hace manual con regadera o manguera—, es regar a primera hora de la mañana, para que las plantas tengan desde ese momento el agua disponible. Cuando se aplica un único riego al atardecer de estos días tórridos, una parte de esa agua se evaporará irremisiblemente, porque por la noche la planta no realiza la fotosíntesis, transpira menos y no necesita tanta cantidad de agua como durante el día.
Si los días son muy calurosos, se puede dar un segundo riego más corto por la tarde, cuando todavía queden unas horas para que anochezca. No obstante, cuando hay plantas a las que les dura poco el riego, y enseguida se mustian a las pocas horas, quizás haya que pensar en un trasplante. Una maceta de más tamaño asegura una mayor reserva de agua. Si se tienen unos cuantos tiestos pequeños es perfecto agrupar esas plantas en un macetón —siempre que tengan unas condiciones de cultivo similares y juntas produzcan un efecto atractivo—, para crear un jardín en maceta que retenga más agua. Las plantas lo agradecerán, sin duda.
Por último, hay que recordar que, en general, un abonado orgánico bajo en nitrógeno y rico en fósforo y potasio hará que las plantas sean más resistentes a situaciones de estrés, como las altas temperaturas. Y la observación, como todo en esta vida, hará que seamos más conscientes de lo que hacemos bien y de lo que hacemos mal, también en estas olas de calor que se avecinan. Pero, con plantas, se aguantan mejor.