¿No te gusta tu cumpleaños? Hay varias razones que lo explican
Las redes sociales, los propósitos no alcanzados o ser el centro de atención son algunas de las causas que pueden modificar el estado de ánimo en un día que en el que la sociedad impone a los cumpleañeros estar alegres. Saber cómo y con quién pasar ese día puede ser clave
Enfado, frustración, irritabilidad, ansiedad, tristeza… Estos no parecen estados de ánimo asociados a una fecha de naturaleza festiva y, sin embargo, el día de nuestro cumpleaños puede generar una o todas estas emociones al mismo tiempo. Difícil de sobrellevar si se tiene en cuenta que durante esas 24 horas el entorno espera de nosotros la máxima felicidad. Y es muy probable que ni familia ni amigos entiendan que lo único que deseas es que esa...
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Enfado, frustración, irritabilidad, ansiedad, tristeza… Estos no parecen estados de ánimo asociados a una fecha de naturaleza festiva y, sin embargo, el día de nuestro cumpleaños puede generar una o todas estas emociones al mismo tiempo. Difícil de sobrellevar si se tiene en cuenta que durante esas 24 horas el entorno espera de nosotros la máxima felicidad. Y es muy probable que ni familia ni amigos entiendan que lo único que deseas es que esa fecha pase lo antes posible para disfrutar de 364 días de descanso emocional. Esta situación no es tan rara como puede parecer. Sentirse mal a pesar de los regalos, las fiestas, las llamadas, mensajes o las tartas es mucho más común de lo que se cree, y puede deberse a varios motivos.
Un día instagrameable
Si un cumpleaños ya tenía las expectativas muy altas —desde la infancia se asocia a un día de felicidad que se espera con ansia—, las redes sociales lo han elevado a un imposible. Y, como casi todos los momentos perfectos que nuestro algoritmo de Instagram nos regala, este también nos genera frustración. “El impacto que están teniendo las redes sociales en las personas está marcando nuevas formas de divertimiento, pero también de sufrimiento”, explican a EL PAÍS a través de email Cecilia Martín y Marina García, codirectoras del Instituto de Psicología Psicode en Madrid y Alicante. “En las redes sociales hay una magnificación de las emociones positivas y existe una comparativa constante. La llegada del cumpleaños puede ser estresante para los que se propongan celebrarlo como aquellas personas a las que siguen en redes y no dispongan de los mismos recursos”.
No se trata solo de que el cumpleaños sea o no como el de la influencer a la que seguimos, sino sobre todo de no encontrar momentos instagrameables para subir al perfil. “Para algunas personas, el cumpleaños es un día para demostrar al resto que se lo están pasando bien, haciendo un informe detallado en las redes sociales. Están más hacia fuera que hacia dentro. La valoración final del día del cumpleaños se hace no por lo experimentado, sino en función de si la gente ha dado Me gusta y ha compartido historias con su celebración. Esto conlleva que su bienestar dependa de las acciones que hagan los demás y no tanto de ellos mismos”, añaden las fundadoras del centro psicológico, nacido en 2006. Y así cuantos más likes, más me gustará este día.
Cuando ser el centro de atención es una tortura
El personaje de Severus Snape entra en el comedor del colegio Hogwarts con cara de pocos amigos y mueve una varita mágica con la que cierra todas las ventanas a su paso. Es una escena de Harry Potter que se ha viralizado con la frase: “Yo, cuando llego a casa después de socializar todo el día”. Este es uno de los muchos memes sobre personalidades introvertidas que circulan por las redes sociales y que demuestran que para ellas las reuniones multitudinarias pueden ser una fuente de estrés, ansiedad y, sobre todo, mucho cansancio. Así que, ¿por qué querrían celebrar su cumpleaños con una fiesta? “Para aquellas personas que tienen ansiedad social, o son muy vergonzosas, el día de su cumpleaños se convierte en una situación muy estresante, pues no les gusta ser el centro de atención y que la gente esté pendiente de ellos. Es por ello que no suelen decir que es su aniversario y mucho menos realizar una celebración”, añaden las responsables del Instituto de Psicología Psicode.
Propósitos que no se han cumplido
Crisis en los 30, en los 40, en los 50… Cumplir años y, sobre todo, cambiar de década, supone un trago difícil de digerir para algunas personas, bien por la nostalgia del tiempo pasado —desear ser joven de nuevo o sentir que no se aprovechó lo suficiente esa etapa—, o bien por la frustración que deja un futuro que no es el esperado. “Para muchos supone replantearse y reflexionar en qué punto de su vida están. Además, sirve para marcarse nuevos objetivos y reevaluar si han conseguido los propuestos. Para aquellas personas que se habían propuesto un proyecto en determinada etapa de su vida, no haberlo conseguido puede ser un recordatorio de propósito frustrado, que hace que nuble el disfrute de tan señalado día”.
Echar de menos
Parece que en Navidad está más normalizado que alguien pueda sentir tristeza, pero la situación podría ser la misma en el cumpleaños. Cuando llegan fechas señaladas, uno puede no sentirse bien si no puede compartirlas con la gente a la que quiere. “Por circunstancias de la vida, hay personas que están fuera en otros países, tienen a sus amigos o familiares lejos, y conectar con la soledad el día de su cumpleaños también puede ser algo que entristece. Es por ello que preferirían que ese día no existiera en el calendario”. Y es todavía peor cuando se ha perdido a un familiar o a un amigo: “El dolor de la pérdida es totalmente incompatible con una celebración. La melancolía de cumpleaños pasados al lado de ese familiar querido impide poder estar alegre por el nuevo año”, añaden Cecilia Martín y Marina García .
Los años que no sientan bien
Además de la parte emocional, cumplir años tiene mucho que ver con el aspecto físico. No es un asunto superficial, envejecer no trata únicamente de un cambio en el cuerpo y en la piel, sino también de dolencias o limitaciones que puede costar asimilar, sobre todo porque sabemos que nos llevan a un final: “El día del cumpleaños, ya sea a nivel consciente o inconsciente, puede ser como una especie de señal que actúa a modo de despertador y avisa de que la vida es finita y que los años pasan”. Y claro, no todo el mundo se lo toma como una invitación para disfrutar de lo que queda. “Hay muchas personas a las que les produce mucho sufrimiento aceptar el envejecimiento, o bien ser conscientes de que se acerca cada vez más el final de la vida. Por esa razón cumplir un año más supone para ellos una fecha para evitar en lugar de celebrar”, advierten las expertas.
Cómo pasar ese día un poco mejor
Llegados a este punto, puede que el lector siga sin identificar por qué se siente mal en su cumpleaños. O, a lo mejor, lo tiene claro, pero no puede luchar contra ese cóctel de sentimientos. En ambos casos, lo mejor es no querer complacer a los demás y escucharse a uno mismo: “Lo más importante es comunicarnos con nosotros mismos, saber lo que nos apetece, y no dejarnos llevar por lo que los demás hacen. Olvidarnos de comparaciones y tendencias sociales. La clave es poner el foco en nosotros”, recomiendan las psicólogas. Y para ello, días antes, proponen hacerse estas dos preguntas:
- ¿Cómo me gustaría pasar mi cumpleaños? “Valora diferentes opciones, es importante que tengas un plan B, por si el primero no sale. Ser flexible es la clave. Sé realista, no crees un cumpleaños ideal que sea inalcanzable, solo te traerá frustración”.
- ¿Con qué personas de mi entorno quiero estar? “Planifícalo con antelación, para que las personas que son importantes para ti puedan acudir y no tengan otro plan ya cerrado. Si lo que te gusta es estar solo, puedes diseñarte un día a tu medida, haciendo lo que más te gusta, comiendo tu comida preferida e incluso autorregalándote un capricho”.
Y, lo más importante: comunícate con tu entorno para que, aunque no lo entiendan —cada persona percibe el mundo en función de sus experiencias y creencias, y la realidad que uno percibe no es la misma para todos—, puedan ayudarte a vivir un cumpleaños más amable. No son necesarias muchas explicaciones: “Podemos cerrar la conversación diciendo que el respeto y la empatía son los mejores regalos que nos pueden hacer en este día”.